Diari Més

Caso Castor

El sellado definitivo de los pozos del Castor, atascado en la tramitación estatal desde hace tres años

Enagás asegura que se mantiene a la espera de la evaluación de impacto ambiental para poder iniciar las obras

Pla general de la plataforma marina del projecte Castor.

El sellado definitivo de los pozos del Castor, atascado en la tramitación estatal desde hace tres añosACN

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El sellado definitivo y abandono de los pozos del fracasado almacén de gas submarino Castor se mantiene encallado en el procedimiento de tramitación estatal desde hace tres años. Fuentes de la compañía Enagás, que tenía previsto iniciar las obras el mes de febrero pasado y acabarlas este diciembre, han explicado a ACN que la ejecución de los trabajos está condicionada a la evaluación de impacto ambiental, que tramita el gobierno español desde la primavera del año pasado. Los tapones provisionales que Enagás instaló en abril del 2016 tenían una vida útil de unos cuatro años. El Ministerio para la Transición Ecológica, que anunció el sellado definitivo como paso previo al desmantelamiento, no ha respondido a las preguntas de ACN al respecto.

El consejo de ministros acordó el 31 de octubre de 2019 poner fin a la hibernación del proyecto Castor para sellar definitivamente los pozos, abandonarlos y, posteriormente, desmantelar las instalaciones. Era el anuncio político de la sentencia definitiva del fracasado almacén submarino promovido por el empresario Florentino Pérez y que el gobierno español rescató con el pago de 1.350 millones de euros de indemnización después de que las inyecciones causaran más de un millar de terremotos.

Al mismo tiempo, el abandono de los pozos permitía dar también solución a la necesidad de renovar los sellos provisionales instalados en abril de 2016 para garantizar la seguridad y estanquidad de los pozos, con una vida útil máxima de cuatro años. Enagás, la compañía a quien el gobierno español encargó en 2013 la hibernación y mantenimiento de las instalaciones, ejecutaría la operación una vez presentara la documentación necesaria para el expediente de autorización de los trabajos, con un coste estimado próximo a los 70 millones de euros, en un plazo máximo de seis meses.

Desde hace tres años, sin embargo, el proyecto sigue enredado en la telaraña procedimental de la administración española y con un calendario totalmente incierto. El cronograma incluido en el proyecto presentado por Enagás en julio del año pasado preveía poder iniciar de forma efectiva las actuaciones el mes de febrero de este 2022 para acabarlas unos nuevos meses después. La evaluación de impacto ambiental, según estas mismas previsiones, se tendría que haber tramitado entre junio y septiembre de 2021.

El pretexto de la pandemia

La pandemia y la declaración del estado de alarma, con la paralización de los tiempos administrativos, fue uno de los principales pretextos que el gobierno español adujo para justificar el retraso. Así lo puso sobre escrito el Ministerio para la Transición Ecológica en junio de 2021 en una respuesta al senador de Compromís Carles Mulet.

La administración estatal, sin embargo, aseguraba que los trámites arrancaron finalmente de forma oficial en el BOE el 30 de julio de 2020. Reconocía, coincidiendo con las previsiones de Enagás, que la evaluación de impacto ambiental estaba ya en marcha la misma primavera de 2021. Avisaba, sin embargo, de que una vez finalizado este trámite, la Dirección General de Política Energética y Minas tenía que valorar la adecuación de los trabajos a la legislación ambiental y de hidrocarburos vigente.

La publicación en el BOE, a mediados de diciembre del año pasado, de la solicitud de ocupación temporal de terrenos de dominio público marítimo-terrestre para los trabajos de Enagás hacía presuponer que el procedimiento podía avanzar en los plazos previstos. Paralelamente, a principios de aquel mismo mes, el Tribunal Supremo desvanecía cualquier duda sobre un eventual intento de volver a poner en marcha el proyecto rechazando el contencioso-administrativo presentado por la promotora Escal UGS en este sentido.

Pero, lejos de avanzar, el proyecto sigue atascado en el mismo punto. Enagás mantiene que todavía está a la espera de su finalización y no descarta que el procedimiento se pueda alargar bastante en el tiempo. Una vez conseguida la luz verde, prevé un periodo de ejecución de nueve meses que también se puede ver acondicionado por la disponibilidad de servicios como barcos especializados. El Ministerio, por su parte, mantiene el habitual silencio y no ha respondido las preguntas por escrito que le ha dirigido ACN al respecto.

En la misma respuesta a Mulet de hace dieciséis meses, el gobierno español ya se cuidaba en salud sobre la posibilidad de posponer indefinidamente la ejecución de los trabajos hasta la aprobación de la evaluación de impacto ambiental. Argumentaba el ministerio que el almacén continuaría con los sellos caducados hasta el abandono definitivo mientras no se extrae ni se inyecta gas, se controlan los parámetros de presión y temperatura, el nivel de cumplimentación y la presión de los anulares y cabezas de los pozos. «Esta situación se mantendrá si no se precisa ninguna actuación previa hasta que se proceda al sellado y abandono definitivo de los pozos», remachaba la respuesta.

