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La Cooperativa de l'Aldea quiere prorrogar 3 años más el convenio para devolver los fondos atrapados de los impositores

Un grupo de afectados se opone a la modificación y reclama la apertura del juicio penal en la Audiencia de Tarragona

Imagen del almacén donde se situaba la Cooperativa de l'Aldea

Un almacén de la Cooperativa.Diari Més

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La Cooperativa de l'Aldea ha solicitado al juzgado Mercantil de Tarragona prorrogar tres años más el convenio para devolver los 2,38 millones de euros atrapados de impositores y acreedores por la quiebra de la sección de crédito en 2011.

La dirección asegura disponer del apoyo de más del 50% del capital de los acreedores necesario para la modificación. La idea no convence a la Asociación de afectados por la quiebra, que ya han mostrado su oposición al juzgado. Dudan de la capacidad de la cooperativa para devolver los créditos, después de que sólo haya podido pagar 1,02 millones de euros de los 2,62 que tenía que asumir en 2025. Entidad y afectados reclaman a la Audiencia de Tarragona que abra ya el juicio oral después de un procedimiento que se ha alargado doce años.

Han pasado doce años y medio de la traumática quiebra de la sección de crédito de la entidad. La quiebra afectó a 408 acreedores, dejando un agujero total de 6,97 millones de euros de deuda -de los cuales, 4,6 millones, eran ahorros de los impositores. El concurso de acreedores aprobado en 2015 -con finiquitos o aportaciones de capital social de hasta el 50% de la deuda-, así como operaciones de rescate de créditos y venta de patrimonio permitieron devolver dinero y, a principios de 2024, reducir la cifra a 2,38 millones, pertenecientes a los impositores.

La entidad, sin embargo, según ha reconocido su gerente, Jordi Dolcet, no ha podido hacer frente al retorno de la deuda programada en el convenio entre 2018 y 2025. De hecho, y según consta en documentos judiciales a los que ha tenido acceso ACN, después de pagar las anualidades pactadas en el convenio desde 2018 y hasta medio 2022, hasta un total del 19,5% de la pendiente, ya no pudo asumir la mitad de la anualidad correspondiente al 2022 ni a la del 2023.

Eso llevó a la junta rectora a solicitar hace dos meses al juzgado Mercantil número 1 de Tarragona la modificación del convenio para poder prorrogar los pagos, congelándolos ahora para reprenderlos en el 2026 y acabarlos en 2028. La propuesta, de que según Dolcet ya ha recibido el apoyo de un 50% del capital de los acreedores y, por lo tanto, podría salir adelante las próximas semanas, prevé efectuar el retorno de 1,72 millones de deuda ordinaria en tres años: un 30% cada año los dos primeros y un 40% la última anualidad.

Entre las dificultades turbadas, apunta el gerente el «desánimo que no salga todavía la fecha del juicio». Sin embargo, reconoce que el problema es, principalmente, «económico». Si bien, asegura, la entidad ha podido enderezar el rumbo que llevó a la quiebra de la sección de crédito en 2011, magnitud del negocio basada en la compra y comercialización de verduras y hortalizas es del todo insuficiente.

El informe presentado ante el juzgado cita, entre otros contratiempos, la epidemia de covid-19 o la guerra de Ucrania y el incremento de precios. «La actividad sólo da para sobrevivir y no da grandes beneficios pero no da para tapar las amortizaciones del agujero terrible que dejó la sección de crédito», sostiene.

La apuesta de la actual junta rectora, asegura, pasa ahora por aprovechar estos dos años de carencia al intentar vender parte de los suelos urbanos de las instalaciones de la cooperativa con la recalificación urbanística en marcha que ha impulsado el Ayuntamiento de l'Aldea. «Nos hemos encontrado unas instalaciones sobredimensionadas por la actividad actual y que podamos tener en un futuro. Hay espacios que podremos vender seccionando», precisa Dolcet, que reitera el compromiso de devolver las deudas con los ingresos que se obtengan.

«Prorrogar la agonía»

El plazo para dar apoyo a la modificación acaba a finales de esta semana. Pero no todos los acreedores compran estos argumentos. La Asociación de afectados por|para la quiebra|bancarrota de la sección de crédito, personada también como a acusación particular en el procedimiento penal, ha manifestado formalmente en el juzgado Mercantil su oposición al procedimiento después de aprobarlo en asamblea.

«No puede ser que después de doce años presenten una propuesta de nuevo convenio alcanzando el plazo para pagar a los afectados a partir de 2026, cuando no han cumplido el convenio actual porque nos deben la mitad de 2022 y todo en el 2023», ha subrayado el presidente de los afectados, Jordi Gas. «Eso es prorrogar la agonía», ha sentenciado.

