Diari Més

Medio centenar de torres, atalayas y talayotes se encienden simultáneamente para denunciar el drama migratorio del Mediterráneo

La acción, que recrea la comunicación visual entre torres de vigía, pone el foco en el patrimonio cultural e histórico

Una treintena de personas observando y fotografiando el encendido de la Torre de la Carrova d'Amposta.ACN

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Medio centenar de torres, atalayas y talayotes de los Países Catalanes se han encendido simultáneamente con bengalas de humo para denunciar el drama migratorio del Mediterráneo. Una de las torres participantes ha sido la de la Carrova d'Amposta, una fortificación que ha cambiado la función original de guardia por la sensibilización. La iniciativa, coordinada por el Instituto Ramon Muntaner, pretende dar un «toque de alerta» para tratar cuestiones como la integración y la acogida de los inmigrantes, a la vez que reivindica el patrimonio cultural e histórico. En las Terres de l'Ebre, Tortosa se añade este año a la iniciativa en una fecha que coincide con la caída de la ciudad en manos de los franquistas. El acto vincula la defensa de los derechos humanos con la memoria histórica.

La acción de encendido simultáneo de torres, atalayas y talayotes es una iniciativa nacida en el 2016 en Mallorca, que se ha ido esparciendo por todos los Países Catalanes. En el caso de Cataluña, el Instituto Ramon Muntaner (IRMU) coordina la iniciativa, que tiene un doble objetivo; por una parte, la sensibilización de la ciudadanía hacia el drama humanitario del Mediterráneo y de la otra, el reconocimiento y puesta|posada en valor del patrimonio histórico y cultural.

La directora del IRMU, M. Carme Jiménez, ha reivindicado el cambio de rol de las fortificaciones, para dejar de tener una función defensiva para convertirse en «faros de luz» para las personas que emigran. «El hecho de que una vez al año hacemos esta acción difícilmente cambiará todo el que está pasando, pero es un momento para hacer un toque de alerta y concienciarnos para trabajar temas migratorios desde la vertiente política y social, como es el caso de la integración o la acogida de inmigrantes», ha apuntado a la ACN.

La implicación de entidades de diferentes ámbitos también es uno de los aspectos que destaca la organización de esta iniciativa. Con respecto a la Torre de la Carrova d'Amposta, una vez más han sido los miembros del Grup de Diables Lo Minotaure de encender las dos bengalas de humo rojo que han recreado la comunicación con la fortificación vecina de Campredó, que también se ha añadido a la propuesta. Han complementado el programa de actividades el Cor de La Lira Ampostina y la Coral Aquae de la Unió Filarmónica, que han interpretado el canto Viatge a Ítaca.

En un origen, la Torre de la Carrova vivió su momento más glorioso a la edad media, cuando tuvo una función de control sobre el río Ebre. Tanto esta como el resto de fortificaciones repartidas a la línea marítima permitían garantizar la protección del territorio. Sin embargo, con el paso de los años, la sociedad ha ido adaptando el uso de las edificaciones a las necesidades de cada momento. Es un ejemplo esta torre ampostina, que también sirvió para gestionar una explotación agropecuaria. Actualmente está declarada bien cultural de interés nacional.

Más de una veintena de torres catalanas

En el caso ebrense, este año se han sumado otros municipios y fortificaciones, como es el caso de Tortosa o la Torre de los Moros de la Ràpita. En la capital del Baix Ebre, el calendario ha hecho que el encendido coincida con la fecha en que las tropas franquistas tomaron la ciudad. Una coincidencia que se ha vinculado con el acto de sensibilización y memoria histórica. Al conjunto de los Países Catalanes han sido una cuarentena los municipios que se han adherido a la iniciativa, que se repetirá este sábado por la tarde en varias localizaciones, como Batea, Tortosa, Vila-rodona y la Sénia.

Además, este año se han sumado torres, atalayas y talayotes de la Catalunya Nord (Prats de Molló), la Comunidad Valenciana (Rossell, Carrícola, Dénia, Pedreguer, Saix, Agost, Teulada, Petrer, Elda, Novelda, Monòver y El Pinós) y Aragón (Areny de Noguera, Montanyana, Viacamp-Lliterà, Lluçars y Benavarri), que han elevado la cifra de estas fortificaciones a medio centenar.

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