Medio Natural
Amposta reordena los accesos y usos de la playa de Eucaliptus pero no hará pagar los coches para entrar
El consistorio delimitará espacios con cuerdas y destinará dos agentes cívicos para controlar la masificación del espacio
«Posiblemente todos hemos sido un poco laxas pero ahora toca poner las cosas negro sobre blanco y hablar con quien|quién tiene las competencias, coordinar cuerpos de seguridad y poner un poco de orden,» ha reconocido el alcalde de Amposta, Adam Tomàs, a quien ha reconocido la necesidad, desde hace tiempo, aplicar efectivamente la regulación. Una decisión que el alud de visitantes a raíz de la pandemia de la covid-19 ha acabado precipitando.
La cuestión de las autocaravanas será objeto de una especial atención. Se contabilizaron más de 160 pernoctando en la playa el pasado 3 de abril, una práctica que, sobre el papel, ya no está autorizada. Tomàs insiste sobre la importancia, a partir de este momento, en dar a conocer y hacer cumplir la normativa, recordando que ya existen en la zona campings y espacios municipales habilidades con este objetivo.
También la del acceso: la idea del Ayuntamiento es organizar un circuito de entrada y salida para concentrar los flujos desde los múltiples caminos actuales. Se delimitarán espacios para poder dejar los coches con palos y cuerdas. «Que no todo se valga y la gente pueda dejar los coches en áreas delimitadas y que no todo el mundo pueda dejar el coche en primera fila. Que haya un poco de regulación», ha apuntado a Tomàs. Según ha clarificado, no se trata de crear «burbujas» específicas de aparcamiento y se permitirá estacionar a lo largo de los viales de forma ordenada. «Pero a la playa se tendrá que ir andando, precisa.
Los resultados de esta prueba pelota permitirán también que el Ayuntamiento pueda evaluar, pasado un tiempo, el efecto de la regulación antes de tomar decisiones sobre nuevas medidas, como la imposición de tasas de acceso. Tomàs apunta, en este sentido, que habrá que ver también las repercusiones que pueda tener también la imposición de una tasa de entrada en el Trabucador, ante la posibilidad de que podrían acabar desviando a más visitantes hacia la zona de Eucaliptus.