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Puigneró reclama al Estado que transfiera los recursos para el delta del Ebre «si no son capaces de actuar»

El vicepresidente insta al gobierno español a cumplir sus obligaciones y lo compara con Rodalies

El vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, en el centro, y el director general de Políticas de Montaña y del Litoral, Jesús Fierro, a la izquierda, compareciendo en la Comisión de estudio sobre la protección del delta del Ebre en el Parlament.

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El vicepresidente y conseller de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, ha reclamado al gobierno español que transfiera a la Generalitat los recursos necesarios para actuar en el delta del Ebre «si no son capaces de actuar». «No podemos permitir que el Estado rehúya sus obligaciones, como con Rodalies», ha asegurado Puigneró ante la Comisión de estudio sobre la protección del delta del Ebre en el Parlament. Ha reivindicado el plan presentado por la Generalitat para actuar para preservar el espacio natural y ha pedido que todas las administraciones trabajen en la misma línea para evitar los efectos de la regresión y la subsidencia. «Si no remamos todos en la misma dirección en unos cuantos años lo lamentaremos todos. No nos lo podemos permitir», ha concluido.

Puigneró ha comparecido ante la comisión parlamentaria reconociendo, de entrada, que su departamento no tiene prácticamente competencias que puedan afectar a la protección del delta del Ebre. Con todo, ha recordado el «compromiso inequívoco» del Govern en la preservación del espacio y ha querido poner en valor la Estrategia Delta presentada hace unas semanas por la consellera de Acción Climática, Teresa Jordà.

Ante la magnitud de la tarea prevista, el vicepresidente ha precisado que la implicación estatal –tanto del Ministerio para la Transición Ecológica, su Dirección General de Costas como la CHE- es necesaria para poder conseguir los objetivos. Por el contrario, ha avisado, «si no son capaces de implicarse que transfieren los recursos necesarios y el Govern sabrá hacerlos servircon actuaciones calendarizadas para proteger el Delta».

«Queremos ejercer nuestra soberanía. Estoy convencido de que el Govern lo pondrá como una prioridad. Pero el Estado es quién tiene la mayoría competencias y tenemos que ser exigentes. Nos jugamos mucho», ha insistido. En este contexto, ha remarcado la necesidad de emprender conjuntamente medidas tanto a corto, como a medio y largo plazo, tal como prevé la Estrategia Delta, en la línea de implementar la gobernanza compartida con administraciones y entidades territoriales; ejecutar proyectos para actuar en contra la subsidencia y la regresión; así como la comunicación para explicar qué se está haciendo y quién.

Por su parte, el director general de Políticas de Montaña y del Litoral, Jesús Fierro, ha apostado por poder incorporar las propuestas de la Generalitat al Plan de Protección del delta del Ebre que sigue elaborando el gobierno español. Reclama, sin embargo, un compromiso a la hora de aportar recursos económicos y su mantenimiento a lo largo del tiempo. «Queremos formar parte de la solución y aquí siempre nos encontraréis», ha insistido.

Fierro ha vuelto a reclamar al gobierno español que cumpla el acuerdo de traspasos de competencias y constituya la comisión bilateral con la Generalitat. «Pero el resultado siempre ha sido lo mismo: el silencio», ha apuntado. Paralelamente, ha insistido en la necesidad en firmar un convenio con el Ministerio para la Transición Ecológica para desarrollar el estudio y gestión de obras, competencias de las dos administraciones, y ejecutarlas conjuntamente. «El Estatuto nos reconoce la competencia de tramitar los planes de ordenación y uso de las playas. En virtud de eso, hemos iniciado la redacción del Plan de Protección y Ordenación del Litoral y tenemos el compromiso para que esté a punto esta legislatura», ha añadido. En este último ámbito se integrarían medidas para recuperar la integridad y morfología de la costa, la adaptación al cambio climático y la priorización de criterios. Una «ventana de oportunidad» para disponer de un «instrumento de planificación propio».

