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Quejas porque el ruido de una discoteca en una carpa en Amposta impide el descanso de los vecinos

El alcalde defiende que la actividad cumple la normativa y que no se volverá a autorizar después de fiestas

Vecinos afectados delante de la carpa discoteca ubicada en el aparcamiento de los institutos.ACN

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La convivencia entre el ocio nocturno con el descanso de los vecinos sigue sigue siendo fuente de conflicto en la ciudad de Amposta. Un grupo de vecinos de un bloque de pisos de la calle Toledo ha hecho público su malestar ante las molestias que les ocasiona durante las noches que funciona la discoteca montada en una carpa en el aparcamiento de los institutos, justo delante de su inmueble.

Se quejan de que el ruido de la música hasta altas horas de la madrugada y lo que genera el movimiento de centenares de jóvenes no les deja dormir. El alcalde de Amposta, Adam Tomàs, ha afirmado que la discoteca cumple la normativa municipal. Defiende que la actividad evita desplazamientos nocturnos de los jóvenes fuera del municipio y que no se volverá a autorizar después de fiestas.

Cristales de las ventanas que vibran a altas horas de la madrugada por el volumen de la música, jóvenes con sus coches que llegan y se marchan o los servicios de limpieza que, una vez acabada la fiesta, trabajan para dejar en condiciones el espacio hasta las ocho de la mañana. Es el panorama que describen los inquilinos del bloque de la calle Toledo, donde viven una veintena de familias. Algunas, con personas que sufren problemas de salud. «Llevamos tres días sin dormir, que no es poca cosa», lamenta Quim Badia, uno de los afectados.

La discoteca de la carpa, bautizada como Kronosfest e impulsada por empresarios locales del sector, ha abierto ya durante tres noches, entre las once y las seis de la madrugada, los días 5, 7 y 9 de diciembre, aprovechando la celebración de la feria de Amposta. Con las cenas de empresa y las fechas festivas de las próximas semanas la previsión es también hacerlo los próximos viernes, 15, y sábado, 16, así como los días 24, 25, 31 de diciembre y 5 de enero.

Pero después de las primeras tres noches de fiesta sin poder dormir, los vecinos han dicho basta y ya no quieren volver a pasar por la experiencia este próximo fin de semana. Aseguran estar dispuestos a emprender todas las vías legales a su alcance. El pasado fin de semana, fueron diversos los que se dirigieron a la policía municipal para denunciar la situación. Finalmente, técnicos municipales se personaron en el inmueble para efectuar mediciones de los niveles de sonido y determinar si la actividad cumple con la normativa municipal.

Los mismos afectados, que hicieron sus propias mediciones con aplicaciones de móvil -aseguran que se llegaron a duplicar los límites máximos y cuestionan que se hayan instalado limitadores-, también han trasladado su queja al Ayuntamiento y el alcalde los ha citado el lunes. «Nos quedan siete sesiones y no queremos llegar ni al viernes», ha advertido Badia.

Dicen que, después de contactar con el organizador, este les propuso situar dos camiones en la parte posterior para mitigar el efecto del sonido, pero tratándose de una carpa de tela, apuntan, se trata de una acción poco efectiva. Proponen que se detenga la actividad y el Ayuntamiento estudie su traslado a otro punto de la ciudad donde no genere molestias. Lamentan que la instalación en el aparcamiento de los institutos ha limitado también la movilidad en la zona.

El alcalde dice que es temporal

Una opción, de momento, que no se encuentra sobre la mesa pero que el alcalde de Amposta, Adam Tomàs, tampoco descarta tajantemente. Asegura que la carpa discoteca, autorizada por el mismo consistorio, cumple las limitaciones que impone la normativa municipal. «Autorizamos la propuesta con más limitaciones que nunca: por primera vez pedimos poner limitadores de sonido registrados y otras medidas de seguridad en el entorno. Eso no quiere decir que hayan molestias pero los titulares han cumplido con todo», sostiene.

Según detalla, los primeros resultados de las sonometrías habrían constatado niveles superiores, «no por mucho», a los 30 decibelios en el interior de la vivienda. El ingeniero municipal habría requerido los limitadores a los promotores y, si procede, se ajustarán nuevamente los umbrales sonoros para disminuir las molestias. «Trabajaremos para minimizar el impacto sobre los vecinos y ofrecer a los jóvenes esta posibilidad de ocio: los vecinos pueden estar tranquilos ya que, a partir de ahora, porque no se volverá a autorizar», ha asegurado Adam.

Se refiere el alcalde a no darle continuidad más allá del 5 de enero, una vez pasadas las fiestas. Según defiende, la autorización de la actividad pretendía que los jóvenes del municipio dispusieran de oferta lúdica nocturna y no se tuvieran que desplazar fuera durante la época de fiestas después del cierre administrativo inicial de la discoteca Legend -que finalmente ha podido reabrir- o la incertidumbre sobre la fecha de apertura de nuevos locales en la zona de Tosses. «Los vecinos pueden estar tranquilos, porque esta actividad acabará después de Navidad», ha indicado Tomàs.

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