Agricultura
Empiezan a inundar los campos de arroz del Ebre con la mitad de agua de riego
Regantes, mariscadores y parque natural comparten la incertidumbre de resistir en un contexto de sequía sin precedentes
Este viernes no se respira en el Delta del Ebro la habitual euforia de abrir los canales y poner a rodar el ciclo del arroz con «el sentido» del agua y la inundación de las parcelas antes de sembrar. Los regantes tienen este año la mitad de la concesión, una situación histórica y nunca vista, incluso para los arroceros más mayores .
Insisten en que el impacto de estas restricciones es incierto, pero no esconden el miedo y la preocupación. Sin agua en pleno verano, la producción de arroz caerá en picado, con el reaprovechamiento de los desagües, no llegará agua dulce a las bahías y faltará alimento para los bivalvos, y muchas especies pueden encontrar problemas para mantener el hábitat y los nidos, como el camallarg, o para sobrevivir, como puede pasar con los nacras.
El agua ya ha empezado a extenderse por los centenares de cultivos de arroz del Delta del Ebro, y tiene que inundar 9.000 hectáreas a la izquierda y 12.000 hectáreas a la derecha antes de sembrar o también donde se haga la siembra en seco más adelante. Esta vez las dos comunidades de Regantes del Ebro han abierto compuertas al mismo tiempo. Lo han hecho este viernes de madrugada y desde primera hora los campesinos han podido abrir las acequias y pasos de agua en sus campos, preparados para llenarse antes de sembrar.
Es una «cosa atípica», con «un sentimiento agridulce». Hace sólo unos días, con toda la preproducción hecha, los campos nivelados, los abonos y «las semillas en los almacenes», «sin margen de maniobra para los campesinos», la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) anunció que recortaba a la mitad la concesión de las dos comunidades, 11 m3/segundo para la izquierda y 13 m3 /segundo para la derecha.
Estos primeros días, el caudal disponible para llenar los campos es el habitual, pero se irá reduciendo. «Será entonces cuando empieza la lucha y tendremos que demostrar la capacidad de respuesta que tenemos», ha dicho Toni Domingo, miembro de la junta de gobierno de la Comunidad de Regantes de la Izquierda del Ebro. «No hay vuelta atrás, pero no sabemos cómo acabará», ha remarcado.
La estrategia para salvar el cultivo del arroz con la mitad de agua es diferente en ambos lados del Ebro. Mientras que a la Comunidad de Regantes de la Izquierda ha decidido reducir progresivamente y de forma estable los caudales disponibles para los comuneros (de 19 m3/s a 11m³/s en siete días), en la derecha se soltará el agua de forma intermitente. Cada diez días (quince el primer tramo) se cerrará y se abrirá el canal porque las captaciones en el hemidelta derecho son elevadas y condiciona a que la infraestructura tenga que bajar prácticamente llena.
«Empezamos muy mal, con la mitad de la concesión y hemos tenido que hacer muchos cálculos, mucha pedagogía, aunque no llega lo suficiente a la gente porque es difícil de entender, ha dicho el presidente de la Comunidades de Regantes de la Derecha del Ebro, Manel Ferré. La dotación la tienen que repartir en 45 días, «un malabarismo» que implicará la colaboración de todos los campesinos. «Es una línea de trabajo que tampoco sabemos si irá bien porque es la primera vez que pasa», ha reconocido. Ferré confía en que la gente empezará a reaccionar una vez se ha soltado el agua. «Veremos cómo va el campo, la planta y nos pondremos al trabajo. Tener miedo sin luchar es lo último que tenemos que hacer», ha defendido.
Carta blanca al caracol
En el hemidelta izquierdo han decidido «reutilizar toda el agua que sale de los campos de cultivo», con bombas móviles e incluso reparando las que ya no se usaban desde la aparición del caracol manzana. Aseguran que «se ha visto obligado» para poder «aguantar» todo el ciclo de cultivo, que ven imposible de alcanzar sin el agua de los desagües.
