Delta del Ebro
Detectan menos aves en el Delta por las alteraciones en el río, la agricultura intensiva y el cambio climático
SEO/BirdLife alerta de que hay 400 humedales en Cataluña desprotegidos
Un estudio elaborado por la asociación SEO/BirdLife ha constatado una «disminución significativa» en la presencia invernal de aves migratorias en el Delta del Ebro. En opinión de los responsables del informe la razón responde a «múltiples factores de presión», como las alteraciones hidrológicas del río Ebro, «especialmente la reducción en la aportación de caudales y sedimentos», la «intensificación agrícola», que ejerce «presión» sobre los arrozales y provoca «un uso excesivo de agroquímicos» y «los efectos del cambio climático».
Aparte, el estudio también ha constatado que en Cataluña hay 400 humedales desprotegidos. Estos espacios, recuerda el trabajo, son especialmente importantes para la conservación de las aves. En el caso del Delta del Ebro, los impulsores de la investigación han considerado que la combinación de las «amenazas» que lo asedian resaltan la «necesidad» de reforzar las medidas de gestión y conservación en la zona, con un enfoque «integral» que proteja tanto los hábitats como las especies que dependen.
El informe ha analizado el conjunto de los humedales del Estado y ha calificado su estado de «malo». Ha afirmado que todos los puntos estudiantes sufren una «presión global» calificada de alta o muy alta, que afecta la extensión y calidad del hábitat requerido por las poblaciones de aves acuáticas.
Esta situación comporta una disminución del estado de conservación global de estos hábitats, que es valorado por la organización como «pobre o muy pobre» en el 67% de los pantanales (41), entre ellos algunos de los más importantes para las aves acuáticas de Europa como son Doñana, el Delta del Ebro, la albufera de Valencia, las Tablas de Daimiel, la bahía de Cádiz, la laguna de Fuente de Piedra o el complejo intermareal Umia-Grove.
Un informe del 2022 ya alertaba del estado de conservación «preocupante» en que se encuentran los humedales más importantes del Estado, y los autores del análisis actual lamentan que «por desgracia» la investigación de ahora «muestra una imagen poco estimulante del trabajo desarrollado para la conservación de los pantanales en España».
Riesgo de colapso en Doñana, el Delta del Ebro y la albufera de Valencia
Este escenario genera, afirman, una gran «incertidumbre» sobre el futuro de los ecosistemas acuáticos. Y aunque todos son «importantes», añaden, hay tres que por las poblaciones de aves y el estado de conservación de estas especies «destacan sobre el resto», Doñana, el Delta del Ebro y la albufera de Valencia. Según el informe, estos espacios alojan el 38,8% de las poblaciones de aves acuáticas invernantes, y se ha observado una clara tendencia negativa de estas poblaciones en los últimos años. De hecho, de las 67 especies de pájaros analizadas en este trabajo, 36 han experimentado un descenso poblacional.
«Estos tres pantanales se encuentran, además, en mal estado de conservación y con enormes presiones», por lo que SEO/BirdLife reclama «medidas para corregir las carencias detectadas en los planteamientos actuales de reducción de las amenazas», así como la «puesta en marcha de una hoja de ruta» que se ampare en la «información científica existente» y que recoja las «medidas necesarias» para solucionar «a medio y largo plazo» el «colapso ambiental» al que se enfrentan los tres pantanales «más emblemáticos de España».
Cuenta atrás para salvar los pantanales
Por todo ello el informe ha concluido que «urge» declarar las lagunas costeras como «el primer hábitat en peligro de desaparición en España». Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife, ha apuntado que los resultados obtenidos «hacen posible tener un diagnóstico fidedigno y global del estado de estos ecosistemas». En este sentido, ha añadido que el trabajo ha permitido identificar patrones regionales y áreas prioritarias por orientar acciones de conservación.
Ha asegurado que los responsables del estudio ya han puesto los datos a disposición de la sociedad y de las administraciones públicas para que apliquen los compromisos del Reglamento sobre restauración de la naturaleza y el Plan Estratégico de Pantanales en 2030. «Nos quedan cinco años para salvar los humedales y recuperar la funcionalidad ecológica de estos espacios», ha sentenciado.