Jóvenes ebrenses piden que se les deje de culpar de la propagación de la covid
Salut, Educació y Joventut coordinan un proyecto que analiza el impacto de la pandemia en la salud mental de la juventud
Culpaday estigmatizada, sobre todo durante la segunda ola, la juventud ha tomado la palabra en este proyecto para desmontar tópicos. «Las medidas de prevención ni las cumplían todos los jóvenes ni todos los adultos que tenemos más argumento para entenderlas. Tenemos que vigilar porque la juventud y la adolescencia vive unos momentos drásticos y nos tiene que preocupar su salud emocional en un momento en que inician su proyecto de vida y empiezan a proyectar los estadios previos para llegar a la vida adulta», ha apuntado Perelló.
La alumna de Esardi, Anna Pellicer, en nombre de sus compañeros, ha defendido el mensaje que transmiten los vídeos que han elaborado. «Esta pandemia ha marcado un antes y un después en la vida de todos y los jóvenes nos hemos sentido en segundo plano, apartados y marginados. Damos un grito a la sociedad y para transmitir nuestros sentimientos, muchas veces infravalorados», ha denunciado Pellicer. Con un mensaje «de solidaridad y esperanza», han pedido que no se culpabilice a nadie de la situación pandémica. «Muchas veces hemos sentido agobio, tristeza y desesperación y la sensación de perder la juventud, que el tiempo no para, y estamos perdiendo la mejor época de nuestra vida», ha explicado la estudiante. Con una crítica clara hacia los «comportamientos incívicos», también han reclamado que no se los juzgue «a todos por igual» como tampoco han hecho ellos.
Desde el servicio de Vigilancia Epidemiológica, Cinta Daufí, ha remarcado que el proyecto interdepartamental constató que el colectivo se sentía estigmatizado y culpabilizado, pero a la vez durante la segunda ola, la infección entre el colectivo había aumentado. Se determinó también que los mensajes oficiales no iban dirigidos a los jóvenes ni llegaban a través de los canales de comunicación que más utilizan. «Todos hablábamos de los jóvenes, pero ellos raramente eran protagonistas de los temas que les afectan. ¿Ellos qué dicen y qué piensan?», se plantearon.
Los institutos y centros educativos se han convertido, desde septiembre, en uno de los pocos espacios de socialización entre iguales de los cuales disponen, y el confinamiento puso de relieve que las redes sociales no suplían del todo estas necesidades. Desde los centros de secundaria se está detectando «la factura» psicológica de la covid entre este segmento de población y se ha reforzado los programas de intervención de salud y juventud. Pendientes de completar los datos oficiales cuando acabe el curso, Daufí ha reconocido que el impacto de las restricciones sobre la salud mental de jóvenes y adolescentes «es importantísimo». Los directores de los centros de secundaria, que firman las peticiones para derivar a los alumnos a los recursos pedagógicos y psicológicos, transmiten a los departamentos que la demanda ha aumentado.