Eso supone, por una parte, que renuncian a luchar contra la plaga diez años después, porque es en los desagües donde se había contenido el caracol manzana. También habrá que ver el efecto en la planta del arroz de un agua en exceso de salinidad después de varios usos. «El caracol hace daño en el momento de la implantación del cultivo y este año se hará en condiciones normales. Será el año que viene que partiremos, con todo el delta infestado de caracol,» ha dicho Toni Domingo.
La Comunidad de la Derecha descarta a medias esta opción, de entrada. «No queremos que sea peor el remedio que la enfermedad», ha dicho Ferré, pero en el hemidelta derecho la afectación de la plaga es muy inferior al hemidelta izquierdo. El presidente ha adelantado que «mirarán muy bien» el uso del agua de los desagües para aprovechar toda la que se pueda. «También habrá la mitad de agua que otros años, en los desagües, y por lo tanto tampoco recuperaremos tanto», ha señalado.
Bahías y balsas sin agua
Toda esta agua que sale de los arrozales no llegará a las balsas y bahías del Delta del Ebro y habrá un inevitable impacto en los usos medioambientales y acuícolas. Gerardo Bonet, gerente de la Federación de Productores de Moluscos del delta del Ebro (FEPROMODEL), reconoce la repercusión será «directa» en la producción de marisco porque se reducirá la cantidad del alimento, el fitoplancton, con menos agua dulce.
Nunca se habían encontrado en una situación similar en 65 años y 40 años que hace que se produce marisco en el Fangar y en los Alfacs. Justo acaba de empezar la campaña de mejillón, pero queda un mes para que muchas bateas acaben de engrasar el producto. La ostra se produce todo el año. Bonet no descarta que el impacto relevante se produzca el año que viene, dependiendo de las consecuencias y como evolucione todo el contexto. En el Delta del Ebro hay 56 productores, 90 bateas en los Alfacs y 70 en el Fangar. Se produce 3,5 millones de kilos y medio millón de kilos de ostra.
También la función medioambiental de esta agua se reivindica desde el Parque Natural del Delta del Ebro, porque se distribuye por todos los ecosistemas de la plana deltaica. «Será una prueba de fuego ver cómo gestionamos esta agua entre todos para que haga su papel agrícola y también ambiental», ha reclamado el director del organismo, Francesc Vidal. Hay especies que dependen de esta agua, como las aves que esperan la inundación del Delta para nidificar, u otros ya muy amenazadas como el nácar que depende del agua dulce que le permite sobrevivir en las bahías del Delta a una enfermedad que el esta erradicando por todo el mundo.
«Ahora llega el agua a los campos y tenemos que hacer el cultivo y ya tendremos tiempo de mirar como lo aprovechamos lo mejor posible», ha dicho Vidal. «Es un momento, como el Gloria y otras crisis, con la sequía extrema que será el inicio de otro más prolongadas, que hace que sea un reto ver cómo nos organizamos para gestionar el recursos en los diferentes ámbitos», ha añadido.
Mientras tanto, el Departament d'Acció Climàtica estudia los aspectos legales y técnicos que permitan reivindicar más caudales o, como mínimo, el cumplimiento y usos de los caudales ambientales y ecológicos. El director de los servicios territoriales en el Ebro, Jesús Gómez, ha recordado que «la falta de previsión» y el anuncio in extremis de la CHE ha obligado «todo el mundo» a «decidir cosas muy rápidamente», pero ha adelantado que buscarán «la manera de dar apoyo y ayuda» y obtener «la máxima eficiencia en la gestión del agua» para que la dulce también llegue a todos los entornos que lo necesitan. «Vamos a trabajar para usar hasta la última gota, que llegue a las balsas y bahías y haga su función ecológica», ha dicho.
Desde el Gobierno, defienden que el compromiso con el PIGADE (Plan integral de gestión del agua dulce del Delta del Ebro) se mantiene y se priorizará. «Se demuestra que es más necesario que nunca, más de lo que pensábamos», ha defendido Gómez. No se descartan tampoco actuaciones este año para facilitar las conexiones entre los campos de arroz y las balsas , ahora que el escenario de sequía sobre lo que se trabajaba «se ha adelantado diez años». Las actuaciones previstas tienen que mejorar «la efectividad» de la gestión del agua y que esta «vaya en puntos claves, en los más necesarios y mes frágiles».