Artesanía
Alumnos del Montsià participan en programa piloto Artesania 360°
Los artesanos celebran que el programa pueda despertar vocaciones entre la juventud o que amen el oficio como consumidores
Encontrar una sesentena de alumnos de 14 y 15 años casi en silencio, concentrados y decididos a que el trabajo les salga bien es un contexto poco frecuente o casi insólito en talleres con adolescentes. La sorpresa ha sido mayúscula para profesores y artesanos cuando casi el millar de estudiantes del programa piloto Artesania 360° han respondido de esta manera. «Es la primera vez que me concentro tanto para hacer algo», ha celebrado satisfecha Imane Baraich, alumna del IES Montsià. Los artesanos agradecen poder acercar a la juventud unos oficios sin demasiado relevo generacional y que desconocen. La iniciativa quiere despertar alguna vocación y reivindicar la artesanía como salida profesional o, al menos, que valoren los productos artesanos cuando los compren.
Los adolescentes de los institutos del Montsià que han pasado por los talleres de artesanía en esta recta final del primer trimestre han salido contentos, fascinados y un poco sorprendidos con ellos mismos. «Nos pensábamos que sería aburrido, pero nos ha gustado mucho y es muy divertido», reconocía Josep Tomàs, alumno de uno de los grupos que ha pasado por el Auditorio de Amposta para hacer los talleres de artesanía.
Durante un mes, se han hecho varias jornadas con una sesentena de estudiantes en cada una, que podían participar, por grupos, en cuatro de los seis talleres, una restricción que, al final, ha generado quejas. «Llegan distantes y cuando se empiezan a poner, les gusta tanto que quieren hacer todos los talleres», ha explicado la ceramista Teresa Marta Batalla. Ella es una de las artesanas del programa y les enseña el trabajo que hacen en el Raval de l'Art de Roquetes.
Los chicos y chicas también aprenden a hacer elementos de lata, vidrieros, joyas o elementos decorativos con ropa. Cada uno de los talleres pone a prueba sus habilidades. Joan Mateu, maestro artesano picapedrero, les propone el reto de esculpir una inicial en mármol. «Personalmente, es la primera vez que me concentro tanto para hacer algo. La concentración no es mi punto fuerte, pero tenía que picar la piedra recta sin fallar. Me he tenido que concentrar mucho y lo he intentado», ha reconocido, orgullosa, Imane Baraich. «Les cuesta empezar porque no lo entienden, pero a medida que avanza el taller, ¡perfecto! Les gusta, es nuevo y puede ser una salida profesional», ha apuntado Mateu.
Imane y Josep no tienen claro que esta pueda ser su vocación, pero han agradecido descubrir los oficios artesanos porque es un trabajo «poco valorado». «Nos han explicado cuánto vale y lo que hacen cuesta el doble. No está bien pagado como la gente se piensa», ha lamentado Josep. Él no lo acaba de descartar como opción de futuro. «Irá bien para algunos que puedan salir adelante haciendo eso», ha defendido. Todavía no sé que quiero hacer. ¡Quizás sí que podría ser una opción, pero picarpiedra o la cerámica no creo que sean mi punto fuerte»!, ha reconocido Imane después de hacer estos dos talleres.
Batalla añade que hay muchos jóvenes que tienen claro que «quieren ser biólogos o informáticos» y para los que el taller será «una anécdota», pero puede ser una alternativa entre aquellos a quien «gusta trabajar con las manos». «De una manera o de otra está bien porque les ayuda a entender una parte tan importante como la artesanía y a valorarla de otra manera», ha agradecido la ceramista.
Lo que también consigue Artesanía 360˚ es desmontar el prejuicio de que por ser un artesano, no hay que continuar los estudios una vez superados los obligatorios. «Esta jerarquía entre los que quieren estudiar y el que no, se rompe. «Las artesanas han estudiado muchísimo para serlo, hace falta conocimiento que jerárquicamente tiene el mismo valor e importancia que otros oficios y carreras que puedan escoger», ha señalado Marc Ballester, coorganizador del programa.
Los criterios de selección de los artesanos y artesanas de 360˚ han tenido en cuenta los oficios que necesitan más relevo generacional, aunque del millar de alumnos sólo «se lo plantee un 0,01%». El objetivo es activar la juventud y mostrarles que las artesanas del territorio «se ganan la vida exitosamente, que trabajan desde las Terres de l'Ebre y venden más allá de las Terres de l'Ebre», como ha destacado Ballester.
Los talleres han visitado seis poblaciones de la comarca y nueve centros educativos y los han disfrutado cerca de un millar de alumnos. Ahora, después de las vacaciones de Navidad, empieza la segunda fase. Los alumnos escogerán un producto y harán el diseño en una jornada guiada por una diseñadora. En el tercer trimestre también visitarán los talleres de los artesanos para conocer sus entornos de trabajo «con más profundidad». A final de curso, un equipo de docentes y técnicos de Artesanía Cataluña ofrecerá un acompañamiento formativo y pedagógico a los docentes y un itinerario de orientación formativa para el alumnado interesado en la artesanía y los oficios artísticos.