Tortosa
Investigan a los responsables de la performance la 'Santa Baldana' por supuesta ofensa religiosa
Un juez de Tortosa abre diligencias previas a raíz de la denuncia presentada por la asociación Abogados Cristianos
El titular del juzgado número 2 de Tortosa ha abierto diligencias previas por la celebración de la performance de la Santa Baldana que, simulando una procesión religiosa, quería exaltar las virtudes de la comida y bebida dentro de la celebración del Fòrum Cultura i Ruralitats organizado por el Ministerio de Cultura en la ciudad.
La investigación se ha puesto en marcha a raíz de una denuncia de la asociación Abogados Cristianos, según ha revelado El Periódico y ha confirmado ACN. Argumentan que la actuación, el día 5 de junio pasado, podría ser constitutiva de un presunto delito de ofensa contra los sentimientos religiosos.
En la simulada procesión por las calles de los alrededores del teatro auditoría aparecía una santa encima de un paso con rastros de butifarras colgando. A partir de los argumentos y el relato presentados en la denuncia de Abogados Cristianos, la resolución del juez del número 2 de Tortosa, que todavía no se sujeta y contra la cual se podría presentar recurso, considera que las actuaciones «presentan características que hacen presumir la posible existencia de una infracción penal». El breve auto, además, pide a los Mossos d'Esquadra que localicen a los cuatro miembros del colectivo Konvent que organizaron y comisariaron la performance.
La performance denunciada formaba parte del proyecto artístico La Gran Bacanal que estos artistas van idea y desplegar durante el Fòrum Cultura i Ruralitats, impulsado y financiado por el Ministerio de Cultura. La difusión de las imágenes ya causó una fuerte polvareda entre los círculos eclesiásticos locales, que la llegaron a calificar como ofensa hacia los símbolos religiosos.
Al paso de esta controversia salió el colectivo Konvent con un comunicado defendiendo que el imaginario religioso «no está reservado a ningún grupo específico» y reivindicando que las imágenes religiosas son «parte integral de la identidad y cultura colectiva», «un lenguaje universal sin fronteras ni épocas». En este sentido, argumentaban, la supuesta procesión quería simbolizar «la capacidad humana de reinterpretar y resignificar los símbolos religiosos, en contextos nuevos y diversos». También rechazaron ninguna intención «de ofender a nadie en su fe, sus símbolos y tradiciones».