Una docena de personas mayores protagonizan una obra comunitaria sobre la relación placentera con su cuerpo en el festival Rihihiu

Una docena de personas mayores son las protagonistas de la obra comunitaria Al risc, al risc! que se estrena este sábado en la cuarta edición del festival Rihihiu, en Santa Bàrbara. La propuesta no sólo se adentra en las relaciones placenteras con el propio cuerpo, sino que abre el foco y hace partícipe toda la comunidad a través de experiencias que promueven el gozo de vivir. El proceso de creación ha sido compartido entre un equipo profesional y participantes aficionados, guiados por la dramaturga Marta Galán y la coreógrafa Montserrat Iranzo. «No cuesta nada trabajar con personas mayores, es maravilloso», ha afirmado Galán. El festival explora todos los prismas del deseo con una programación transgresora que se alarga hasta el domingo con una decena de actuaciones.

Tienen más de 65 años y son vecinos de Santa Bàrbara (Montsià). ¡El grupo de participantes de la obra Al risc, al risc! se creó el año pasado a raíz de otra acción comunitaria en el marco del Rihihiu. La experiencia fue tan provechosa que este año han querido repetirla, centrada esta vez en la temática del deseo.

Más allá de la sensualidad y la sexualidad, la obra explora todas aquellas experiencias que promueven el gozo de vivir. «Es muy bello lo que hacen. Cuándo pones en juego la palabra placer, como vivimos en una sociedad hipersexualizada, enseguida se piensa en sexo. Y no, hablan de muchas otras cosas, de la vinculación con la naturaleza, el cuerpo, el amor... experiencias como abrazar a los nietos, amasar pan o estar en contacto con los seres amados», ha señalado Marta Galán, dramaturga de la obra.

De esta manera, las experiencias de los protagonistas son la base a través de la cual se ha conformado el resto de la obra. Bajo las indicaciones del equipo profesional liderado por Marta Galán, Montserrat Iranzo y Pau de Nut, los protagonistas se preparan para estrenar la obra este sábado por la noche, en el marco de la cuarta edición del festival Rihihiu. «Siempre hay nervios cuando te plantas delante de el público, pero al cabo de diez minutos, ya nos han pasado. La gente nos ve, pero nosotros no vemos a nadie, entonces, sobre la marcha sueltas todo lo que llevas dentro», ha explicado a la ACN Marga Queralt, una de las participantes, quien ha afirmado que formar parte de esta iniciativa «le da vida».

¡Al riesgo, al riesgo! parte de una exploración para acercarse a la experiencia del cuerpo tanto a escala individual como colectiva, para reflexionar sobre el placer de vivir. El grueso de la búsqueda se concentró en agosto, a través de interacciones con los protagonistas que fueron posteriormente secuenciadas. «La autenticidad de la obra también parte de aquí, del mismo trabajo de los participantes y de lo que nos pueden expresar», ha remarcado Montserrat Iranzo, coreógrafa de la obra.

Les palabras y gestos de las nueve actrices y tres actores del reparto se complementarán con los acuerdos del violoncelista Pau de Nut, quien acompañará la representación con poemas musicados sobre el deseo. Entre otras autoras, se podrán escuchar textos de Mari Chordà, Maria Mercè Marçal o Walt Whitman. Todo, en un espacio natural como es el campo de algarrobos junto a la plaza de toros de Santa Bàrbara.

El deseo, palo de pajar de la cuarta edición del festival Rihihiu

La obra Al risc, al risc! se enmarca en la programación del festival Rihihiu, que este año celebra la cuarta edición. La temática que impregna todas las propuestas es el deseo y el placer, vistos desde todos los prismas. Al mismo tiempo, como es habitual, el programa también ha incluido propuestas con perspectiva de género.

De esta manera, hasta el domingo se podrán ver en Santa Bàrbara actuaciones como la drag Jèssica Pulla La pubilla desorientada, la activación artística comunitaria La dona del sac o la mesa redonda El botó de fantasia, dones i treball. Paralelamente, el punto de partida del festival es el «rihihiu», un grito agudo que la gente utilizaba para comunicarse entre fincas de olivos. Se trata de la señal que servía para avisar de que podían quedar para compartir una comida, tocar instrumentos o explicar historias al lado del fuego.

En este contexto, desde la dirección del festival Rihihiu valoran muy positivamente el estado de salud de la cultura a las Tierras del Ebro. «Hay mucha propuesta cultural contemporánea y transgresora, como el Eufònic o las jornadas de la Pietat. Hay mucha energía para acercar una cultura que estamos acostumbradas a tener que ir a las grandes capitales a verlas», ha subrayado a Zoraida Roselló, codirectora del festival.