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El paro de la ampliación y el retraso del nuevo hospital de Tortosa indigna a los médicos

El colectivo estalla ante la pérdida de calidad y de profesionales que suponen unas instalaciones obsoletas

Un grup de metges observa les troballes de les obres d'ampliació davant la porta principal de l'HTVC.

Un grupo de médicos observa los hallazgos de las obras de ampliación delante de la puerta principal del HTVC.ACN

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Los médicos del Hospital de Tortosa Verge de la Cinta (HTVC) alertan de que la atención hospitalaria en las Tierras del Ebro se encuentra en «emergencia sanitaria». Levantan la voz para denunciar que la complejidad asistencial actual no se puede afrontar desde un hospital de referencia deficitario y obsoleto.

Los facultativos se declaran al límite o, directamente, sobrepasados. También decepcionados: la ampliación de la HTVC anunciada hace ocho años y modificada varias veces se encuentra parada. Unos nuevos hallazgos arqueológicos podrían, incluso, poner en riesgo la obra. Alertan de que sin la ampliación la pérdida de profesionales y de la calidad asistencial será irreversible y que no hay tiempo para esperar un nuevo hospital universitario quince años más.

El edificio del hospital de Tortosa, que cumplirá medio siglo el año que viene, ha agotado a las periódicas, pero limitadas mejoras que se ha hecho, a la vez que han sido insuficientes obras importantes como la ampliación de las Urgencias o la nueva unidad de semicríticos. En conjunto, el complejo hospitalario de referencia sufre graves déficits de mantenimiento, con espacios calificados de «tercermundistas» por parte de los mismos profesionales sanitarios que trabajan.

Las habitaciones en algunas plantas son muy pequeñas para meter a dos pacientes, los aparatos de curas y poner fácil el trabajo de enfermeras y auxiliares. Hay consultas diminutas, habilitadas en espacios sin ventilación como el antiguo salón de actos o los nuevos despachos de Urgencias. Sanitarios y pacientes casi no se pueden mover. Los aparatos sanitarios se amontona en pasillos y hay aglomeraciones de paso por las salas de espera, desde que la única entrada al centro es la de consultas externas por las obras.

Quirófano diminuto

Las limitaciones de espacio se agravan en servicios clave como los quirófanos, el hospital de día o la farmacia. El único quirófano para atender urgencias en el HTVC es extremadamente pequeño para cualquier tipo de cirugía, pero especialmente para las complejas. Los quirófanos se diseñaron hace 50 años, pero la tecnología ha cambiado y no caben. «Nunca queremos operar aquí, pero por la mañana no hay más remedio», ha reconocido Ester Comellas, traumatóloga y jefa de servicio de Traumatología en el Hospital de Tortosa.

La misma Comellas muestra como en una sala de muy pocos metros cuadrados tienen que meter la camilla de transporte, la de operaciones, el potro de tracción, el aparato de endoscopia, el carro de anestesia, las mesas de instrumentación, los ordenadores o el arco de quirófano. Además todos los enchufes están a un lado de la sala. «Cabe todo eso menos los profesionales y el paciente -una decena de personas-», ha ironizado. «Es un espacio muy reducido y tenemos que vigilar de no tocar nada que no sea estéril para no afectar a la cirugía. Eso implica más riesgo para el paciente, pero no hay alternativa en este hospital», ha lamentado Comellas.

Sin intimidad

La falta de espacio también afecta a los pacientes oncológicos. La doctora Montse Llobera, jefa de servicio de Oncología del HTVC, explica que ahora los usuarios son atendidos de manera dispersa, y sin la privacidad y calidad que correspondería. En el nuevo edificio de la ampliación estaba previsto unificar las consultas y hacer más. Ahora están repartidas por diferentes espacios del hospital y los enfermos también se tienen que desplazar al Hospital de la Santa Creu de Jesús, donde hay los equipos de radioterapia o la psicóloga.

