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Joan Alginet renuncia a la presidencia del CAT para forzar al Govern a «agilizar el relevo»

El jefe del Consorcio hace balance de los tres años al cargo y pide disculpas «si ha decepcionado» a la gente del Ebre

Imagen de archivo de Joan Alginet.ACN

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El presidente del Consorci d'Aigües de Tarragona (CAT), Joan Alginet, acaba de presentar la renuncia al cargo este viernes por la mañana. Después de hacer balance de tres años al frente del Consorcio, ha emitido su carta de renuncia a la consejería de Territori, Habitatge i Transició Ecològica con la voluntad de forzar un relevo en el CAT que se retrasa ya medio año.

Alginet apuesta para que lo sustituya un representante de las Terres de l'Ebre y con «acento deltaico», y ha adelantado que prevé que este será el perfil de su sucesor. El hasta ahora presidente del CAT ha pedido disculpas «si ha decepcionado» en su gestión, «sobre todo a las personas del Ebre que esperaban más» de él. «Las reglas de juego son las que son», ha lamentado.

Alginet ha anunciado este viernes su renuncia, que por primera vez en el Consorci d'Aigües de Tarragona, se produce «sin esperar el cese» por parte del Govern. Después de muchos meses desde las elecciones y también desde la constitución del nuevo Govern del PSC, Alginet, que fue nombrado por el anterior Govern de ERC el 2021, ha considerado «de manera proactiva» que «tenía que decir adiós».

«Esperaba que fuera un relevo más ágil y no creo que sea oportuno esperar mucho más», ha defendido. Alginet confía que con su renuncia se agilizará el nombramiento a la presidencia del CAT, porque el organismo «no puede parar ni depender de una persona o de la acción institucional de la Generalitat», ha dicho.

Otro presidente del Delta

El aún presidente del CAT ha celebrado que su sucesor pueda ser un representante de las Terres de l'Ebre y sobre todo «con acento deltaico». «Tiene que ser alguien que entienda la importancia de este retorno y de este pacto que se hizo hace más de treinta años, de las infraestructuras de riego y del papel de las comunidades de Regantes, que representan a más nueve mil familias», ha reivindicado. «Los retos que tenemos delante como parte final de la cuenca, y como territorio que ha sentido muchas veces el agravio y la sensación de ser el cul del sac, creo que se puede resolver con presidencias con acento ebrense», ha insistido.

Retorno pendiente

En su despedida, ha reconocido que el retorno de caudales en el Ebro y la reducción de la concesión al CAT ha sido su asignatura pendiente como presidente ebrense del Consorcio. Alginet ha pedido disculpas, «sobre todo a los ebrenses» que esperaban más de él y ha señalado que «las reglas del juego» y la «falta de proactividad» no le han permitido avanzar en este objetivo, a pesar de que ha reivindicado «que se ha hecho más que nunca».

El retorno de las concesiones, ha reclamado Alginet, «no puede ser solo una proclama» y tiene que ir ligado a nuevas infraestructuras y mejoras, como la conexión de los municipios del norte del Camp de Tarragona a la desaladora de Cunit (un 15% de la concesión), el incremento del uso de agua regenerada a la industria, la futura desaladora que reclama para Tarragona o la mejora de la eficiencia de las redes urbanas de distribución «donde se pierde mucha agua».

«El Camp de Tarragona necesita ser resiliente y su dependencia en el Ebro atenta contra esto», ha dicho. El presidente del Consorcio hasta este viernes también ha reivindicado que lo CAT ha sido «un muro de contención» en plena sequía a las peticiones de agentes y organismos que reclamaban el agua del Ebro para Barcelona, «como recurso fácil».

Balance de despedida

Antes del anuncio, Joan Alginet ha hecho balance del trabajo hecho durante los tres años que ha encabezado el Consorcio, un cargo al cual llegó enfrentándose con sus propias «contradicciones». De los grandes proyectos desplegados, Alginet ha destacado fibra óptica que monitoriza la cañería principal o la entrada en funcionamiento de la fotovoltaica más importante del sector a escala estatal. También grandes obras como la variante de l'Ametlla de Mar, después del primer colapso que sufrió la red o la reciente conexión de l'Espluga de Francolí al CAT, que ha acabado con años de restricciones y escasez en el pueblo de la Conca de Barberà.

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