«Para componer necesito estar en un estado de felicidad»

—La primera canción de este nuevo trabajo es una rumba. ¿Funciona como un indicativo de lo que viene detrás?

—Yo navego un poco entre dos aguas, entre la parte más festiva y la parte más introspectiva. Me gusta hacer canciones que emocionen, pero uno de mis puntos fuertes es el directo. En nuestro país tenemos una gran cultura de fiesta mayor, de música festiva, y estas canciones como la rumba me van genial para montar un repertorio variado y con momentos de mucha fiesta.

— Ciertamente, combina fiesta con momentos de introspección. Pero es una introspección luminosa, muy 'Joan Rovira'.

—Siempre he pensado que un disco es como una fotografía emocional de una etapa de la vida. Y más en este, en el que han pasado cuatro años desde el último. He estado en una especie de silencio extraño, pero también he tenido tiempo de vivir muchas emociones. En los momentos de mayor euforia, seguramente he hecho las canciones festivas, y en los de soledad, las otras. Si las escuchas por separado, puedes pensar que no tienen nada que ver, pero si las escuchas muy seguidas, se ve que hay como una capa de barniz que lo unifica toda, y que está formada por mi voz y mi interpretación.

—¿Ha dejado pasar cuatro años porque ha hecho el disco muy poco a poco, o porque ha estado un tiempo sin trabajar?

—Lo he ido haciendo a fuego lento. Dolce vita fue la canción del verano de hace dos años, porque justo salíamos de la pandemia y necesitaba sentirme vivo. Me preguntan a menudo si durante la pandemia compuse, y la verdad es que no, porque no tenía la cabeza para hacerlo. Para componer necesito estar en un estado de felicidad, de tranquilidad, de salir a la calle y hablar con la gente. Por eso lo he hecho poco a poco. Y, sobre todo, muy importante: lo he hecho en casa.

—¿Cómo ha sido eso?

—Hasta ahora siempre había hecho las maquetas en casa y después iba al estudio a grabarlas. Pero esta vez me apetecía confiar en mí mismo. La última fase del disco sí que está mezclada y remasterizada en un estudio, pero la grabación de los instrumentos y de los coros de voces están hechas en casa. Y he descubierto todo un mundo. En casa, te sientes en tu terreno, no hay horarios, tienes toda la tranquilidad... El resultado ha sido brutal, así que ya tengo la fórmula para los otros discos.

—En este trabajo hay un par de colaboraciones destacadas. La primera es la de Oriol Aymat, de Blaumut.

—Sí, y además en una canción que es una delicia, se llama Nina viatgera, y está basada en una historia real. Con la Oriol somos muy amigos, él es de Móra d'Ebre y muchas veces quedamos para hacer una paella. Es un amor. Además, ha sido padre hace poco y esta canción tiene un cierto regusto infantil. Ha hecho un arreglo de cuerdas que parece que toque una orquesta sinfónica, pero es él solo con el cello. Brutal.

—La segunda colaboración destacada es la de su hermana Carol, ahora muy popular por su participación enEufòria.

— Con Carol, en casa, siempre habíamos cantado. Ya te puedes imaginar que, en las comidas familiares, la guitarra no falla nunca. Ya habíamos hecho algún vídeo de alguna versión ya publicada mía, pero esta vez lo hemos querido hacer más seriamente y grabar una canción para el disco. Ha sido una experiencia brutal reencontrarme con ella, y seguramente haremos más cosas. Me parece que, con esta canción, hemos abierto una puerta.

—El domingo estrena el disco en la Zero de Tarragona. ¿Cómo será este concierto?

—Será guay. Primero quería ir en solitario, pero al final vamos a trío, con batería, bajo, y yo con las guitarras y la voz. Siempre busco salas con una sonoridad excelente, y esta sala suena espectacular. Será la primera vez que toco en la Sala Zero, pero tengo muy buenas referencias y puedo decir que el público escuchará muy buena música, bien tocada y con un sonido brutal. Además, también tendré la colaboración de Maria Jacobs y de Olga Pes. Tocaremos las canciones nuevas, intentando que suenen todas, pero también los hits, de siempre como lo son Ballar descalç, Lo meu riuo Encara tenim temps.