Las carencias llegan hasta el Hospital de Día, donde se administran tratamientos de quimioterapia o inmunoterapia de los servicios de oncología y hematología, y otros. El espacio no garantiza «la intimidad» de los pacientes, que se sientan en butacas, unos junto a los otros, mientras se les administra la medicación. En el nuevo edificio, este servicio tendrá más camas, y sobre todo cubículos separados. Ahora, si en algún momento, alguien sufre una reacción, no se encuentra bien o vomita, no es el mejor lugar para estar. A veces tenemos que poner mamparas entre medio porque se nos complican los pacientes, que son frágiles», ha descrito la doctora Llobera.

Otro problema del Hospital de Día son las horas que tienen que esperar los enfermos para recibir sus tratamientos. Desde el momento que los oncólogos o hematólogos confirman la medicación hasta que se los administra pueden pasar tres o cuatro horas. El servicio de farmacia sólo tiene una campana de preparación y a veces se acumulan las peticiones. También tienen que esperar muchas veces porque todas las butacas están ocupadas.

La ampliación en riesgo y muchos meses de espera

La ampliación del Verge de la Cinta prevé dotar al servicio de Farmacia con dos campanas para poder preparar los tratamientos mucho más deprisa. Pero el diseño del nuevo edificio situaba la farmacia y logística en la primera planta soterrada, encima del nuevo aparcamiento, en una segunda planta soterrada. Muy probablemente, los hallazgos arqueológicos aparecidos no permitirán construir ninguna planta bajo tierra.

De las reuniones que los médicos del Hospital de Tortosa han tenido hace unos días con el Departament de Salut y con la consellera a Olga Pané han sacado todavía más preocupación y decepción. De momento, los arqueólogos no volverán hasta dentro de un mes para continuar las prospecciones de los restos aparecidas.

Las silos podrían fechar de la época ibérica. El Virgen de la Cinta se construyó en el sector fortificado de la colina del Sitjar. Parte del cementerio del Sitjar acoge desde 2023 el aparcamiento provisional, y cuando empezó la obra de ampliación del centro hospitalario también se localizó el camino de ronda de la muralla del siglo XVII, en el que el nuevo edificio se construye adyacente.

Los médicos y muchos vecinos de Tortosa ven incrédulos que las obras se detengan por unos hallazgos «previsibles». «La gente que vivimos en Tortosa y que tenemos una edad sabíamos qué encontrarían aquí. Conocíamos las cuevas, pasillos , agujeros. Yo mismo de pequeño he ido por aquí bajo jugando y escondiéndome. Ya sabíamos que estas obras tendrían este problema», ha lamentado el doctor Manel Martínez, jefe de Urgencias.

Sin aparcamiento

Hará falta esperar hasta el verano para resolver cuál es la situación de la obra de ampliación del Hospital de Tortosa. Los escenarios que los han expuesto a la junta facultativa son tres. Que se pueda continuar con la edificación, reubicando los servicios que iban soterrados y sin hacer el aparcamiento nuevo. Que haya que modificar mucho el proyecto y que, por lo tanto, se tenga que hacer otra licitación de la obra - con el consiguiente retraso. O el más catastrófico de los escenarios, que la ampliación no se pueda llevar a cabo y se tenga que indemnizar la empresa constructora, la UTE Hospital Tortosa (formada por ACCIONA, Copcisa y CIMELSA).

«La sensación es de decepción continua. Este es el hospital de referencia para 180.000 personas y hemos asumido durante muchos años una complejidad, cada día mayor, que ahora mismo ya no podemos asumir. No nos podemos comparar con el resto de ciudadanos catalanes», ha denunciado al doctor Martínez.