Operación habitual y estandaritzada

Según varios expertos del sector consultados por ACN, el sellado definitivo y abandono de pozos es una práctica habitual, estandarizada y sin gran complejidad técnica que la industria del petróleo aplica de forma recurrente. De acuerdo con el proyecto presentado por Enagás, una vez ejecutada la primera fase de aislamiento de los pozos de la formación almacén ya no existirá riesgo de posibles terremotos porque resultaría imposible inyectar ningún fluido en el interior del yacimiento.

Posteriormente, y según relata el mismo documento, habría que recuperar los tapones provisionales de los fondos, instalar los tapones mecánicos y de comente definitivos, limpiar las cañerías de producción –dentro de las cuales, sorprendentemente, los técnicos de Enagás esperan encontrar restos de petróleo pesado, aunque la empresa negó en todo momento haber producir o intentado extraer gas-, cortar los tubos, taparlos y confirmar su estanquidad. Durante su desarrollo se prevé un protocolo de actuación ante la posible sismicidad con un sistema de semáforos y de alertas.

Así el desmantelamiento definitivo de las instalaciones, supeditado al abandono de los pozos, se traslada hacia un horizonte totalmente incierto nueve años después de que el gobierno español ordenara su cierre a raíz de la ola de terremotos originada por las inyecciones de gas en fase de prueba. Según adelantó ACN, la retirada de la plataforma marina podría costar unos 260 millones de euros, de acuerdo con los cálculos de Enagás.

«Es sorprendente que todavía no se hayan iniciado los trabajos de desmantelamiento de Castor y que no conozcamos dos años después en qué estado se encuentran los trabajos de sellado y estudios ambientales necesarios para el desmantelamiento», ha criticado el senador de Compromiso, Carles Mulet. Ha lamentado que el gobierno español se escudara en la pandemia y, ahora, en la tramitación de la evaluación de impacto ambiental. «Se acaba la legislatura en la que la ministra para la Transición Ecológica que recordamos es la misma que avaló con agilidad la planta –Teresa Ribera firmó como secretaria de estado de Cambio Climático la declaración de impacto ambiental favorable para poner en marcha el almacén de gas submarino el año 2009-, dijo que iba a desmantelar las instalaciones, hecho que a día de hoy todavía no ha pasado», ha insistido.

Mulet se ha mostrado preocupado por el hecho de que mantener unos sellos en «mal estado» pueda ser «de nuevo peligroso para el territorio» y que, a punto de llegar en el 2024, año en el que se extingue la responsabilidad del concesionario sobre posibles defectos de las instalaciones el Castor, los partidos mayoritarios en el Estado, PP y PSOE, bloqueen la creación de una comisión de investigación avalada por 30 senadores.

«Ninguna prisa» por parte de Ribera

«Nos duele que la ministra que corrió tanto para firmar los permisos del Castor ahora no tenga ninguna prisa en desbloquear la situación y emprender un desmantelamiento con garantías, para que esta planta innecesaria deje de recordarnos la desconsideración territorial y el peligro que supuso este pelotazo cada día», ha remachado el senador, recordando que el mantenimiento de las instalaciones sigue penalizando a los consumidores de gas en un contexto de precios energéticos disparados.

Desde la Plataforma Ciudadana en Defensa de las Terres del Sénia, muestran su contrariedad ante el rigor con el que se aplican determinadas normativas estatales de seguridad ambiental e industrial en claro contraste con la laxitud en la renovación de los sellos de los pozos del Castor caducados desde hace dos años. «Se saltan la normativa cuando quieren y esperan el estudio de impacto ambiental. Nos parece perfecto que lo quieran hacer al mismo tiempo –sellar y desmantelar las instalaciones. Pero si no saben cuándo lo harán, como mínimo pueden convertir lo provisional en definitivo y después ya haremos el resto», abunda el portavoz de la entidad, Evelio Monfort.

El mismo portavoz ha insistido sobre el posible peligro que supone mantener los tapones provisionales caducados en los pozos durante más tiempo ante la posibilidad de corrosión o desgaste. Recuerda las implicaciones ambientales que un incidente en este punto podría suponer para las personas, el medio ambiente o el turismo.

Monfort, por otra parte, descarta que la posibilidad que en el actual contexto de crisis energética, y del precio del gas en concreto, se pueda poner sobre la mesa una posible reactivación del proyecto. En este sentido, recuerda que los mismos responsables de Enagás apuntaron en su momento que, en caso de poder inyectar gas, para hacerlo con un cierto margen de seguridad había que aplicar unas presiones tanto reducidas y un ritmo tan bajo que convertiría la cumplimentación y vaciado del almacén en una operación totalmente deficitaria por el largo periodo de tiempo que emplearía.

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