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Economía

Prevén una cosecha de sal récord en el Delta del Ebro

La empresa Infosa, que explota las salinas de la punta de la Banya, prevé obtener 120.000 toneladas

Máquinas y tractores recogiendo la sal a las salinas de la Trinidad, en el delta del Ebro.

Prevén una cosecha de sal récord en el Delta del EbroACN

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La cosecha de sal ha empezado puntual esta semana en la punta de la Banya, en el Delta del Ebro, con la expectativa de obtener 120.000 toneladas y batir el récord histórico de producción. Según Infosa, la empresa que explota las salinas de la Trinitat, los vientos secos durante el invierno y la primavera, las lluvias escasas y el calor se han conjugado, en este caso, para dar lugar a un volumen de sal extraordinario después de tres malas campañas. La capa de más de 10 centímetros existente, además, permitirá obtener un producto con menos material insoluble y, por lo tanto, de mayor calidad. La empresa, que exporta dos terceras partes de la producción a Francia o los Estados Unidos, prevé incrementar su facturación de 15 millones euros de los últimos ejercicios.

Por primera vez en los últimos cuatro años, Infosa prevé superar con creces la media de producción considerada como normal, entre las 95.000 y 100.000 toneladas. Hasta el punto de poder fijar un nuevo récord en los cerca de 150 años de actividad en las salinas de la Trinitat, en el espacio protegido de la punta de la banya.

Hace tres años, en plena pandemia y a raíz de los estragos del temporal Gloria, la campaña se quedó en torno a las 40.000 toneladas. En 2021, aunque se esperaban 100.000 toneladas de entrada los fatídicos aguaceros del 3 de septiembre estropearon 25.000 toneladas de sal en una noche. El 2022 pasado, la cosecha se quedó en las 85.000 toneladas.

El gerente de Infuosa, Manel Salvadó, no oculta su satisfacción ante estas previsiones de cosecha extraordinaria. Este resultado, apunta, se explica por la abundancia de vientos secos -como el mistral- durante el invierno y la primavera. «Fue un año como los que eran típicos en las Terres de l'Ebre hace 20, con una alternancia entre poniente y tramontana», precisa.

«Eso nos ha dado una calidad de las salmueras espectacular para empezar la campaña. En verano hemos tenido mucho calor y poca lluvia y eso ha ayudado», ha precisado. A diferencia de la inmensa mayoría de cultivos y del sector primario, la escasez de lluvias es, paradójicamente, uno de los factores claves para cuajar una buena campaña, reconoce Salvadó.

Por el contrario, la campaña de flor de sal, un producto gourmet que durante los últimos años había encontrado una buena salida, no será finalmente tan buena. Se producirán entre 15 y 17 toneladas que, según Salvadó, se acabarán vendiendo fácilmente. En este caso, algunos episodios de viento de gregal -más húmedos- este verano han impedido una mayor producción.

La gran producción prevista, en términos cuantitativos, ayudará también a mejorar considerablemente la calidad del producto. La capa de sal que se recopilación es más gruesa, hasta los once centímetros, hecho que ayuda a evitar la presencia de impurezas o materiales insolubles en las capas superiores e inferiores que, posteriormente, se tienen que limpiar.

Segundos en Francia y terceros en los Estados Unidos

Salvadó señala la calidad de la producción de la punta de la Banya como uno «ventajas comparativas» que ha permitido Infosa convertirse en el segundo comercializador de sal marina en Francia y el tercero en los Estados Unidos. Una valoración que genera importantes expectativas de crecimiento en estos importantes mercados. La empresa está principalmente vertida a la exportación: entre un 65 y un 67% de la producción sale al exterior. Por el contrario, a pesar de los intentos en los últimos años de mejorar posiciones en el estado español, los precios generalmente más bajos no les permiten ser tan competitivos.

Durante los últimos años, Infosa ha facturado anualmente unos 15 millones de euros, una cifra que esperan superar este 2023. Salvadó, ain embargo, precisa que, después de un escenario de bajas producciones consecutivas de los últimos tres años, se limitará la venta para garantizar la existencia de un mayor stock de cara posibles contingencias futuras. Podría ser el caso del sector de las piscinas, uno de los que más crecimiento registra y a los que se destinan unas 15.000 toneladas cada campaña. La misma cifra que el alimentario. La alimentación industrial llega a las 30.000.

Según el gerente, además, la apuesta por el crecimiento tiene que permitir contrarrestar una «rotura de las estructuras de costes muy bestia» durante el último año y medio, con un considerable incremento de los precios de los servicios, el transporte o la materia prima. «Nos tenemos que intentar reposicionar, mantener el margen y los puestos de trabajo, que es el objetivo principal», precisa. La empresa dispone de una plantilla de 62 trabajadores, 52 de los cuales a la explotación de la punta de la Banya.

El reto de la acessibilidad

El otro gran reto de la empresa, cifras al margen, es solucionar de forma inmediata los problemas de acceso a las instalaciones de la punta de la Banya a través de la frágil barra del Trabucador, muy vulnerable a los sucesivos temporales de levante. Según Salvadó, la propuesta presentada para modificar un tramo de camino próxima a la entrada de las instalaciones que «acaba prácticamente dentro del mar» se encuentra pendiente de respuesta del Ministerio para la Transición Ecológica. Ha precisado que el proyecto, consensuado con el parque natural y la demarcación de Costas en Tarragona, permitiría mover el vial unos 50 metros hacia el interior para evitar que el mar lo acabe engullendo definitivamente.

Por el contrario, Infosa parece ya resignada a dar por perdida la batalla para poder construir un muelle de expedición marítima, como alternativa para poder sacar el producto y llegar a las instalaciones cuando los temporales cortan el istmo del Trabucador. «Competimos con el nácar, que está en peligro de extinción, y el Ministerio considera que en el lugar donde queremos hacer el muelle, aunque no ha tenido nácares los últimos 50 años, pueden haber. Estamos a la espera de una solución técnica para acomodar nuestros intereses y los del Ministerio», ha cerrado el gerente.

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