Diari Més

Medio Natural

Los ornitólogos observan desde el delta del Ebro un descenso de aves migratorias de larga distancia

El cambio climático, la reducción de hábitats y las actividades humanas, entre las posibles causas

Exemplar de rossinyol bord monitoritzat per l'ICO a l'estació biològica de Canal Vell, al delta de l'Ebre

Ejemplar de ruiseñor borde monitorizado por el ICO a la estación biológica de Canal Vell, en el delta del EbroCedida

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Millones de aves migratorias pueden llegar a sobrevolar el cielo de Cataluña durante el otoño. Unos retornan al continente africano después de reproducirse y pasar aquí el verano. Otros llegan del norte de Europa buscando un clima más suave y alimento para superar el invierno. Desde la Estación Biológica de Canal Vell, al delta del Ebro, se monitorizan sus movimientos desde 1996.

Les datos obtenidos ayudan a los ornitólogos a estudiar el estado y la evolución de las poblaciones para proponer medidas de conservación. Ahora, constatan una caída del número de especies que hacen largas distancias, como los mosquiteros de paso. El cambio climático y la reducción de hábitats serían las causas.

Este 12 de octubre se celebra el día mundial de las aves migratorias. Una tendido de redes japonesas, estrictamente ya prohibidas para la actividad cinegética pero autorizadas excepcionalmente para estas tareas, sirven a ornitólogos como Àlex Fonollosa para capturar pájaros que sobrevuelan el entorno próximo del Canal Vell y la balsa de la Estella. Revisan y recogen los pájaros que quedan atrapados cada quince minutos a lo largo de las seis horas durante las cuales las redes se mantienen operativas, entre la salida de sol y mediodía.

«Miramos la migración de los pájaros paseriformes, de los más pequeños que tenemos en Europa», apunta. Él y otros ornitólogos trabajan para el Institut Català d'Ornitologia (ICO), que se encarga de efectuar esta monitorización en el marco del proyecto Migración, vinculado al Observatorio del Patrimonio Natural y la Biodiversidad. Lo hacen en varios observatorios del país -hay otro en los pantanales del Ampurdán- en primavera y, ahora, en otoño: entre el 4 de agosto y el 2 de diciembre.

Les carriceros de cañaveral ('Acrocephalus scirpaceus') siguen encabezando la lista de las especies más atrapadas por los ornitólogos. Este año, según datos del proyecto, han estado ya 1.413 ejemplares, llegando en dos meses prácticamente al nivel de otros otoños. Durante la última década se han contabilizado en Canal Vell 14.253. También empiezan a proliferar los ruiseñores bordes ('Cettia cetti'), mantienen unos niveles bastante altos, con 399 ejemplares este año.

Fonollosa explica que los mosquiteros comunes ('Phylloscopus collybita') serán los protagonistas durante los próximos meses, hasta diciembre. De momento, sólo suman 39 capturas, pero se cogieron 7.915 desde 2015.

Especies a la baja

La observación y anelamento, al mismo tiempo, ha permitido constatar como otras especies de la misma familia, como el mosquitero de paso ('Phylloscopus trochilus'), mantiene una tendencia descendente los últimos años. «Es un ejemplo muy claro», apunta. Un fenómeno que han detectado en especies que migran a larga distancia, como esta, que se marcha a pasar el invierno además al sur del Sahara. «En los últimos años no ha dejado de disminuir. Hemos pasado de 150 ejemplares hace diez años a los 39 actuales y su periodo de paso está a punto de acabar, tendría que estar yendo a África», añade.

Si bien su recorrido migratorio es más corto, hasta el norte de África, el pecho encarnado ('Erithacus rubecula') se encuentra en una situación similar. Llegó a superar los 300 ejemplares hace ocho años. Este año sólo se han contabilizado 24. Fonollosa explica, que si bien el año pasado se suspendieron las campañas de anelamento por la gripe soltar, las experiencias de estaciones de Menorca o un estudio en Suecia ya puso de manifiesto este drástico descenso.

¿Cuáles son las causas de eso? «Son muchos factores los que afectan. El clima es uno de ellos. También otros parámetros: la sequía, relacionada con el clima, las malas condiciones en algunos tipos de hábitats, la disminución de espacios para la reproducción de algunas especies», apunta al ornitólogo. El impacto de la actividad humana, en este sentido, resulta clave para entenderlo: los hábitats quedan reducidos, por ejemplo, con cambios de cultivo o monocultivos, generan afectaciones negativas para estas poblaciones.

Así las cosas, los ornitólogos defienden que este tipo de campañas resultan útiles para evaluar el estado de estas especies, su demografía, sus rutas migratorias, pero sobre todo el estado ecológico de los espacios donde migran, se reproducen y se alimentan, como es el caso concreto del delta del Ebro. Especialmente en el caso de especies «muy pequeñas, que a veces no podemos detectar si no hacemos estos estudios».

Recomendaciones a los gobiernos

El procesamiento de toda esta información -comparada también con los datos de reproducción de otras acciones que se despliegan también en el Delta- resulta especialmente relevante a la hora de emitir recomendaciones para que gobiernos e instituciones garanticen su preservación y biodiversidad.

A la estación biológica de Canal Vell, los pájaros capturados que no traen son anillados. Pero también se aprovecha para observar el sexo, la edad y medidas biométricas como el tamaño del ala, de la tercera pluma del ala, además de su estado físico, especialmente la grasa y músculo acumulado bajo las plumas. Una cantidad importante de grasa, en punta, significaría que están a punto para empezar a migrar. Los pájaros se acaban pesando y se liberan nuevamente.

Gracias a los anelamento se ha podido trazar en muchos casos el origen o procedencia de estas aves. Al delta del Ebro, en estos últimos meses, han llegado de Dinamarca, Eslovaquia u Holanda. También mucho más en el sur: especies que pasan el invierno en el Sáhara o en el Sahel. En algunos casos, aves que se habían anillado en Cataluña han llegado al África austral.

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