Los municipios con más riesgo de inundaciones se sitúan en el Baix Ebre y en el Montsià

Protección Civil de la Generalitat ha activado en las tres primeras semanas de septiembre tres veces la alerta del plan Inuncat, mientras que de septiembre a diciembre del año pasado sólo la activó cuatro veces. Eso evidencia que este final de verano e inicio de otoño meteorológico ha sido más violento del habitual respecto al riesgo fuerte de lluvia. Eso también va en consonancia a una tendencia más general que hace que la meteorología en el Mediterráneo cada vez se parezca más a la tropical, con fenómenos extremos como las inundaciones de Grecia de hace unas semanas. Por todo eso, advierten que cerca del 10% de la población catalana vive en zonas inundables y un 1,4% en zonas de muy alto riesgo de inundación fluvial.

El año pasado, de septiembre a diciembre, se activó el Inuncat 4 veces en alerta y se emitieron 5 prealertas. En estas activaciones hubo 10 veces que se recibieron avisos de superación del umbral de lluvia. Este año en los 21 días que llevamos de septiembre ya llevamos 3 alertas y 2 prealertas y 6 avisos de superación de los umbrales de precipitación. Estos umbrales de superación de límites son por intensidad, si pueden superar los 20 litros por metro cuadrado en media hora, o por acumulación, si pueden superar los 100 litros por metro cuadrado en 24 horas. Aun así, el Servei Meteorològic de Catalunya se plantea cambiar estos umbrales para adaptarlos al cambio climático.

La directora del Servei Meteorològic de Catalunya, Sarai Sarroca, pone énfasis en que los posibles episodios de precipitación extrema que se puedan producir, especialmente en otoño, no revierten el contexto de sequía en la que nos encontramos ni llenan los embalses. Por su parte, la directora general de Protección Civil, Marta Cassany, ha recordado que es básico tener presentes consejos básicos de autoprotección delante del escenario de fenómenos locales muy severos.

Riesgo de inundaciones y otoño

El riesgo de inundaciones es la primera causa de pérdidas económicas y de vidas humanas entre los riesgos naturales graves en Cataluña. En las inundaciones, el agua tiene bastante velocidad como para arrastrar vehículos a su paso con calados de sólo medio metro e, incluso, destruir edificaciones e infraestructuras (puentes, carreteras) al alcanzar calados superiores. Evidentemente, una corriente mucho más débil puede arrastrar personas, haciendo imposible salir una vez las engullen.

Les datos de los últimos estudios de Protección Civil de la Generalitat, realizados en colaboración con el Idescat a partir de las zonas inundables determinadas por los organismos de cuenca Agència Catalana de l'Aigua (ACA) y Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), indican que Cataluña tiene 1.300 kilómetros cuadrados de zonas inundables fluviales (el 4% de todo el territorio). En total, cerca de 705.000 personas viven dentro de una zona inundable (un 9,1% de la población total) y de estas 110.000 (1,4% de la población) dentro de zonas de muy alto riesgo de inundación.

Los municipios con un mayor porcentaje de su población en zona de alto riesgo de inundación se sitúan principalmente en el litoral norte, en el Pirineo, en el Baix Ebre y en el Montsià, con más del 50% de la población municipal en algunos casos. En el área metropolitana de Barcelona y en las ciudades de Girona y Lleida se concentra el mayor número absoluto de población en zona de alto riesgo de inundación. Estos valores no incluyen los ríos pequeños que no tienen calculadas las zonas inundables ni tampoco las inundaciones que no estén causadas por cursos fluviales (inundaciones por acumulaciones de agua por lluvia intensa en zona urbana).

El otoño es la estación con los daños más severos por inundaciones. El litoral y prelitoral son las zonas con más riesgo de inundaciones en otoño por las lluvias intensas registradas, la presencia de rieras y barrancos y la urbanización general dentro de zonas inundables. También se pueden ver afectados los ríos del margen izquierdo del Segre en la Depresión Central, que desbordan con facilidad por la poca pendiente, y las cabeceras de los torrentes en el Pirineo.

Dificultades de gestión

Los planes de emergencia por inundaciones de la Generalitat de Catalunya (plan Inuncat) y de los municipios (planes de actuación municipales) permiten una respuesta coordinada a las inundaciones, incluidas las actuaciones preventivas. La Dirección General de Protección Civil ha incrementado el soporte a los municipios en la elaboración e implantación de sus planes de emergencia municipal con sesiones periódicas para recordar como actuar en situaciones de riesgo o emergencia y se han creado manuales de planificación y de emergencias, muy recogido en una nueva página web específica de protección civil para el mundo local. Sin embargo, las inundaciones de otoño son de difícil gestión y no siempre se pueden evitar los daños graves en bienes y personas.

