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La liberalización de las autopistas acaba con décadas de colas a los peajes y movimiento vecinal por|para la gratuidad

Vecinos del Ebre guardan la primera barrera de peaje retirada en 2020 en L'Aldea

Plano abierto del activista por la liberación de la AP-7, Llorenç Navarro, con una de las barreras al antiguo peaje de L'Aldea.

La liberalización de las autopistas acaba con décadas de colas a los peajes y movimiento vecinal por|para la gratuidadACN

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El grueso de los peajes en Cataluña desaparecerá en pocos días después de décadas de barreras y colas para coger tickets y pagar. Movimientos vecinales por todo el país han reclamado durante años la gratuidad de la autopista, que ahora llegará por el final de las concesiones. Abertis se marchará con todo lo que ha cobrado en estos años y un mínimo de unos 1.291 millones de euros de una indemnización pactada con el PP por las obras en los tramos gerundenses y tarraconenses de la AP-7. Además, reclama 2.816 MEUR de indemnización por la disminución del tráfico durante la pandemia. Los movimientos vecinales preparan concentraciones y fiestas por la noche del 31, coincidiendo con el fin de unos peajes del AP-7, el AP-2, y partes de la C-32 y la C-33, que ya hace años que muchos no querían pagar.

Algunas organizaciones ya piensan al reorientar la lucha para evitar que se vuelva a imponer algún tipo de pago por el uso de las vías, cómo plantean tanto el gobierno catalán como el español. Experiencia, no falta. Y en el sur del país, cuando se acerca la mayor liberalización hasta la fecha, recuerdan que ellos ya dejaron de pagar el 1 de enero del 2020.

Una barrera de recuerdo

Todo estaba preparado para que con la llegada del 1 de enero de 2020 en el tramo de la autopista AP-7 de Vila-seca hacia el sur se levantaran las barreras de los peajes una vez extinguida la concesión. También el movimiento vecinal de las Terres de l'Ebre por la gratuidad de la vía rápida tenía a punto las celebraciones, después de haber cortado durante 240 veces la carretera N-340 reclamando la liberación. «Sabíamos que unas horas antes ya se levantarían», recuerda el portavoz Llorenç Navarro.

Efectivamente, el gobierno español anunció que se avanzaba unas horas la medida y fue así como la noche del día 31 de diciembre, los activistas ya llenaban los mismos peajes de Amposta, L'Aldea o L'Ampolla para celebrar la liberación. Delante de las cámaras de televisión, Navarro no dudó a llevarse hacia casa una de las barreras que, hasta aquel momento, habían obligado los conductores a detenerse y pagar. Todavía la conserva como un tesoro. «Queríamos algo tant importante para nosotros como llevarnos una barrera nuestra, que la hemos pagado,» remarca.

Para el activista, este elemento simboliza el «frenazo para un territorio» que necesita vías rápidas y accesos a las grandes ciudades. «La libertad de movilidad: una barrera era como ponernos dentro de la prisión», reflexiona, exhibiendo la valla en el mismo punto donde hasta hace poco se levantaba el peaje de L'Aldea. Recuerda el coste económico que han supuesto los peajes para la economía de muchos vecinos y vecinas de las Terres de l'Ebre y, sobre todo, los centenares de accidentes mortales en una carretera N-340 saturada de tráfico, especialmente pesado.

Intentarán que no se les coja ninguna otra barrera, pero ya se las pueden guardar. Pero nosotros tenemos la primera de Cataluña retirada y lo hicimos nosotros. No nos la dieron, nos la llevamos. La tenemos orgullosos desde el movimiento vecinal», subraya, reivindicando la continuidad de la lucha para evitar nuevas formas de pago por circular por estas vías y sin ahorrar críticas a los partidos políticos por su posicionamiento al respecto.

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