El Centro Picasso de Horta encuentra ocho evocaciones del pueblo del pintor

El Centro Picasso de Horta de Sant Joan (Terra Alta) ha encontrado e incorporado en su pinoteca (en reproducciones) ocho evocaciones que el pintor hizo de su primera estancia en el pueblo en el que se cumplen 125 años. Son obras hechas en Barcelona, en 1901 cuando busca refugio en los recuerdos que tiene de Horta al dolor por el suicidio de su amigo, el pintor Carles Casagemes en París, y de otros de 1903. Picasso pinta escenas como la fiesta de los toros en la plaza, el baile de la jota y gente y las casas de Horta, como la de su amigo Pallarés. El centro hortelano continúa sin apenas apoyo de las administraciones y no podrá celebrar la efeméride de la primera estancia o el Año Picasso, cuando se cumplen 50 años de la muerte de pintor malagueño.

Las nuevas evocaciones que Picasso hizo de Horta de Sant Joan muestran algunas escenas populares, como los toros en la plaza cerca de la iglesia, un retrato de la calle y la zona conocida como «la costereta», y también el de un grupo de mujeres en las puertas de misa. Hay otros dibujos de la taberna, con su propietario tocando la guitarra –un gran amigo el pintor cuando volvió al pueblo en 1909–, el baile de la jota y otras escenas cotidianas, una de ellas en casa de su gran amigo, el pintor hortelano Manuel Pallarès, que lo lleva al pueblo convaleciente de escarlatina en 1898. Estas últimas evocaciones de Picasso sobre Horta se han encontrado en los Estados Unidos, Jerusalén, Suiza, Francia y Alemania. Los aceites sobre tela de 1901 se han localizado en el Kunsthaus Zürich (Suiza), en el Museo de Israel (Jerusalén) y en el Fogg Art Museum de Harvard (Estados Unidos), y el resto de acuarelas y dibujos a tinta y a lápiz de 1903 se conservan en el Museo Picasso de París (Francia), Los Angeles Country Museum of Art (Estados Unidos), en el Von der Heydt Museum de Wuppertal (Alemania) y de una colección privada de Suiza.

De hecho, para poder ver todas las obras que recoge el Centro Picasso, habría que ir a más de una decena de países y a una treintena de museos, pero sería todavía más difícil ver los originales de las colecciones privadas. Normalmente, hacer reproducciones «no es demasiado difícil». Hace falta pagar el proceso y recibir las autorizaciones correspondientes. «El proceso es laborioso, pero es factible», dice Elies Gastón, presidente del Centro Picasso. Poder incorporar nuevo material es muy importante.

Una búsqueda constante

La pinoteca del Centro Picasso tiene cerca de 200 obras, pero ahora se van descubriendo más poco a poco. A veces por Internet, a veces alguien que reconoce el pueblo en un cuadro en un museo de cualquier rincón del mundo, o a veces, como ha pasado hace poco, alguien que les contacta porque «ha heredado» una obra de los años jóvenes de Picasso y no sabe si está hecha en Horta. «También hay museos que tienen obras de Horta pero no lo saben. Lo sabemos nosotros porque conocemos el paisaje, el estilo de la época, pero en muchas de las obras no consta que se hicieron en Horta», ha detallado Gastón.

Los primeros años del centro las obras se localizaban gracias a la implicación y los conocimientos Josep Palau y Fabre, poeta y dramaturgo que fue uno de los máximos especialistas en la obra del pintor, con el que tuvo una estrecha relación los últimos años del artista, y que se volcó en ayudar a la puesta en marcha del centro hortelano. Es suya la frase que «en Horta es como si le hubiera tocado la lotería, tiene el boleto en casa y no la va a cobrar».