Sociedad
Primer sábado de pago en el Trabucador: «Es lógico pagar, pero el precio es una barbaridad»
Opiniones contrapuestas entre los bañistas ante la nueva regulación que quiere preservar el Parque Natural del Delta
División de opiniones entre los bañistas de la playa del Trabucador en el primer fin de semana de regulación del acceso en este paraje natural. Muchos consideran acertada la medida mientras que otros opinan que se trata de una acción recaudatoria. «Es lógico pagar, pero el precio es una barbaridad», ha afirmado Fernando, uno de los conductores. Ante la masificación vivida en el delta del Ebro el verano pasado, el Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita ha puesto en marcha una prueba piloto que establece que los conductores tienen que pagar para aparcar en las 700 plazas habilitadas en las tres áreas autorizadas.
También se prohíbe pernoctar en este espacio. La nueva regulación entró en funcionamiento este jueves y se mantendrá hasta el 31 de agosto.
Hasta las doce de este sábado al mediodía, ya habían accedido más de un centenar de vehículos a la playa del Trabucador. Con las dos barreras levantadas, un agente cívico de la Ràpita ha parado los conductores para explicar la nueva regulación. Acto seguido, los visitantes han aparcado momentáneamente delante de la caseta para pagar con tarjeta de crédito o a través del móvil y, así poder acceder en este paraje del delta.
El Ayuntamiento de la Ràpita ha delimitado tres zonas de aparcamiento regulado en el tramo de los primeros dos kilómetros de la barra del Trabucador y ha habilitado 700 plazas, de las cuales unas 650 son para turismos, 50 para autocaravanas y 30 para motocicletas. Una vez se hayan ocupado todas las plazas, se cerrará la entrada en nuevos vehículos hasta que se liberen. La regulación de este espacio se plantea inicialmente como una prueba piloto y servirá para definir una fórmula estable en el futuro.
Entró en funcionamiento jueves cuando aparcaron 125 vehículos. Al día siguiente la cifra fue similar, según datos de los trabajadores de la Ràpita. «La valoración es positiva, hay cosas para mejorar, muchos les parece muy bien la medida, pero siempre hay gente descontenta; intentaremos que a la larga todo el mundo entienda la medida», ha valorado a la concejala de Gobernación del Ayuntamiento de la Ràpita, Conxi Vizcarro.
Según Cati Zuñiga, una trabajadora del control de acceso, la mayoría de los bañistas encuentran acertada la regulación del espacio. Ahora bien, asegura que hay visitantes que critican a los cuales se tenga que pagar y dice que se quejan sobre la asignación de las plazas de aparcamiento o por el cobro con tarjeta. Con respecto a las tarifas, los turismos tienen que abonar una tasa de cinco euros, ocho las autocaravanas y tres las motocicletas. Con todo, están exentos los ciclistas, peatones y vecinos que paguen el impuesto de circulación municipal en Sant Carles de la Ràpita.
Partidarios y detractores de la regulación
Alfons Romero, de Barcelona, es la primera vez que pisa el Trabucador. Él ha venido a pasar el día con sus nietos, después de que su nieta viniera hace unos días de colonias con el instituto. Opina que el precio es correcto y que es necesaria la medida. «Me parece perfecto, es la manera de conservar estos espacios naturales, así los podemos disfrutar todos, de manera racional y coherente,» ha dicho.
Comparten opinión Dolors y Yolanda, que consideran que los ciudadanos han perdido el norte después de este año de pandemia. «Tenemos que cuidar el medio ambiente, desde que finalizó el confinamiento la gente no cuida el espacio; se tiene que limitar un poquito el acceso porque si no lo destrozaríamos todo», han opinado.
En cambio, bien diferente piensa Rafael Poy que desde hace muchos años se baña en la playa del Trabucador. No estoy en contra del pago sino del oportunismo; lo encuentro injusto, caravanas para entrar, sólo puedes pagar con tarjeta, al fin y al cabo ha sido muy improvisado y hecho deprisa y corriendo», ha lamentado.
En el mismo sentido, ha posicionado el Ángel Blanco que califica la regulación «de horrible», ya que, dice, se trata de un espacio público. «Eso sólo pasa aquí, vienes a conocer un lugar tan bonito y se tiene que pagar, es peor que las iglesias,» ha exclamado.
Aparte de la obligatoriedad de pagar para aparcar, también se ha establecido la prohibición de estacionar fuera de los espacios delimitados con palos, cuerdas y señales para preservar las especies de fauna y vegetales. Agentes cívicos y de la policía local vigilarán la zona y se encargarán, al final de la jornada, de garantizar que todo el mundo lo abandona porque también se ha prohibido pernoctar en este entorno natural.
Fernando, que viene de Valencia en autocaravana a pasar el fin de semana con sus sobrinos de Pamplona, no era conocedor de la nueva normativa. En su caso querían pernoctar en el Trabucador. «Tendremos que dar la vuelta, sólo pasaremos la mañana», ha comentado.
La instalación del control de acceso ha costado 225.000 euros
La instalación de las barreras –que se alimentan con placas fotovoltaicas- y todo el sistema de control de acceso ha supuesto un coste de 225.000 euros para el Ayuntamiento de la Ràpita. Según explicó a su alcalde, Josep Caparrós, los recursos obtenidos del pago para entrar y aparcar ayudarán a recuperar esta inversión.
La propuesta cuenta con el visto bueno del parque natural del delta del Ebro, que ha participado activamente en la definición de la regulación. La prueba piloto se despliega también con la colaboración del Servicio del Litoral del Departamento de Territorio y Sostenibilidad y de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar del Ministerio para la Transición Ecológica.