Una pequeña tormenta puede inundar el Delta en el 2050

Al margen del vicepresidente y el director general de Políticas de Montaña y del Litoral, en la sesión de este martes se han iniciado también las comparecencias expertos académicos que han estudiado con profundidad los problemas que acarrea el delta del Ebre. El primero de ellos ha sido el profesor de Ingeniería Civil y Ambiental de la UPC, Agustín Sánchez Arcilla.

Ha recordado que el Delta «no es sostenible» si no se ayuda el río Ebre a mantenerlo a través de una regulación adecuada. En este sentido, ha apuntado los 100 metros cúbicos por segundo actuales de caudal ecológico quedan lejos de los 400 calculados como mínimo para poder aportar sedimentos con garantías.

En este escenario ha dibujado un futuro bastante negro para el espacio natural si no se actúa y se mantienen las mismas condiciones climáticas y oceanográficas. «Para el 2050, con una subida moderada del nivel del mar, con una pequeña tormenta de 4,5 metros –altura de las olas-, el Gloria fue de 8, todo queda bajo el agua, se erosiona y se inunda a la vez. Preocupante», ha advertido.

El experto concluye que, para contrarrestarlo, es «más efectivo trabajar alineado con la naturaleza, que en contra», excluyendo posibles soluciones como la construcción de diques en torno a la costa. Ha apuntado propuestas que aprovechan la dinámica natural como el transporte de arenas hacia atrás, vegetación para ralentizar las inundaciones, el soterramiento de sacos de arena sin limitar la recuperación natural o la recuperación de sedimentos de los embalses de tramo final del río Medidas, en todos los casos, que persigan también «descarbonizar la protección costera», evitando sistemas artificiales de aportación con una huella de carbono elevada, que sean más eficientes y aplicables a cualquier lugar del mundo.

Dudas sobre el método holandés

Sobre la posibilidad de utilizar dragas en el Delta para recuperar arenas como la costa holandesa, el llamado «sand engine», Sánchez Arcilla se ha mostrado escéptico y cree, abiertamente, que no es la «mejor solución». Según ha precisado, en aquel punto del mar del Norte disponen de un «oleaje reconstructor» –el de los «surfistas», ha precisado- que aquí «no tiene bastante energía». También ha recordado que sólo funciona bien si dispone «de un volumen de arena muy grande». «Para nosotros es un bien escaso», ha cerrado.

Por último, el profesor de Geografía Física de la Universidad de Lleida, Ramon Batalla, ha recordado que durante las últimas décadas la acción humana ha «desconectado» el río de su Delta con la construcción de infraestructuras y únicamente se pueden aportar sedimentos a través de la red de regadío, con las dificultades que eso comporta. Las riadas históricas y aportaciones extraordinarias del río, ha enfatizado, «ya no existen». «Hemos domesticado la cuenca y el río», ha insistido. También ha puesto sobre la mesa el papel del cambio de los usos del agua de la cuenca, con el incremento exponencial de los regadíos. «Eso ha cambiado el balance hídrico de la cuenca. El agua no desaparece: está en las manzanas que comemos en Barcelona y se va a la atmósfera, se evapora –por los sistemas de regadío obsoletos que todavía se usan-», ha insistido.

Los problemas de los sedimentos

Con respecto a los sedimentos, Batalla cree que resultaría más factible estudiar y hacer transitar sedimentos del embalse de Riba-roja, que no de Mequinenza –acumulados en la cola. Calcula que existen unos 20 millones de toneladas acumulado y se podrían movilizar bajando el nivel del pantano y con avenidas controladas: estima , sin embargo, que la zona próxima a la presa está limpia y la apertura de las compuertas de fondo a duras penas arrastraría.

En cualquier caso, según sus cálculos, para que lleguen al Delta un millón de toneladas anual, se tendrían que hacer llegar nueve a Xerta, para distribuirlos a través de los canales. «Eso nos da dos años de stock», ha concluido, recordando los problemas que podría dar la retención a los macrófitos o los problemas que generarían los sistemas de regadío.

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