Diari Més

Expertos alertan que un trasvase de arenas no basta para la conservación Delta del Ebro

El Gobierno estudia reubicar 360.000 metros cúbicos procedente de las playas de la Marquesa y la Isla de Buda y del Fangar

Los asistentes al acto del MOLDE han configurado las letras SOS en la playa del trabucador.

Centenares de personas forman un gran SOS como grito de alerta por|para la regresión del delta del EbroACN

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La reubicación de 360.000 metros cúbicos de arena para mitigar el déficit de este material en el Delta del Ebro «solo será eficaz si es complementaria a una intervención en los embalses», según diversos expertos consultados por Efe.

La pérdida de arena se vio acentuada por los temporales Filomena y Gloria, por lo que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) plantea el trasvase de esta cantidad de material extraído de áreas como la península del Fangar, las playas de La Marquesa y la Isla de Buda, entre otras.

Se contempla en el proyecto de actuación preventiva de reubicación de arenas en el borde litoral del Delta del Ebro (Tarragona) y su evaluación de impacto ambiental simplificada, cuyo periodo de información publica finaliza este miércoles 11.

El proyecto cuenta con un informe de impacto ambiental que contempla «el ruido, el polvo y los posibles vertidos de aceites o combustibles» como principales amenazas, pero no prevé afecciones en la fauna, flora, morfología del paisaje o suelo del Delta.

«La cantidad de arena a trasladar se corresponde con la que pierde, cada año, el Delta del Ebro», ha explicado Carles Ibáñez, director científico del Centro de Resiliencia Climática en Eurecat, por lo que una actuación de este tipo «debería repetirse con una frecuencia anual para cumplir con su cometido, y esto es completamente inviable tanto económica como ecológicamente».

Por ello Ibáñez plantea otras medidas para solucionar el problema, incluyendo el ensanchamiento de las playas mediante la compra de arrozales para transformarlos en terrenos naturales y, sobre todo, la recuperación del flujo de sedimentos que se quedan en los embalses donde, en la actualidad, «son retenidos un 99 % de los que antes llegaban al Delta».

A ello habría que sumar la construcción de «pequeños diques para evitar inundaciones», en un modelo similar al empleado en los Países Bajos.

Desde Ecologistas en Acción, su portavoz Santiago Martín Barajas ha definido la reubicación de arenas como «un parche» cuya eficacia es «dudosa», ya que «no va suponer ningún aporte de sedimentos».

En su opinión, «mover arena de un lugar a otro sólo tendrá un coste energético», por lo que coincide con Ibáñez en que «el problema únicamente puede solucionarse actuando sobre las presas», en especial la de Mequinenza (Zaragoza) y la de Riba-roja (entre Zaragoza y Tarragona).

En la misma línea se ha expresado Manolo Sánchez, del Grupo de Estudio y Protección de los Ecosistemas Catalanes, quien lamenta que «desde hace años, hemos escuchando promesas sobre intervenir en los embalses pero no se ha avanzado nada en este aspecto».

«La inacción de las administraciones en el Delta del Ebro intenta paliarse ahora con actuaciones que sólo sirven para detener el golpe cuando lo que urge es ir un paso más allá», ha insistido.

Y aunque el informe no prevé daños en la fauna local, la presidenta de la asociación ornitológica Picampall, Sofía Rivaes, ha advertido de que las obras en la zona sí pueden afectar a las aves, ya que «el paso de camiones a través de la playa, en ocasiones con rutas de más de 15 kilómetros, causará efectos negativos en las limícolas, que se alimentan en la costa».

Rivaes también aboga por reforzar el «muro natural» integrado por humedales, playas, dunas y salobrales que sirvan «como colchón para contrarrestar los efectos del mar», porque el simple traslado de arena «es una actuación cosmética» que terminará por suspenderse «cuando se tome conciencia de que para conseguir algún beneficio sería necesario repetirlo anualmente».

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