Medio natural
El aparcamiento vuelve a estar regulado en el Trabucador después de los buenos resultados del verano pasado
Las administraciones defienden el efecto conservacionista de la medida, que no gusta a todos los usuarios
Desde este viernes y hasta el 31 de agosto, para acceder en vehículo en el istmo del Trabucador, al delta del Ebre, se tiene que pagar. Los buenos resultados de la prueba piloto del verano pasado avalan estos controles y limitaciones en los espacios más frágiles del parque natural porque se evita masificaciones y conductas incívicas. Como el año pasado, aparcar todo el día vale 5 euros para los turismos, 3 para las motos y 8 las caravanas, pero como novedad sale un euro más barato si se reserva y paga previamente en línea, y la primera hora está exenta de pago. La recaudación se utiliza para ampliar servicios y se han creado 14 puestos de trabajo. También Amposta y Deltebre han regulado los aparcamientos en zonas como el Eucaliptus, la Bassa l'Arena o la Marquesa. Después de hacer balance de la prueba piloto del verano pasado, el Ayuntamiento de la Ràpita (Montsià) no ha dudado al volver a aplicar la regulación de acceso y aparcamiento con vehículos en la barra del Trabucador del Delta. El alcalde Josep Caparrós ha destacado que el control «permite respetar el entorno y preservarlo, para seguir disfrutándolo.» También el director del parque natural del Delta del Ebre, Francesc Vidal, ha recordado que se busca evitar los problemas de conservación que causa la masificación de turistas, pero también que permite que los visitantes no tenga «una experiencia poco agradable», como pasa «si la gente llega, no puede aparcar, no puede pasar, o no tiene lugares adecuados», ha ejemplarizado Vidal.
Aunque esta regulación será idónea en otras etapas, como Semana Santa, donde también crece mucho la afluencia a los espacios del Delta, el director del parque natural entiende que «es complicado» desplegar el servicio «para cuatro o cinco días». Para compensarlo, se refuerzan las actuaciones de control y las campañas de información porque la gente tiene que saber «dónde va y cómo se tiene que comportar».
«Con la pandemia había mucha necesidad de salir, sobre todo en espacios abiertos, y mucha gente no sabía qué quiere decir un parque natural y los comportamientos tienen que tener para respetar su sensibilidad», ha contado Vidal. Desde el parque natural, apuntan que «comportamientos incívicos hay todo el año» y que ha habido que incidir mucho los últimos tiempos con el caravaning y las acampadas. Se da información, también con la señalización, y se trabaja en coordinación con los cuerpos de seguridad para minimizar impactos de cada espacio natural. «Cada vez, la gente está más sensibilizada. Hubo un poco de descontrol y hay que educar a la gente», ha añadido Vidal.
Usuarios solidarios
A pesar de que ser una mañana de cielo tapado al Trabucador, los primeros usuarios han ido llegando desde primera hora para disfrutar del espacio. Las barreras funcionan desde las nueve y media de la mañana hasta las ocho y media de la noche –y está prohibido acceder entre las once de la noche y las seis de la madrugada. Algunos conocían la regulación del año pasado y otros se quedaban un poco sorprendidos al encontrar las barreras, unas instalaciones hechas a medida para este espacio del Delta donde no llega la energía eléctrica, y que se autoabastecen con energía solar.
Después de parar, preguntar y pagar, la mayoríase han mostrado comprensibles con la medida, como el grupo de Yolanda, de Vitoria, que ha entrado en dos turismos. «No sé si a la gente de aquí que viene más igual los molesta, pero a nosotros nos parece bien. Nos gusta que los lugares se cuiden y haya poca gente, y se cuide el medio ambiente. Cinco euros por coche no nos parece ninguna barbaridad», ha dicho. También la Begoña, de Navarra, cree que no se puede dejar de visitar el istmo para pagar cinco euros. «Me parece magnífico. Venimos mucho, casi cada año. Tenemos que preservar lo que nos gusta, y el Delta, entre otras cosas, es entorno natural», ha defendido.
No ha recibido igual la medida la Consuelo, que se ha mostrado sorpresa de encontrar las barreras para acceder. «Si nos dejaran pasar hasta donde vamos, pero dos kilómetros, cinco euros, me parecen mucho dinero», ha lamentado una vez había accedido al istmo. «Todo el mundo quiere tranquilidad y su espacio y eso me parece muy mal», ha añadido.
Cuando la barrera se levanta, la primera hora de estancia está exenta de pago. Hay tres bolsas de aparcamiento con capacidad para 700 vehículos. El verano pasado, en el Trabucador aparcaron 24.510 vehículos. La recaudación fue de 100.000 euros, que es la mitad de lo que cuesta implantar la regulación, y el Ayuntamiento de la Ràpita destina el dinero a servicios complementarios que se ofrece desde este viernes hasta el 31 de agosto: primeros auxilios, limpieza diaria, y agentes cívicos y turísticos. Por todo ello, se han creado 14 puestos de trabajo.
Más espacios regulados
También en la playa de la Marquesa y la Bassal'Arena, en Deltebre, y en la zona del Eucaliptusen Amposta se regula el aparcamiento –en algunos casos también con coste. El Ayuntamiento de Amposta permite aparcar en uno de los arcenes del camino de la playa y también ha delimitado las dunas para que no se acceda. En este espacio, se han contratado siete personas, cuatro de las cuales hacen de agentes ambientales que se pasean en bicicleta ofreciendo información y alertando de malas praxis. Como novedad, este año, dos personas limpian la playa cada día manualmente –el año pasado se hacía con un tractor. Eso ha permitido que este viernes hayan detectado un nido de tortugas aleladas en esta playa, que ya se ha protegido.