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Empresarios ebrenses lamentan que el Procicat mantenga la restricción de la movilidad comarcal: «Estamos decepcionados»

El sector enoturístico del Priorat afirma que se encuentran al «límite» y reclama que se apliquen medidas como a la Comunidad Valenciana

El copropietario del restaurante Botànic de Tortosa preparando las mesas antes de la reobertura del mediodía.

Empresarios ebrenses lamentan que el Procicat mantenga la restricción de la movilidad comarcal: «Estamos decepcionados»

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L'Associació d'Empresaris de les Comarques de l'Ebre (AECE) lamenta que el Procicat haya mantenido la mayoría de las restricciones una semana más. Los empresarios pedían con urgencia que las cuatro comarcas se convirtieran en una unidad comarcal para permitir la movilidad por toda la región, tal como pasa con el Alt Urgell y Andorra. «Estamos decepcionados; entendemos que en Barcelona se tengan que mantener las restricciones, pero aquí no tienen sentido», argumenta a la ACN la presidenta del AECE Maria José Fernández. La decepción, indignación y resignación también se extiende entre los empresarios del Priorat que denuncian que se encuentran en una situación «límite» y proponen que el Govern siga las medidas implementadas en la Comunidad Valenciana.

Los empresarios ebrenses como los del Priorat se quejan de que el Govern no haya escuchado sus demandas a la hora de flexibilizar las restricciones. Este viernes el Procicat prolongó siete días más la mayoría de las medidas, como el mantenimiento de los horarios de la restauración o la limitación de la movilidad en el ámbito comarcal, y sólo ha permitido reanudar las actividades extraescolares y de ocio de los más pequeños.

«El Govern no nos ha escuchado, hemos visto las disputas internas entre ellos y eso nos ha dolido mucho en todos», lamenta el presidente de Priorat Enoturisme Roger Felip. Asimismo, destaca, que sin movilidad no hay turismo y de rebote enoturismo y denuncia que con el mantenimiento de la limitación comarcal no se les permite recibir visitantes de comarcas vecinas. «¿Nos vemos agravados, somos ciudadanos de segunda o que está pasando?» Se pregunta Felip.

En la misma línea, se han manifestado desde el AECE que recuerdan que el Baix Ebre tiene 78.011 habitantes, el Montsià 68.263, la Ribera de Ebro 21.870 habitantes y la Terra Alta 11.430 habitantes. Este volumen, dice Fernández, no se puede comparar a los más de 2,3 millones del Barcelonès, los más de 900.000 del Vallès Occidental, más de 800.000 del Baix Llobregat y los más de 450.000 habitantes del Maresme.

Aunque los empresarios respetan las decisiones del Procicat, consideran que se encuentran en una situación «límite». «Desde el punto de vista económico y empresarial no son buenas noticias. Estamos pidiendo que se aligeren las medidas, sobre todo en restaurantes y turismo, no son los culpables de lo que está pasando», señala la presidenta del AECE.

Según datos de Priorat Enoturisme, que representa un tercio de los establecimientos de esta comarca, a causa de la pandemia el 20% de los establecimientos no están operativos, los alojamientos hoteleros están muy cerrados y entre un 20 o 30% de los restaurantes también han bajado la persiana. Con respecto a las bodegas, desde la entidad explican que no tienen visitas y que se están dedicando a la producción. La situación es muy similar a los molinos de aceite y a las vinaterías de la zona.

Por esta razón, el presidente de Priorat Enoturisme pide que el Govern implemente otros modelos. «Una opción sería el de la comunidad valenciana, donde se ha restringido la movilidad a las poblaciones mayores y el resto de territorio hay una cierta movilidad», añade Felip. Aparte, desde el AECE piden más ayudas directas para dar oxígeno al sector empresarial. Además, Fernández confía en que las restricciones se flexibilicen en las próximas semanas.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Hostelería de les Terres de l'Ebre, Juani Piñana, espera que a partir del mes de marzo la situación epidemiológica mejore y permita la flexibilización de los horarios de la restauración y de la movilidad. «No te queda más remedio, por una semana pensamientos aguantamos, ya llevamos casi un año así», dice. Ahora, la restauradora se encomienda a la Semana Santa: «No nos queda nada más que resignarnos y aguantar, a partir del 1 de marzo esperamos empezar con una nueva normalidad, un poco más flexible y trabajar de cara Semana Santa con las opciones más favorables», cierra.

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