Concretamente, las inundaciones del otoño provocan numerosas incidencias simultáneas, en muchos casos graves como es el rescate de personas. Al mismo tiempo, se desarrollan de forma repentina en periodos de tiempo de unas 2 horas como máximo. Por ejemplo, en las inundaciones del río Francolí del otoño del 2019 el caudal pasó de 50 a 1.238 m3/s en sólo 15 minutos, cosa que generó un frente de ola similar a un tsunami con daños muy graves inmediatos.

Les rieras y los barrancos comportan más riesgo porque son pequeños y no pueden absorber grandes cantidades de lluvia y desbordan rápidamente.

Hay que tener en cuenta que un 15% de las zonas urbanizadas de Cataluña en las cuencas internas están afectadas por riesgo de inundación fluvial o marítima de acuerdo en el Plan de Gestión del Riesgo de Inundaciones de las cuencas internas de Cataluña. Así, a menudo, en menos de 2 horas, ríos secos pueden pasar a inundar zonas urbanas con mucha población. Además, son fenómenos muy locales con dificultad en ser previstos con exactitud.

A pesar del contexto de sequía de los últimos años, las lluvias fuertes de carácter local son cada vez más habituales provocante inundaciones graves de forma recurrente sobre todo en otoño, con una cierta tropicalización del riesgo de inundaciones en el Mediterráneo con episodios violentos ciclónicos en el contexto de cambio climático. Son un ejemplo de este fenómeno las inundaciones sufridas por Grecia hace pocos días con lluvias registradas de 750 l/m2 en 24 horas, equivaliendo a la prevista de forma acumulada durante un año y medio. Por lo tanto, no se puede descartar que podamos sufrir próximamente inundaciones todavía más extremas y violentas con daños muy superiores a las sufridas hasta ahora.

Predicción para el otoño

La predicción mensual, a grandes rasgos, indica que el otoño será mayoritariamente cálido respecto de la media climática en Cataluña, una tendencia que ya hace muchos meses que se está cumpliendo. Respecto a la precipitación, no hay una señal muy clara de la predicción durante el otoño, aunque el modelo indica un octubre ligeramente lluvioso en Cataluña, sobre todo en el litoral, y un noviembre y diciembre con una ligera tendencia a quedar por debajo de la media climática del modelo en el norte y nordeste del país.

Sin embargo, el Servei Meteorològic de Catalunya (SMC) recuerda que, estadísticamente, el otoño es la época del año con más probabilidad que los episodios de lluvia se vuelvan en aguaceros importantes. Este hecho ya se ha producido durante este mes de septiembre en dos ocasiones, concretamente el 3 y el 15 de septiembre que generaron avisos de Situación Meteorológica, de Peligro de color rojo (grado 5 y 6), y dieron lugar a lluvia intensa y muy abundante sobre todo en las Terres de l'Ebre. Con el fin de mejorar el sistema de emergencias meteorológicas y adaptarlo a las consecuencias del cambio climático, el SMC y Protección Civil están trabajando conjuntamente en la modificación de los umbrales de los avisos de lluvia a fin de que den respuesta a los cada vez más frecuentes episodios intensos.

Autoprotección y corresponsabilidad

Este contexto hace necesaria la mejora continua de las capacidades del sistema de protección civil en cuanto a previsión, detección, anticipación y alerta. Pero al mismo tiempo es imprescindible que la ciudadanía sea cada vez más corresponsable de su seguridad en un contexto de incremento del riesgo por el cambio climático donde las administraciones públicas necesitan que la población actúe de acuerdo a unos principios de precaución y autoprotección para evitar daños personales graves.

Los rescates por inundaciones a menudo se deben a imprudencias con personas atrapadas en zonas señalizadas como inundables que estaban restringidas (cintas, vallas, semáforos) o que ya estaban inundadas. Actuar de forma adecuada sin exponerse al riesgo es la mejor manera de evitar los daños graves.

Por lo tanto, la Generalitat considera que hace falta más conciencia de la autoprotección como una pieza clave de la seguridad individual y colectiva de la ciudadanía, haciendo entender los riesgos que comporta el agua y la dificultad de los servicios de emergencia para llegar a todas partes de forma inmediata en los casos graves de inundación.