Diari Més

Delta del Ebro

La salinidad mata el arroz en el hemidelta derecho mientras el caracol manzana se descontrola en el izquierdo

El sector llega al ecuador de la campaña más difícil y avisa que harán falta compensar pérdidas y sobrecostes

Espigas de arroz secas por la salinidad al Delta, ante otros cuadros que resisten y donde las espigas han crecido.

La salinidad mata el arroz en el hemidelta derecho mientras el caracol manzana se descontrola en el izquierdoACN

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La falta de la habitual lámina de agua dulce en los arrozales por las restricciones de la sequía se hace evidente en el Delta del Ebro. En el hemildelta derecho, con los sentidos de agua intermitentes, muchos campos sembrados en seco ya no hicieron la arrancada y están secos, incluso con barro, y en otros la salinidad del suelo y el agua seca la espiga, que ya no hará grano. La más afectada es la de la Ràpita y Poble Nou. Por otra parte, en el hemidelta izquierdo «se salvará la cosecha» por el manejo y el reaprovechamiento del agua de los desagües, pero eso ha supuesto un crecimiento «exponencial y preocupante» del caracol manzana en los campos. El sector avisa de que harán falta ayudas para compensar las pérdidas y sobre todo un alto sobrecoste en su campaña más difícil.

El recorte de la concesión de agua para los regantes del Delta del Ebro por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) pilló a los arroceros con los trabajos previos hechos de preparación de los cuadros y los campos. La siembra se sacó adelante, a pesar de las incertidumbres y las preocupaciones ante una situación nunca vivida antes en el sector. Tenían la mitad de agua dulce disponible para el cultivo del arroz y no estaba garantizado que llegara agua a los campos a partir de este mes de agosto.

Los regantes de la Derecha, por las particularidades de su infraestructura y de su canal, apostaron por hacer sentidos de agua intermitentes, cada diez días, aproximadamente. En la Izquierda han dado agua a los campos manera continuada, pero la mitad de lo que es habitual, y tejieron una estrategia de reaprovechamiento del agua de los desagües para mitigar la reducción de la lámina de agua dulce en los campos.

Momento decisivo de la planta

Cuando se llega al ecuador de la campaña, el sector no se atreve a hacer una valoración de posibles pérdidas de producción, pero ya se van viendo las primeras consecuencias de la falta de agua dulce. En el hemidelta derecho, como detalla Rafel Verdiell, responsable de Sector Vegetales de Unió de Pagesos y arrocero, en muchos campos, después de la siembra, el arroz ya no creció por la salinidad del suelo y el agua y ahora «en el momento decisivo» que la planta saca la espiga y se formará el grano, en muchos campos el arroz se está secando.

En la zona de Poble Nou del Delta y la Ràpita se ven muchos campos con la planta amarillenta o con las espigas blancas (que ya no harán grano de arroz). En muchos cuadros, la planta ya no creció y se ven completamente secos, con el suelo lleno de terrones de sal o láminas de agua finas blanqueadas por la salinidad. Incluso se encuentran algunos cuadros con barro, como cuándo se vuelven a labrar después de la siega.

Medidores de salinidad

Los arroceros recorren los campos con unos aparatos que miden la salinidad por conductividad. En más de dos puntos, las plantas ya sufren y no crecen. En muchos campos esta salinidad supera los diez puntos y no se puede concretar porque es la capacidad de medición máxima que tiene el aparato.

Con estos medidores, se han dado cuenta de que en las entradas del agua dulce en los campos, se está conteniendo la salinidad en esta franja límite de los dos o tres puntos, pero en las partes más alejadas, el índice se dispara y «es imposible que la planta sobreviva». Hay campos verdes en un lado y amarillos en el otro.

Los arroceros, cuando detectan niveles altos de salinidad, intentan «hacer correr» el agua dulce por la parcela para reducir la graduación salina, pero como señala Verdiell «no en todos los campos se puede hacer y las consecuencias este año son graves». Habitualmente, en las zonas más salinas como la Ràpita y Poble Nou, los regadores se pasan el verano dando más agua dulce a las fincas que más sufren para contrarrestar el incremento de la salinidad, pero la restricción de la concesión de la CHE no permite esta maniobra este año.

Pérdidas y sobrecoste

Desde el sindicato agrario alertan a las administraciones que las pérdidas de cosecha de arroz «serán considerables» y que hará falta «apoyo» para el sector, sobre todo para los campos donde no habrá cosecha. «Se plantean ayudas para zonas donde no se ha sembrado, como es el Empordà, pero se habla poco del Delta. Da la impresión que, como una parte, más o menos, se segará alguna cosa, estos campos quedarán sin ayudas y yo creo que eso es muy injusto», ha reivindicado Rafel Verdiell.

«Indudablemente, donde no ha sacado adelante los cultivos, se tiene que mirar, pero también el coste que hemos hecho los que hemos producido y la fórmula para cómo mitigarlo», ha reclamado también Javier Casanova, presidente de la Comunidad de Regantes de la Izquierda del Ebro. El incremento de costes puede superar los 2.500 euros por hectárea, según el responsable de Sectores Vegetales de UP.

Los arroceros del Delta del Ebro reclaman apoyo porque las restricciones de la CHE les cogieron con el trabajo hecho, sin margen para poder plantearse no sembrar. «Hemos pasado del problema de la energía el año pasado – cuándo se dispararon las facturas energéticas – a inversiones significativas para rebombardear», ha recordado Casanova.

Reinfección «exponencial» de caracol manzana

Actualmente, además, aunque lloviera, «el daño está hecho» y «es irreversible». Cuando está en hoja, todavía puedes volver a laminar agua, todavía puede rebrotar, pero cuando ya está en el momento del espigado, ya es el momento decisivo. Lo que no hay ahora, después ya no lo tendrás. La planta está desapareciendo y no habrá cosecha», ha alertado Verdiell.

Si el año que viene se dan «concesiones de agua normal, no tendría que haber ninguna consecuencia» en los campos, pero eso no será así en el hemidelta izquierdo porque, como advirtieron, el uso del agua de los desagües suponía asumir el riesgo de reinfección de la plaga del caracol manzana, como ha pasado.

Los regantes de la Izquierda han priorizado reutilizar el agua para mejorar la recirculación en los campos y frenar la salinidad, y con el incremento de un 15% de la concesión en julio, ha funcionado y «se salvará la cosecha», pero advierten que la reinfección de caracoles manzana en los campos «es preocupante», y se ha visto agravada por la pérdida de presión de las acequias. Aunque el Gobierno ha incrementado la dotación para trabajar con saponines y otras medidas después de la siembra, la próxima campaña en el hemidelta izquierdo se puede ver condicionada por este retroceso del control de la plaga.

«La realidad es que ha tenido un crecimiento exponencial y eso puede suponer que el año que viene tengamos un problema grande», ha remarcado Casanova. «Con la densidad de caracoles que hay en las parcelas hoy, las medidas pueden ser insuficientes para asegurar la siembra y sacar la cosecha adelante la próxima campaña», ha añadido. El presidente de la Comunidad de Regantes de la Izquierda del Ebro asegura que es posiblemente la peor densidad de la plaga que han visto desde su aparición, hace más de una década, y que están ante el «peor» escenario que se ha vivido hasta ahora.

La otra amenaza, ha apuntado Casanova, es que la sequía se alargue durante los meses de invierno. «El Delta necesita agua invernal como medida sanitaria y medioambiental, pero Mequinenza está cayendo de forma muy preocupante», ha reconocido.

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