El mismo jefe del servicio de Urgencias recuerda cómo las promesas de mejoras se han prolongado a lo largo de décadas sin resultados. «Hace veinte años se puso una primera piedra -del nuevo hospital. Hemos trabajado en tres planes funcionales, hemos hablado con cinco delegados del Gobierno y cinco consellers. Ahora, la última viene y nos dice lo mismo que hemos sentido cada vez: 'Haremos un hospital nuevo'. Pero la salida que teníamos, la ampliación, no se hace porque se ha programado fatal, con unas obras que todos los mayores de 50 años de Tortosa sabían no se podían hacer», ha criticado Martínez. «Creo que ellos también lo sabían», ha lamentado.

Comellas cree que la misma consellera de Salut recela de la posibilidad de que el Ebro tenga un nuevo hospital. «Nos dijo que si estuviéramos en Andalucía, aquí -Tortosa- no habría un hospital público. Eso, animar, no te anima a creértela cuando dice que habrá un hospital de aquí diez o quince años», ha explicado la traumatóloga.

El escepticismo se multiplica ante la situación de parálisis en la cual sigue inmerso el desarrollo del proyecto de futuro hospital universitario de las Terres de l'Ebre, que se tenía que desarrollar en paralelo en la ampliación. Atascado en un auténtico laberinto burocrático y técnico porque los terrenos que el Ayuntamiento de Tortosa cedió inicialmente son considerados como inundables, varios ayuntamientos han cuestioando la ubicación y han ofrecido terrenos alternativos para albergarlo, reabriendo, de rebote, antiguos agravios políticos territoriales y vecinales.

Fuga de profesionales

Los médicos avisan de que en el hospital «hay espacios que no tienen el tiempo -quince años-que tardaría a hacerse un nuevo hospital». Alertan que «la red de la calidad» que los facultativos habían creado y generado durante años «ya no la pueden retener». Eso hace que el HTVC sea «poco atractivo» y pierda profesionales. «Si perdemos médicos, cada vez habrá menos servicios y la gente no tendrá la atención en las Terres de l'Ebre. Estamos en una emergencia sanitaria», ha advertido Martínez.

También la doctora Comellas avisa de que en pocos años «no habrá nadie que quiera venir a trabajar» en el Ebre porque no estarán «los mismos recursos que en otros lugares». «Entonces, no habrá que hacer a un hospital nuevo porque no habrá profesionales», ha avisado.

Ampliación para poner el hospital en el siglo XXI

En el corto plazo, los médicos del Hospital de Tortosa no quieren renunciar a la ampliación. La consideran la única garantía para poder tener acceso a la tecnología médica del siglo XXI y tratar a la gente como el resto de Cataluña». Ejemplo de eso es que el Hospital de Tortosa es el único centro hospitalario del ICS que no dispone de cirugía robótica. Mientras tanto, el Hospital Sant Joan de Reus hace cerca de un año que incorporó el robot daVinci y ha hecho más de un centenar de estas operaciones, que son más seguras, menos dolorosas y con una mejor recuperación del paciente.

También hace años que se reclama una unidad de hemodinámica en Tortosa para evitar los traslados, como mínimo, en Tarragona. Martínez ha denunciado que «no es lo mismo tener un infarto en Tortosa, Rasquera o Xerta que en la calle Balmes -de Barcelona-» y lamenta que se considere a los ciudadanos de las Terres de l'Ebre «de segunda». «No tienen -los pacientes ebrenses- el mismo tratamiento para la cardiopatía isquémica que cualquiera otro ciudadano que paga igual sus impuestos», ha recordado.

Los cirujanos también denuncian carencias como compartir los antiguos arcos de quirófano de los cuales disponen, porque sólo tienen tres para cinco salas de operaciones, y que les obliga a anular cirugías «de un día para el otro» a pacientes que hace entre seis y diez meses que esperan.

Los médicos del hospital de Tortosa están cansados de trabajar en «condiciones indignas». «Estamos en un callejón sin salida y ahora la situación es de emergencia», ha insistido el jefe de Urgencias. «Los objetivos del año pasado los hemos hecho mejor, pero no es la manera de trabajar ni la manera de tratar a los pacientes», ha insistido la doctora Comellas.

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