Diari Més

Memoria histórica

Nuevo homenaje a los milicianos y brigadistas internacionales de la Batalla del Ebro

El Memorial de les Camposines de la Fatarella ha incorporado los nombres de 62 combatientes

Una mujer coloca claveles en el Memorial de les Camposines de la Fatarella.

Nuevo homenaje a los milicianos y brigadistas internacionales de la Batalla del EbroACN

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El Memorial de les Camposines de la Fatarella ha incorporado este domingo 62 nombres de combatientes de la Batalla del Ebro. Se trata de personas que han sido inscritas en el Censo de desaparecidos en la Guerra Civil española. La emoción y el recuerdo han impregnado el homenaje de estas víctimas, donde han asistido familiares de milicianos y brigadistas de Irlanda, los Estados Unidos u Holanda. Uno de ellos era William Newton Miller, de Portland. Su resobrina, Amber Lea Schwartzkopf, ha celebrado conocer más detalles sobre un pariente del cual sólo sabía que murió en la guerra. La consellera de Justícia, Gemma Ubasart, ha alertado del peligro del auge de la extrema derecha en Europa y ha defendido las políticas de memoria histórica para no repetir el pasado.

Con claveles rojos en mano, los familiares de los brigadistas internacionales y combatientes de la Batalla del Ebro se han reunido un año más en el Memorial de les Camposines de la Fatarella (Terra Alta) para rendir homenaje a las víctimas de la guerra civil española. La emoción ha estado a flor de piel a lo largo de todo el acto de recuerdo, pero en especial en el minuto de silencio posterior a la lectura de los 62 nombres que se han incorporado al memorial. Con estos ya son 1.752 las personas que se recuerdan en este espacio, de las cuales se sabe o se puede suponer que murieron o desaparecieron en el transcurso de este combate.

Entre los asistentes, este año se han reunido en este punto varias familias de brigadistas internacionales que participaron en la Batalla del Ebro. Es el caso de Liam Mc Gregor, sobrino de un combatiente proveniente de Dublin, Irlanda. Tenía 22 años cuando llegó al frente en abril de 1938 y estaba implicado políticamente en la lucha contra el fascismo. Cinco meses después, en septiembre, murió cerca de Corbera d'Ebre.

Su historia no quedó en el olvido gracias al centenar de cartas que enviaba día tras día a Irlanda. Fue a partir de aquí que Mc Gregor empezó a estirar el hilo. «Cuando era muy joven, en la familia se hablaba de él, pero no mucho. Años más tarde, encontré todas las cartas que escribía sobre su día a día y la gente que conoció aquí», ha apuntado. Mc Gregor ya participa en el programa de ADN para identificar los restos de su tío, pero en caso de encontrarlo, ha manifestado que la voluntad de la familia es que no se trasladen a Irlanda, sino que descansen aquí.

Quien también ha podido completar una parte de su historia familiar es Amber Lea Schwartzkopf, resobrina del brigadista norteamericano William Newton Miller. De él sólo sabían que se había ido a participar a la guerra civil española y que había muerto durante la Batalla del Ebro. La decisión de marcharse la tomó tan pronto como tuvo conocimiento de la situación que se vivía en el país, aunque la familia lo intentó convencer para quedarse en casa. Reencontrarse con el espacio donde Newton vivió sus últimos días ha sido «muy emotivo» para Schwartzkopf. «Esta semana hemos colocado una piedra de un río de su pueblo natal en la zona donde creemos que fue capturado y posteriormente murió. Escribimos su nombre para recordarlo y la llevamos s un lugar que transmitía mucha serenidad pero que fue escenario de hechos muy tumultuosos», ha explicado, visiblemente emocionada.

Más allá de la vertiente personal, las familias insisten en la importancia de rememorar este periodo histórico a escala colectiva. Así lo defiende Karla de Lathouder, nieta de dos brigadistas holandeses, Willem de Lathouder y Evert Ruijvenkamp. «Vengo a cerrar un ciclo, cosa que mi padre no pudo hacer por culpa de la ley del silencio que se alargó durante muchos años. Pero como sociedad, como humanidad, no podemos olvidar», ha recalcado.

Es el mismo argumento que defiende Eduard Boada, natural de Mont-roig de Camp (Baix Camp). En su caso, este domingo ha visto cómo el nombre del hermano de su abuela -Miquel Pascual Castellnou- figuraba entre el millar de personas que se recuerdan en el Memorial de les Camposines. «Es una manera de cerrar el luto y sobre todo para pensar en la familia, que vivieron durante el franquismo y no pudieron expresar qué había pasado. No sabemos cómo fue, pero como mínimo su nombre no se perderá», ha expresado Boada. En esta línea, ha instado a la Generalitat a seguir invirtiendo en políticas de memoria democrática y en el programa de identificación de los desaparecidos durante la guerra civil española.

El mapa de fosas comunes, más cerca

En su discurso, la consellera de Justícia Gemma Ubasart ha anunciado que próximamente se presentará el nuevo mapa de fosas comunes, si bien no ha concretado la fecha. Se trata de una herramienta que Ubasart asegura que sirve «para garantizar el derecho de la ciudadanía a conocer los hechos de la guerra civil y el franquismo». A la vez, la consellera ha alertado del crecimiento de las fuerzas de extrema derecha por todo el continente europeo, motivo por el cual ha reiterado la defensa hacia las políticas de memoria democrática.

Por otra parte, Ubasart ha agradecido el compromiso de los brigadistas que lucharon en favor de la democracia y de los valores republicanos. «Más de 80 años después, su recuerdo sigue bien vivo y nos inspira», ha asegurado.

El acto de este domingo en la Fatarella se ha complementado con una actuación musical a cargo de la cantautora Montse Castellà, quien ha interpretado varias canciones en honor a las víctimas, entre ellas, Ay Manuela. Se trata de un tema de Pete Seeger dedicado a la decimoquinta brigada, de la cual formaron parte algunos de los combatientes que se han rememorado en este homenaje.

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