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Vecinas de Alcanar afectadas por el aguacero: «Ya avisamos que el barranco se volvería a desbordar, y no nos escucharon»

Restaurantes de la zona marítima lamentan las inundaciones en los locales justo dos años después del último episodio torrencial

Vecinos de Alcanar retirando el agua acumulada.

Vecinas de Alcanar afectadas por el aguacero: «Ya avisamos que el barranco se volviera a desbordar, y no nos escucharon»ACN

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Vecinas de las Casas de Alcanar (Montsià) se lamentan este domingo de los desperfectos causados por el último episodio de lluvias intensas. Aseguran que uno de los principales motivos de las inundaciones reside en la fisonomía del barranco de Sant Jaume, «donde se generan varios tapones» por la acumulación de ramas cuando hay lluvias torrenciales y por la estrechez de los puntos de desaguacero. La propietaria del Restaurante El Racó del Port, Rosa Maria Sancho, resalta a la ACN que, después de las inundaciones de hace dos años, «muchos vecinos» avisaron a los ingenieros de que el muro de hormigón que se construyó «no dejaría salir el agua». «Pero no nos escucharon, y hoy los vecinos más próximos al barranco nos hemos vuelto a hacer daño», lamenta.

Esta restauradora asegura que antes de la construcción del muro actual «nunca había sufrido inundaciones en el local, en casi 47 años de historia.» «Nosotros no somos ingenieros ni técnicos, pero ya vimos que aquello no era correcto», insiste, apuntando que el muro bloquea el agua provoca el desbordamiento. Sancho asegura que «si hubiera una buena salida, hoy no habría pasado nada» e insta a las administraciones a «buscar soluciones» para canalizar el agua hasta el mar.

Otra vecina, Emma Sancho, también señala la fisonomía del barranco de Sant Jaume. Explica que desde las 6 h que ha escuchado el impacto de la lluvia y el sonido de la tormenta «con el temor a que llegara a pasar el mismo que en el 2021».

En el Racó del Port, su propietaria relata que esta madrugada ha pasado más miedo que da dos años, precisamente por la desazón que no se repitieran unos desperfectos que en aquel momento la llevaron a tener que cerrar el restaurante casi seis meses. «Por suerte no ha sido tanto importante como la otra vez, y ha habido muchos vecinos que me han venido a ayudar», añade, expectando a la evaluación de los daños que prevé hacer los próximos días.

En otro restaurante, La Marinada, su propietaria lamenta que «es habitual» que se le llene el local de agua cuando llueve fuerte. Cinta Fibla dice que «parece que cada vez que acaba el verano toque asumir inundaciones y limpiar», si bien precisa que «ni mucho menos» la afectación ha llegado a los niveles del 2021.

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