Escapadas
Un espacio que invita a hacer memoria
La Cova de Santa Llúcia, en la Bisbal de Falset, funcionó como hospital de campaña del ejército republicano durante la Batalla del Ebre
En agosto de 1938, con la batalla del Ebre ya empezada, las Brigadas Internacionales habilitaron una gran gruta a poco más de un kilómetro de La Bisbal de Falset, en el Priorat, para que funcionara como hospital de campaña. El ejército republicano había iniciado la ofensiva del Ebre la madrugada del 25 de julio, con una operativa que contemplaba también el establecimiento de una red sanitaria tanto a primera línea del frente como en la retaguardia. De esta manera, muchos soldados heridos fueron evacuados hacia el Priorat, que disponía de varios puntos sanitarios, entre los cuales esta gruta, conocida como la Cova de Santa Llúcia.
La gruta tenía una capacidad para un centenar de camas y también contaba con tres quirófanos. Los heridos que se atendían eran tanto soldados republicanos como prisioneros de guerra o la gente de los pueblos afectados por los bombardeos. Disponía de un generador que leabastecía de electricidad, y trabajó personal sanitario de nacionalidades muy diversas.
Ahora, este lugar forma parte del conjunto de Espais de Memòria Democràtica de Catalunya, una red de lugares considerados patrimonio memorial de los hechos ocurridos desde la proclamación de la Segunda República hasta la transición democrática.
En la actualidad, la Cova de Santa Llúcia es un espacio abierto al público, que cuenta con un conjunto de paneles informativos donde se explica el funcionamiento de aquel hospital de campaña, y se muestra una interesantísima colección de fotografías dónde pueden ver, entre otras imágenes, la disposición de las camas en el interior de la gruta, el personal sanitario que trabajó –médicos, enfermeras, conductores de ambulancia o mecánicos–, así como los heridos que se atendieron.
El autor de esta valiosa colección de fotografías es el británico Alec Wainman (1913-1989), que vino a España para hacer de voluntario humanitario. Aquí, ejerció como conductor de ambulancias y, gracias a su afición a la fotografía, ahora podemos ver imágenes que muestran por ejemplo como se realizó en la Cova de Santa Llúcia una transfusión de sangre bastante rudimentaria, o las caras de las víctimas colaterales del conflicto, como la del niño Manuel Álvarez, que fue a casa de unos tíos de Corbera d'Ebre huyendo de los bombardeos de Tarragona y fue gravemente herido en el ataque que el pueblo sufrió en manos de la aviación alemana e italiana.
La labor sanitaria que se llevó a cabo en esta cueva-hospital, en unas condiciones materiales precarias, hicieron historia en la cirugía del trauma, la transfusión de sangre y la organización de la actividad quirúrgica cerca del frente, siendo referencia en la medicina de guerra, de conflictos posteriores.
Este hospital de campaña funcionó durante más de cuatro meses. Acabada la guerra Civil, quedó abandonado y lleno de vegetación hasta que el año 1982 el Ayuntamiento de la Bisbal de Falset, de acuerdo con los propietarios, inició los trabajos de limpieza. En 1991 el consistorio adquirió la cueva por un importe de 12.000 euros, que fue financiado en parte con una suscripción popular y en parte con una aportación del mismo Ayuntamiento.
En la actualidad, la Cova de Santa Llúcia es un espacio dedicado a la memoria histórica que cuenta también con un espacio de mesas y barbacoas. Además, cada segundo domingo de agosto se celebra un encuentro popular.