Documentan los impactos de los bombardeos de la Guerra Civil en la antigua fábrica de explosivos de Flix

La Universitat de Barcelona ha documentado los impactos del bombardeo que sufrió un pabellón de la antigua fábrica de explosivos de cloratita de Flix (Ribera d'Ebre) en febrero de 1937, durante la Guerra Civil. La UB ha hecho este verano la tercera campaña de excavación en el taller de explosivos que se encuentra dentro de la Reserva Natural de Sebes. Ocho alumnos de arqueología de la UB, además del director y de un técnico, han trabajado en este espacio único en el estado español que estuvo en uso hasta el estallido del conflicto bélico. El director de la excavación, Jordi Ramos, asegura a ACN que les sirve como un «campo de aprendizaje» para el alumnado. Para el profesor es importante que los alumnos «aprendan cómo se hace una intervención arqueológica de época contemporánea».

Con el alzamiento militar, la fábrica pasó a manos de la Comisión de Industrias de Guerra de la Generalitat y empezó a fabricar nitrato amónico y cloratita. Ramos comenta que la fábrica se convirtió en un objetivo militar y el Consejo de Guerra controlaba la producción de armamento para utilizarlo en el frente.

Con esta excavación, los arqueólogos pueden documentar las estructuras, ya que se trata de un tipo de fábricas que no eran habituales. De hecho, la de Flix, es la única del estado que se mantiene íntegramente. Desde la universidad también estudian cómo eran las «condiciones de vida» en esta industria, cómo era la jornada laboral y la organización del espacio.

La fábrica tuvo una vida corta. Empezó a funcionar el año 1923, y después de los bombardeos de 1937, el año siguiente, dejó de producir explosivos. Durante la Guerra Civil, unos terraplenes de seguridad entre almacenes sirvieron como refugios antiaéreos. Las instalaciones «han sufrido un deterioro», comenta Ramos. También hay que tener en cuenta que durante el siglo pasado, el espacio se ocupó varias veces.

Musealizar el espacio

Todavía hay lugares de la fábrica por excavar, por ejemplo el polvorín. Los arqueólogos de la UB tienen pendiente habilitar dos entradas en el polvorín y una antesala. «Hay muchas arcillas y limos a causa de las riadas que ha sufrido este espacio», señala el profesor. Sin embargo, Ramos reconoce que todos los trabajos están «bastante avanzados», sobre todo la tarea de documentación.

La UB hará el próximo año una cuarta campaña, y a partir de aquí, esperan que se haga un proyecto de museización. Ramos ya ha ofrecido su apoyo tanto al Ayuntamiento de Flix como a los propietarios de la fábrica para sacarlo adelante.