Medio Natural
Experts reclaman aportaciones de agua dulce en los Alfacs para frenar episodios de mortalidad de nácares como el del verano
La subida de la salinidad habría matado hasta el 60% de los ejemplares en las zonas más próximas a la punta de la Banya
En las zonas de control más alejadas del mar abierto, como es el caso del espacio próximo al Trabucador –con 800 ejemplares vivos en 5,7 hectáreas, la afectación se fue reduciendo, en este caso, hasta el 17% de mortalidad. Donde mejor resistió, sin embargo, estuvo en la zona de la Torre de Sant Joan, más alejada del mar, donde al tratarse de un punto que no reúne las condiciones óptimas para la especie, se concentran sólo unos 400 ejemplares en 4,2 hectáreas de zona acotada.
Según la investigadora del IRTA, la causa del incremento repentino de la salinidad por encima del umbral máximo de 36,5 partes por mil hace falta buscarlo en el efecto combinado de la evaporación del agua por las altas temperaturas y, al mismo tiempo, una disminución de las aportaciones de agua dulce proveniente de los desagües de los arrozales del delta del Ebro. «Es un problema que tiene solución: si llegara más agua dulce podríamos controlar estos acontecimientos de mortalidad de los nácares», reitera.
De momento, a pesar de los numerosos proyectos a lo largo de los años planteados por diferentes administraciones, estas aportaciones adicionales de agua dulce en la bahía de los Alfacs, que favorecerían también otras especies y actividades humanas como la producción de moluscos, todavía no se han materializado. Una de las otras amenazas, reconoce Prado, es la integridad de la barra del Trabucador, dado que las rupturas prolongadas o su desaparición haría incrementar la salinidad del agua de la bahía y pondría en peligro la especie.
La población de nácares tiene en la bahía desde Alfacs uno de los últimos refugios y reductos del Mediterráneo –junto con el mar Menor. Ha pasado de los 90.000 ejemplares de hace una década a los pocos millares actuales. Los episodios de moralidad por el ataque del parásito, que ya ha arrasado la inmensa mayoría de la población de este molusco que vivía en mar abierto, la redujeron a la mitad en el 2018, según recuerda la investigadora del IRTA.
Para censar con mayor precisión la población existente y su estado de conservación, la IRTA, la Universidad de Alicante el CSIC, entre otras instituciones de investigación , han obtenido financiación de un proyecto Life. Los resultados del estudio permitirán obtener una diagnosis del estado actual de esta especie de molusco en vías de extinción.