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Expertos piden más entrada de agua dulce en la bahía dels Alfacs para proteger los nácares

El IRTA concluye que un parásito es la principal causa de la mortalidad y estudia por qué no proliferan ejemplares jóvenes

Imatge d'una nacra del delta de l'Ebre.

Expertos piden más entrada de agua dulce en la bahía dels Alfacs para proteger los nácaresACN

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La mayor aportación de agua dulce en la bahía dels Alfacs y el abalizamiento de las zonas que habitan podrían ayudar considerablemente a preservar la diezmada población de nácares que sobrevive. Son algunas de las principales conclusiones a las que han llegado los expertos que han participado en el proyecto Recupera Pinna, liderado por el IRTA y la Universidad de Alicante.

Si bien constatan que la expansión del parásito 'Haplosporidium pinna' ha sido la principal causa de la mortalidad de la especie desde el año 2016, apuntan también los efectos del impacto de embarcaciones recreativas, deportes náuticos, especies invasoras o la eutrofización de las aguas. El IRTA sigue monitorizando la especie gracias al proyecto Life Pinnarca, en marcha desde hace un año.

El parásito actúa en unas condiciones de salinidad ambiental entre los 36,5 y los 39,5 ppt. -partes por mil- y cuando la temperatura del agua está sobre los 13,5 grados. En la bahía dels Alfacs, eso se suele cumplir durante los meses de verano y otoño. Especialmente en las zonas más próximas al mar abierto o más lejos de los desagües de agua dulce de los arrozales, como la punta de la Banya y el Trabucador.

Iniciado hace dos años, durante los primeros seis meses del proyecto los investigadores localizaron a 2.697 individuos vivos en las zonas más interiores dels Alfacs, pero expuestos también al parásito. En otoño del 2021 se detectó un pico de moralidad por la infección, dejando la supervivencia global de la especie entre un 28% de los ejemplares, en la zona central al lado de la península de la Banya, hasta un 57% cerca de la torre de Sant Joan.

La investigadora del IRTA, Patrícia Prado, considera, en este sentido, que una «mejor gestión» de las aportaciones de agua dulce en la bahía permitiría garantizar que en verano, cuando sube más la salinidad en las aguas por la evaporación facilitando la actuación del patógeno, podría ayudar a «frenar» la mortalidad de nácares.

También plantea la necesidad de balizar las áreas del interior de la bahía donde se encuentran los ejemplares supervivientes para evitar que sean víctimas de impactos por parte de embarcaciones o sufran los efectos de la práctica de algunos deportes náuticos. Según explica, el parque natural ya dispone de un proyecto en esta línea pero se encuentra todavía tramitándose. Prado también avisa de que se han detectado algunos casos de sustracción o vandalismo en ejemplares censados y localizados.

A estas causas, se suman otros factores que inciden negativamente en la preservación de los nácares. La presencia de bacterias, el Mycobacterium sp o el Vibrio spp, agravan la enfermedad e incrementan la movilidad de la especie en la zona. Así las cosas, durante los últimos años, en la entrada de la bahía más próxima al mar, donde se concentraban miles de ejemplares, han quedado únicamente siete supervivientes al parásito. Unos ejemplares resistentes, no considerados inmunes, que se están estudiando.

179 ejemplares en el Fangar

En el mismo delta de l'Ebre, sin embargo, los censos han podido detectar 179 ejemplares en la bahía del Fangar. Un espacio más cerrado respecto al mar abierto, más reducido y que recibe aportaciones de agua dulce similar a los arrozales. En esta bahía, los nácares se encuentran libres del parásito, pero las condiciones de exceso de turbiedad y variaciones importantes de la salinidad no son favorables para la continuidad de la especie. Es decir, el exceso de agua dulce, por otra parte, podría resultar también perjudicial.

De hecho, el proyecto también ha estudiado el otro gran reservorio de nácares del mundo, el mar Menor, que también se encuentra libre de parásito pero donde el vertido de aguas contaminadas y la eutrofización ha sentenciado los millares de ejemplares nácares con los que habitaban allí. «Han muerto un 99% de los ejemplares, más de un millón de nácares», ha recordado Prado.

La gran incógnita que tienen que afrontar en estos momentos los expertos, según reconoce la investigadora del IRTA, es las dificultades que encuentran los nácares para el reclutamiento, la proliferación de ejemplares juveniles entre la población.

«Hemos visto que se reproducen, que emiten gametos pero no resultan juveniles. No sabemos por qué. Nos encontramos cada año semilla de mejillón pero no de nácar. Ejemplares hay y cada nácar puede emitir 80 millones de gametos», apunta.

«Hay picos, cada ocho o diez años, que se produce reclutamiento, pero es cada muchos años», añade. Los expertos intentan relacionar estos episodios con factores ambientales, pero reconocen que la serie no es lo bastante larga para sacar conclusiones.

Desde hace un año, y en paralelo a la finalización del proyecto Recupera Pinna -con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, la Fundación Zoo de Barcelona y Forestal Catalana-, el proyecto Life Pinnarca toma el relevo en el seguimiento y monitorización de los nácares supervivientes en las bahías del delta de l'Ebre. Uno de los principales objetivos, en este caso, es estudiar la posibilidad de criar los nácares en cautividad.

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