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El gobierno tramita ya la autorización para que Repsol abandone los pozos de petróleo de Casablanca
La compañía petrolera dejó de producir crudo en la plataforma a mediados del mes de junio pasado
El gobierno español ha empezado a tramitar la autorización para que Repsol selle y abandone definitivamente los ocho pozos submarinos de la plataforma Casablanca, situada a 44 kilómetros mar adentro, delante de las costas tarraconenses y ebrenses. A partir de ahora se abre el periodo de información pública y se podrán presentar alegaciones al proyecto. La compañía explica que los trabajos de desmantelamiento tardarán a iniciarse porque están sujetos a la «compleja» tramitación y apuntan que no prevén empezarlos antes de dos años y medio. La petrolera dejó de producir crudo en la plataforma a mediados del mes de junio del año pasado. Así, puso punto final a cuatro décadas de actividad de la última explotación petrolífera operativa en el Estado.
Según el responsable de comunicación y relaciones externas de la compañía, Josep Bertran, Repsol Investigaciones Petroliferas, S. A. (RIPSA), la filial que gestiona la plataforma, ha previsto varias fases para ejecutar el desmantelamiento de las instalaciones. Los trabajos se iniciarán con el sellado y abandono de los pozos de Casablanca-11, Casablanca-12, Rodaballo1, Montanazo D-5, Lubina-1, Chipirón-1, Chipirón NE y Chipirón S y culminarán con la retirada de la infraestructura.
«Cada fase se llevará a cabo mediante un proyecto que se tramitará según la normativa vigente industrial y ambiental. Es por eso que las fechas definitivas de ejecución dependerán de estos trámites que estiman en dos años y medio aproximadamente», explica a ACN Bertran. De hecho, el gobierno español publicó el jueves pasado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el anuncio que se somete a información pública la documentación en referencia a la autorización administrativa por el abandono de los pozos.
A partir del día siguiente de la publicación, las administraciones o personas interesadas disponen de 30 días hábil para presentar las alegaciones correspondientes. Así, a la espera de la resolución de las alegaciones y de la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental, Bertran destaca que no tienen prisa para desmantelar la plataforma. «Es un proceso un poco lento, pero tenemos ganas que empiece la tramitación; queremos dejar todas las instalaciones con seguridad y abandonadas cuanto antes mejor», expresa.
Con respecto a la inversión para ejecutar el proyecto, desde la compañía apuntan que dependerá de la disponibilidad de los equipos tecnológicos y de lo que se acabe tramitando. «Es un poco complicado adelantar una cantidad, dependerá de la declaración de impacto ambiental y de los requerimientos que nos marquen, sea cuál sea el coste final, es un trabajo que tenemos claro que se tiene que hacer», añade Bertran.
En los últimos años, el crudo extraído de la plataforma representaba tan sólo un 1% de la producción global de la compañía. «Era una parte muy insignificante y su cierre no supone absolutamente nada para el funcionamiento de la refinería en Tarragona, pero para Repsol como también para otras compañías, la plataforma ha sido una escuela de técnicos, tiene una vertiente un poco más sentimental, pero a la hora de producir y destilar no supone ningún tipo de problema», afirma el portavoz.
Caída drástica de la producción de crudo
Tal como adelantó ACN, Repsol decidió detener la extracción de petróleo de la plataforma en junio del año pasado. La compañía justificaba la decisión por la fuerte caída de la producción en los últimos años cuando sólo producía 200 barriles diarios. Estas cifras estaban muy lejos de los máximos históricos obtenidos -de 45.000 barriles diarios- durante la primera década de explotación del yacimiento de la zona 'Casablanca', iniciada el año 1981.
Desde la plataforma también se gestionó posteriormente la explotación de nuevos campos en la misma zona - 'Rodaballo', 'Chipirón', 'Boquerón' y 'Barracuda' - a través de pozos satelitales conectados a la estructura. Durante los 40 años de actividad, Casablanca ha tenido operativos, en diferentes fases, un total de catorce pozos y a través de un oleoducto submarino trasladaba el crudo hasta la misma refinería de Repsol a Tarragona.
Hace diez años, la compañía intentó reimpulsar la producción con la entrada en servicio de los pozos 'Montanazo' y 'Lubina'. Sin embargo, las producciones empezaron a decrecer fuertemente por el agotamiento de los yacimientos a partir de 2015, cuando alcanzaban unos 2.000 barriles diarios. A partir de 2018, momento que Repsol conseguía la tercera y última prórroga de la concesión –otorgada en 1978 por un máximo de 50 años-, el volumen de crudo extraído desde Casablanca cayó drásticamente y se tuvieron que cerrar algunos pozos por razones de seguridad.
Actualmente, en la plataforma trabajan una cuarentena de personas que se organizan en turnos. Repsol prevé que buena parte de la plantilla continúe en las instalaciones durante la nueva fase operativa y hasta el desmantelamiento definitivo que no prevén que esté antes del 2028. La previsión es que una parte de los trabajadores se recoloquen en otros centros productivos de la compañía.