Diari Més

Municipal

La población de Santa Bàrbara se pronuncia el domingo sobre la planta de compostaje de estiércol

Grupos vecinales y ecologistas alertan de los efectos sobre los acuíferos y su posible conversión en una incineradora

Plano general de los terrenos donde se proyecta la planta de compostaje.

Los promotores de la planta de compostaje no convencen la plataforma vecinal de Santa BàrbaraACN

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Los vecinos mayores de dieciséis años y empadronados en Santa Bàrbara (Montsià) están llamados el domingo a pronunciarse sobre la instalación de una planta de compostaje de estiércol ganadero en el término municipal. Un proyecto que ha levantado una fuerte polémica en este municipio de la planta interior del Montsià ante los efectos que tendría sobre los acuíferos de la zona, según denuncian entidades vecinales y ecologistas.

A pesar de ser conscientes de la dificultad para el Ayuntamiento de frenar administrativamente el proyecto en caso de ganar el no, piden que se tengan en cuenta los motivos de rechazo. Temen también que la empresa promotora pueda acabar impulsando una planta de generación energía eléctrica a partir del estiércol, tal como consta en su razón social.

Promovida por la empresa Ecompost de l'Ebre, con vinculaciones societarias con mataderos como Padesa, la planta prevé tratar 25.000 toneladas anuales de gallinaza para convertirlas en compuesto orgánico comercializable para la agricultura ecológica. El domingo, el Ayuntamiento –que conocía el proyecto desde 2019 pero no lo dio a conocer públicamente hasta hace poco- ha convocado una consulta popular ante el malestar que ha causado.

Después de presentar 681 alegaciones en contra del proyecto ante el consistorio, los vecinos que se oponen, han creado la asociación Amesaba para defender de forma más efectiva sus planteamientos. Su portavoz, Enric Lange, ha hecho un llamamiento a la participación pero admite que la victoria del no difícilmente supondrá que el consistorio frene administrativamente un proyecto que se encuentra en estos momentos pendiente de la autorización de la Ponencia Ambiental del Consell Comarcal del Montsià.

Sin embargo, avanza que llevarán el caso al Síndic de Greuges y que el posicionamiento contrario del vecindario tiene que servir para lanzar un mensaje hacia administraciones y empresas ante posibles instalaciones futuras en una zona que, consideran, ya ha cumplido su cuota de instalaciones de gestión ambiental, como el vertedero próximo del Mas de Barberans.

El movimiento vecinal en contra de la instalación asume «la protección del acuífero» como el gran objetivo. «No estamos en contra de la planta de compostaje, pero en la plana del Montsià no es el lugar más acertado y se tendría que cambiar», apunta el portavoz de la nueva entidad, Enric Lange. Recuerdan que con el acuífero más superficial fuertemente afecta nitratos, el acuífero más profundo de la Galera, que se extiende por unos 350 kilómetros cuadrados por debajo de la plana, no tiene garantizada su salubridad. Especialmente, en los casos que la planta de tratamiento de estiércol –que ocupa cerca de de hectáreas- tuviera que gestionar las grandes venidas de agua fruto de fuertes precipitaciones que puntualmente se dan en la zona donde se sitúa.

En este aspecto coincide también el grupo ecologista GEPEC, en que junto con la Plataforma Salvem lo Montsià dan apoyo a las reivindicaciones de los vecinos del pueblo. «Se tendría que poner en el polígono industrial. Creemos que no se puede hacer una planta así sobre un acuífero sin tener todas las garantías, según dicen el informes», ha indicado el portavoz de la entidad en las Terres de l'Ebre, Ximo Estellé.

Los ecologistas, que reclaman poder acceder a la información del proyecto para presentar sus alegaciones, argumentan también que la planta impactaría sobre una de las planas cultivadas mejor conservadas del territorio y que funciona como conector ecológico para especies protegidas como el águila perdicera.

Los vecinos, además, ponen en duda que los promotores limiten la planta a la capacidad prevista, después de haberla reducido a 25.000 toneladas de estiércol respecto de las 40.000 previstas inicialmente. Lange, además, teme que su puesta en marcha pueda acabar derivando en la instalación de una planta de valorización de estiércol para producción eléctrica, tal como consta en la razón social de la promotora Ecompost de l'Ebre en su inscripción en el Registro Mercantil. Uno de los socios, además, formó parte de una empresa que promovía una planta de este tipo en el municipio de Sant Rafel del Riu, en la vecina comarca del Bajo Maestrazgo. «Las incineradoras necesitan agua y que esté situada al lado del canal Xerta-Sénia no es casualidad. También la proximidad del vertedero del Mas», apunta.

La empresa niega la incineración

El ingeniero agrónomo Josep Ramon Sáinz, asesor del proyecto, ha negado tajantemente que la voluntad de los promotores sea otra diferente que la de poner en marcha una planta para tratar el estiércol de gallinaza y convertirlos en compuesto orgánico «de alta calidad». «Son dos tipos de tratamiento opuestos», reitera. La idea final del proyecto, abunda, es comercializar compuesto para cultivo ecológico a los agricultores de la zona donde actualmente, asegura, no existe ninguna empresa que ofrezca estos abonos , cuyo precio se encarece considerablemente por| transporte. «En el Delta del Ebro no hay», sostiene.

Según el ingeniero, las instalaciones se han ubicado en la planta interior del Montsià para aprovechar la importante presencia de granjas avícolas en la zona y no sólo para procesar las deyecciones de las granjas propias. Eso, añade, ayudaría a dar cumplimiento a las normativas europeas que cada vez más limitan la aplicación directa de estiércol en los campos para evitar, precisamente, la contaminación de acuíferos.

La planta no sólo trabajaría con estiércol de aves, sino que se mezclaría para crear el compuesto con otros subproductos agrícolas –por fermentación aeróbica- como la paja, residuos de poda, astilla, las oliasses de las cooperativas o barros de depuradoras de residuos alimentarios. No se admitirían purines de cerdo o barros provenientes de residuos industriales o urbanos. Según Sáinz, la planta dispondrá de balsas de recogida de lluvia y lixiviados.

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