PESCA
El incierto futuro del sector pesquero entra en campaña en la costa del Ebro
Los candidatos de municipios marineros como la Ràpita y la Ametlla de Mar incorporan propuestas para hacer viable el sector
Con flotas reducidas de forma drástica durante las últimas décadas, teniendo que hacer frente cada vez a normativas europeas más restrictivas para su actividad, el sector pesquero de la costa del Ebro vive un momento clave para redefinir su futura viabilidad. Si bien la principal demanda de los pescadores en los alcaldables que se presentan el 28-M es el apoyo político ante las instancias estatales y europeas, las candidaturas de municipios marineros, como la Ràpita (Montsià) y la Ametlla de Mar (Baix Ebre), incorporan propuestas de valorización de capturas y transformación del sector para garantizar la supervivencia. Desde su promoción como economía azul hasta proyectos de energías renovables o vinculados a la gastronomía y el turismo. La Ràpita, el puerto pesquero más importante de la costa catalana en capturas, ejemplariza como ningún otro la evolución del sector durante las últimas décadas. Desde el año 2000, la cofradía de pescadores Virgen del Carme ha perdido más de la mitad de la potencia pesquera. Con la flota del arrastre en el punto de mira de las instituciones comunitarias, el sector se ha tenido que adaptar como ya lo tuvieron que hacer a los años 60 del siglo XX. Ahora, sin embargo, cada vez ve más cerca de la amenaza de que el pescado|pez fresco de la costa se acabe convirtiendo en un producto gourmet , ante las restricciones a la actividad y las importaciones masivas de pescadode acuicultura de océanos lejanos.
Los pescadores creen que se criminaliza injustamente esta modalidad pero se resisten a ceder: están convencidos de que, a pesar de las críticas, puede llegar a ser sostenible ecológica y económicamente. Este año, las vedas se han ampliado hasta los dos meses y medio y no descartan, por ejemplo, que las jornadas de pesca se puedan llegar a reducir más de un 40% en los próximos cinco años. Los costes disparados del combustible lastran las cuentas. Pero a pesar de las restricciones y la reducción de flota, las 38 embarcaciones sancarlenses de arrastre siguen aportando un 65% de los ingresos anuales de las capturas.
La cofradía facturó el año pasado 13 millones de euros y, tal como reconocen los candidatos que contribuyen a las elecciones locales del 28-M, todavía es la principal empresa del municipio en términos económicos. Los pescadores recuerdan que sin las barcas de esta modalidad, el funcionamiento de la entidad no sería económicamente viable. Es por eso que la principal reclamación dirigida a los alcaldables es que les ayuden a trasladar y defender sus posiciones ante el gobierno español y la Comisión Europea.