Pone en duda que la entidad tenga actualmente la capacidad de conseguir devolver las deudas pendientes con la estructura y actividad actuales. «En sus inicios tenía sentido como Cooperativa porque estaba formada por la mayor parte de los agricultores de l'Aldea y podían rentabilizar sus productos. Pero hoy en día casi no queda ningún campesino que aporte su producción y la prueba de eso es que todas las instalaciones las tienen en alquiler», apunta. «¿Cómo pueden devolver con 20.000 euros que han ganado según ellos en un año -refiriéndose a las cuentas de 2023- los 2,4 millones que todavía quedan pendiente de los afectados»?, ha inquirido.

A pesar de eso, la modificación presentada por la Cooperativa puede acabar perfectamente prosperando. La asociación -con 62 impositores que representan un 60% de la deuda total, según sus propios datos- admite que algunos de sus miembros, a título individual, habrían acabado dando apoyo a la actual junta rectora para conseguir el apoyo del 50% del capital y avalar la modificación del convenio. También se ha sumado a la iniciativa Intrum Investment, un fondo que acabó adquiriendo uno de los créditos hipotecarios formalizados antes de la quiebra.

Doce años y medio esperando

  1. En el trasfondo de todo, admiten gerencia y afectados, el retraso de doce años y medio para juzgar el caso está condicionando y perjudicando los intereses de la entidad y, sobre todo, de los impositores que vieron cómo se desvanecían de golpe sus ahorros el 1 de diciembre de 2011. «Hace más de tres años que sólo falta poner fecha y nadie puede entender por qué todavía no evoluciona», manifiesta, perplejo, Dolcet. Según recuerda, un 14% de los afectados ha muerto desde la quiebra sin poder recuperar sus ahorros. Gas, por su parte, califica de «lamentable» y «inconcebible», esta dilación. Reclama que «de una vez por todas» se ponga fecha para juzgar el caso para que los impositores puedan recuperar el dinero.

Efectivamente, en diciembre de 2020, el juzgado de instrucción número 1 de Tortosa ordenó la apertura de juicio oral contra siete de los investigados -con el exgerente, Daniel Ferré, al frente-, además de Bankia -actualmente Caixabank-, la auditora BDO y la aseguradora Mapfre. Los afectados consideran que la apertura del proceso judicial, con la celebración de la vista oral en la Audiencia de Tarragona, sería la vía más efectiva para recuperar los ahorros todavía atrapados. Reprochan al Ayuntamiento de l'Aldea su retirada de la acusación particular a finales del año pasado pero, por el contrario, entienden que eso reducirá el número de interlocutores a la hora de posibles negociaciones.

La oferta de Caixabank para esquivar el juicio

De hecho, al principio de 2023, y con el objetivo de evitar el juicio penal, Caixabank -que adquirió los activos de la antigua Bankia- puso sobre la mesa una oferta de 2,1 millones de euros de indemnización para que la totalidad de los 45 particulares y la Cooperativa que ejercen la acusación particular retiraran los cargos contra ella.

Una propuesta que la junta rectora de la entidad veía con buenos ojos pero que, de momento, no ha contado con el visto bueno de todos los afectados personados en el caso. «Hubiera dado para devolver un 60% a todo el mundo. Pero dentro de los 45 hubo cuatro que no quisieron. Podemos no compartirlo, pero lo tenemos que entender. No hay unanimidad», ha lamentado Dolcet, quién asegura que estos recursos habrían podido evitar la prórroga del concurso.

La Asociación de afectados, por su parte, acusa a la Cooperativa de querer utilizar este acuerdo para retener parte del dinero y destinarlos a su funcionamiento, ganando tiempo. «El gerente propone que de estos 2,1 millones de Caixabank se use el 19,5% que se ha pagado a los afectados hasta la mitad de 2022 y, además, más de 400.000 euros de afectados que tenían cuentas en la Sección de Crédito pero sin el logo de Caja Madrid -antigua Bankia-. No podemos aceptar esta oferta por solidaridad y después de doce años», reprocha Gas. Según apunta, la oferta de 1,7 millones para los impositores representaría el 40% y no el 60% del retorno de la deuda.

Según Dolcet, el retorno de los cerca de 400.000 euros de estas cuentas correspondería a un tipo de deuda no considerado como prioritario que se tendría que devolver una vez se haya liquidado los 1,72 millones de ordinario. Paralelamente, y según los términos del concurso modificado, la Cooperativa asegura que mantiene el compromiso con los impositores que aceptaron destinar el 50% de la deuda a capital social -descartando el finiquito en el mismo porcentaje- a devolver este dinero a partir de 2029.

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