Los Mossos investigan el intento de suicidio del menor autista en la Ràpita

Los Mossos d'Esquadra investigan el intento de suicidio de un menor de 15 años, con un grado leve de autismo, el pasado 20 de febrero al lanzarse desde el balcón de un cuarto piso en la Ràpita y que, según la familia, era víctima de burlas en el colegio. Según han informado en EFE fuentes próximas al caso, cuando los Mossos recibieron el aviso que el menor se había precipitado por el balcón, abrieron una investigación en que todo apunta que se trató de un intento de suicidio, si bien las causas todavía no se han podido concretar. El padre del menor, que reveló el lunes lo que pasó a través de las redes sociales, afirmó que su hijo no era víctima «directamente» de acoso, más allá de las burlas que recibía en la escuela. De hecho, en el marco de su investigación, en la que han tomado declaración en torno al menor, los Mossos no han encontrado hasta ahora otros indicios que apunten al acoso más allá de estas burlas, según las fuentes.

Aunque este caso del menor en la Ràpita trascendió el lunes, pasó un día antes del intento de suicidio de dos gemelas en Sallent el 21 de febrero en un caso en que, uno de los desencadenantes, fueron los problemas de identidad de género y acoso escolar que sufría una de las menores, la que murió, que había pedido a su entorno que la llamaran Ivan. La otra hermana resultó herida grave.

En el caso de la Ràpita, el menor «milagrosamente ha sobrevivido a una caída de 14 metros», pero tiene «brazos, piernas y dos costillas rotas, además de dos vértebras fracturadas» y «ya lleva varias cirugías», según detalló el lunes su padre en las redes sociales. Según el progenitor, antes de lanzarse, el chico dejó escrito que no quería vivir «en un mundo donde la mala gente es aplaudida y las personas sensibles, nobles y de buen corazón siempre tienen las de perder». El padre considera que su hijo no era víctima «directamente» de acoso, aunque cree que «hay muchas maneras de hacer sentir mal a las personas y todo suma» y, en este sentido, precisa que el menor era víctima de burlas y de expresiones como «este niño es un rarito, míralo como se mueve, no se relaciona con nadie». «Y así estaba completamente solo día tras día, a la hora del patio, en la biblioteca, para no recibir burlas», explica el padre, que añade: hasta que llega un día en que su mente lógica dice: qué hago yo aquí, ya no me quedan momentos de felicidad».

La entidad No a l'Assetjament Escolar (NACE), que atiende cada curso unos 500 casos de acoso en toda España, ha exigido políticas «valientes» que «actúen desde la prevención y no cuando el mal ya está hecho» porque «muchas veces es irremediable». Carmen Cabestany, la presidenta de NACE, ha afirmado que «la gente no sabe qué está pasando en las escuelas», donde el acoso «está a la orden del día y hay situaciones gravísimas», y por eso ha pedido «conciencia a toda la sociedad sobre la magnitud del problema». Sobre los protocolos que hay en los centros educativos ante estos casos, ha dicho que, para su implementación, los centros «tienen que contar con participación externa», ya que los colegios «casi nunca reconocen que hay acoso». Cabestany también ha pedido «más formación sobre acoso para los profesores, más información a las familias y más transparencia» sobre los casos, y pidió una concienciación social «que trascienda el ámbito educativo» y que pase «por estamentos judiciales, políticos y sanitarios».