Sociedad
Tortosa acoge el séptimo Foro de Cultura y Ruralidades
La cultura se ha reivindicado como herramienta para resolver problemas sociales
Tortosa acoge la séptima edición del Foro Cultura y Ruralidades. Es la primera vez que este espacio de debate se hace en Cataluña y el Ministerio de Cultura ha escogido las Terres de l'Ebre por la consolidada red de agentes culturales ebrenses que son referente de otros territorios rurales.
La cuestión que vertebra el programa, de tres días de actividades, es el agua, sus escenarios y los retos de un futuro global de cambio climático y escasez. La jornada de este martes se ha iniciado con un coloquio de proyectos culturales vinculados a ella y a «paisajes en crisis» de toda España. Los agentes culturales se han reivindicado como artífice de los cambios y «altavoz social» y creativo para hacer unos «entornos rurales mejores». El Foro tiene más de 350 inscritos.
La séptima edición del Foro Cultura y Ruralidades ha aterrizado en Tortosa y las Terres de l'Ebre con la participación de cerca de un centenar de agentes culturales y creativos de toda España y una participación que se acerca en los 360 inscritos. El subdirector general de Cooperación Cultural con las comunidades autónomas del Ministerio de Cultura, Benito Burgos, los ha reivindicado «como los altavoces sociales» para conseguir «poder de la cultura» para «abrir las mentes, sensibilizar, cambiar hábitos y hacer que se vea lo que no se ve», ha dicho.
El subdirector ha remarcado que el nivel de participación del Foro en Tortosa es «muy alto», teniendo en cuenta que el sector de agentes culturales rurales «es todavía pequeño» y también que para muchos participantes «llegar hasta la capital ebrense» no ha sido fácil, haciendo evidentes los problemas de comunicación del territorio. Burgos ha explicado que el Foro aterriza en el Ebro por la petición «vehemente y amable» del Col·lectiu Cultura de las Terres de l'Ebre, y que ha sido a propuesta de los agentes territoriales que el agua es el eje del Foro.
Les razones para escoger este ámbito «son múltiples» y Burgos ha señalado «la misma realidad del Ebro, el papel del río y las problemáticas que afectan al Delta», así como «la sequía actual que sufre Cataluña». «Nos parecía que el agua era un gran tema de debate social, político, económico y cultural. Siempre lo ha sido y en el futuro lo será más por el cambio climático y el escasez creciente en todas las sociedades contemporáneas», ha apuntado al subdirector general. «La cultura tiene mucho a decir», ha añadido.
Debates socioculturales
El martes por la tarde se hicieron los primeros debates del Foro Cultura y Ruralidades centrados en los derechos del agua o sobre «el giro territorial» con que la cultura asume «responsabilidad, necesidad y oportunidad». El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, fue el encargado de dar la bienvenida en el acto institucional y remarcó que los diálogos de los agentes culturales y sociales «hace viable» el futuro de los entornos rurales y del planeta.
Càdiz, Ávila y Huelva
La jornada de este miércoles se ha abierto también con una mesa de proyectos de toda España que se han desarrollado en diferentes contextos y propuestas, pero que tienen el agua en el centro «como paisaje, como identidad o como amenaza». El primero que se ha presentado ha sido Playa Futura, un proyecto educativo que ha hecho reflexionar a los estudiantes de cinco institutos de Andalucía sobre la playa. El objetivo era hacerles «afrontar un diálogo difícil sin narrativa bélica», y crear recursos educativos sobre cómo la humanidad se defiende del cambio climático como aparte de la naturaleza.
Del proyecto gaditano de la playa se ha pasado al de la Plataforma Bajo Teja, en Ávila. En la carretera no se baila es un proyecto de mediación cultural y muy participativo de la comarca del Valle del Tomàs. La iniciativa afrontó el reto de analizar y corregir «la falta de identidad cultural en la comarca», hasta entonces, «muy dispersa». Bajo Teja decidió que el agua podía articular todas las iniciativas del proyecto. La comarca la atraviesan tres ríos, tiene un rico patrimonio material de molinos y antiguas industrias textiles y también se generan conflictos sobre la gestión del agua entre las principales actividades económicas de la zona, la ganadería y el turismo rural.
«El trabajo desde la perspectiva de los derechos culturales ha permitido que expandir la cultura y trabajar el agua como elemento de arraigo territorial», ha contado Àlex Martínez. «Nos preguntamos por qué no habíamos hablado antes de este tema. Está latente y es transversal, y si abres la mirada, voces que pasa en todos los territorios -españoles e internacionales-», ha añadido el agente cultural de Bajo Teja.
El tercer proyecto de la mesa ha sido el Chicharra Festival, un proyecto de investigación sonora en torno al parque natural de Doñana y la sequía que sufrió. Desde «muchas dimensiones que evocan a la cuestión medioambiental», el papel del festival era actuar como «punto de encuentro de diferentes disciplinas y campos de acción» y «tener una idea amplia de cómo el agua atraviesa todos los contextos», como ha detallado Luís López del Col·lectiu Refluxus. El Chicharra Festival propuso a las escuelas de Almonte que hicieran dibujos del agua y estas ilustraciones se convirtieron «en partituras» que acabó interpretando la banda municipal.
La moderadora del coloquio ha sido Aïda Boix, directora del centro de Arte de las Terres de l'Ebre - Lo Pati. Boix ha destacado la importancia de hablar «de cuestiones que preocupan y que son globales» y ha lamentado que la afirmación de los «paisajes que están en crisis, es real». La directora artística ha apuntado que «la imagen bucólica» que se crea en la infancia sobre los ríos y el mar, la distorsiona ahora «la amenaza» de que representa la falta de lluvia o las lluvias torrenciales, consecuencia del cambio climático. «Poner el acento desde la cultura es muy importante para fomentar el pensamiento crítico y para reivindicar como queremos que sea el futuro», ha defendido la directora de Lo Pati.
Intervenciones y Bacanal
El Foro Cultura y Ruralidades acaba este jueves por la noche con una actividad artística de Laura Llaneti, Adrià Grandia, y Zavi Lloses i Ölivias. Será tres días de debates, presentaciones de proyectos, talleres, espacios de exposición y sesiones de trabajo, visitas a los proyectos de las Terres de l'Ebre y propuestas artísticas en vivo, como la performance La Gran Bacanal de Josep Piñol, Sónia Gómez y el colectivo Konvent. La propuesta ha llevado a las calles de Tortosa una rompedora reinvención de los imaginarios locales y religiosos para celebrar el acto de «comer y beber» este miércoles al mediodía.