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Xarim Aresté

Cantante, guitarrista y compositor

Cultura

Xarim Aresté: «Toda la vida he estado en la intemperie, no he tenido nada más que una guitarra»

El cantante, guitarrista y compositor de Flix acaba de publicar su nuevo trabajo, ‘Un idioma nou’ (RGB)

El músic Xarim Aresté.

El músico Xarim Aresté.Cedida

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És un món delirant, ple de gent estimant, dice la letra de Un idioma nou, la canción que da título al disco. ¿Por qué la escogiste?

Pienso que perdemos mucha energía al comprender el lenguaje de las máquinas, que cada vez están más presentes, y que el lenguaje humano nos es desconocido, no sabemos muchas cosas. Lo humano tiene una dimensión intangible que es lo más importante, porque todo el rato nos estamos relacionando. Tenemos un cuerpo, una carne y unos huesos, y aunque allí a fuera hay un mundo, dentro también hay otro. Y, a veces, este mundo de dentro parece esotérico, inexplicable. Tengo la sensación de que somos unos completos ignorantes de la naturaleza humana, como si el alma fuera algo literario, poético, que no existe realmente, porque la ciencia no se ha detenido a hablar. Creo que el hecho de que las máquinas nos superen en casi todo hace que sea más obvio allí donde no nos superan. Es básico y vital poner el foco en aquello que las máquinas no pueden solucionar, y este disco va un poco al respecto, sobre las herramientas que tenemos a la hora de crearnos y recrearnos.

Hablando del lenguaje: estas letras tuyas tienen la virtud de parecer que salen disparadas, aunque se intuye mucho trabajo en cada palabra. Explícame cómo compones.

Hay dos fases. Primero, vomitas, y después friegas lo vomitado. Vomitar es muy fácil, es casi involuntario. Fregar es más fastidiado. Suele ir así, con una parte más inconsciente, y con la conciencia que viene más tarde. Antes no utilizaba la conciencia para nada, lo he empezado a utilizar hace no mucho, porque me costaba mucho retocar la vomitona. Con el tiempo, me he dado cuenta de que es muy básico hacerlo, aunque le tengo mucho respeto a esta cosa... no sé cómo decir... inspiración... No siento que venga de mí, es como si pescara una sardina: la sardina no es obra mía, yo sólo lo he sacado del agua. Pero sí que soy más consciente que nunca de que las palabras tienen un impacto que no podemos calcular sobre nosotros y sobre el mundo. Me siento muy responsable de lo que digo y de lo que pienso, porque lo que pienso me afecta mucho. Un pensamiento de mierda nos hace ser personas de mierda, y un buen pensamiento nos da luz. He intentado que en este disco hubiera la máxima luz posible, porque la echo de menos.

El disco está grabado en directo.

Sí. Si tuviera mucho dinero, pagaría a los músicos y ensayaríamos hasta que me cansara. Pero como no es así, utilizo esta otra carta, que también me va muy bien, porque nos da mucha libertad. El hecho de no tener nada diseñado hace que no tengamos que ser fieles a nada, y esta falta de juicio es clave para el arte y para la vida. El juicio nos para, cualquier conclusión acaba generando bloqueo y conflicto. Yo no estoy seguro de que se puedan llegar a conclusiones certeras, a la vida. Y con la música pasa lo mismo. Encuentro más verdad en lo que sale de esta manera, aunque sea imperfecto, porque reconozco algo propio. También es cierto que lo puedo hacer porque mis músicos son unos samuráis.

¿Y haces la música pensando en el directo?

A la hora de hacerla no creo que piense en nada, pero es verdad que, una vez está hecha, procuro que la forma no se coma el contenido, que pueda ser independientemente de todo el resto de cosas, porque hay días que tocas en un sitio, y días que tocas en otro. No me gusta hacer partituras, prefiero que las canciones sean lo bastante abiertas para que las podamos interpretar dependiendo de cómo estemos. Y pienso que eso no tiene tanto que ver con la composición como con la actitud que tenemos a la hora de abordarlas.

Háblame de estos samuráis, esta banda que ya está consolidada.

El germen son los Very Pomelo, un grupo que tuve hace cerca de quince años, con Ricard Sohn en el piano y Pep Garau en la trompeta. Siempre hemos hecho cosas juntos, pero lo que he hecho ahora es robarle la banda a Pep. Él tiene un quinteto de jazz, que básicamente es mi banda. Son todos mallorquines, están muy acostumbrados a tocar juntos, han sido compañeros de piso, dos son hermanos... Con ellos la comunicación es muy fácil. La comunicación en la música, porque fuera no hay manera: siempre están pescando en el mar, sin cobertura. Es un desastre.

Empezaste a hacer música hace muchos años, y has ido haciendo camino, hasta llegar donde estás ahora. Después de la explosión que fue Ses entranyes, ¿en qué punto te sientes, musicalmente hablando?

No sé qué decirte, yo siento que la vida me ha pasado muy rápida. Ses entranyes fue muy fortuito, no siento que fuera ninguna explosión, eso que tenemos es algo muy íntimo. Después, cada vez que hago un disco me encuentro igual: no sé qué haré después. Siempre quiero hacer lo contrario de lo que he hecho antes, pero siempre acabo haciendo lo mismo.

Ahora que este disco ya ha empezado a hacer camino, ¿qué sentimiento te provoca?

Esta vez sí que es verdad que es un poco diferente, porque he quedado contento.

¿Nunca habías quedado contento, antes?

Nunca había quedado contento. Acababa sintiendo una frustración y una desesperación que me impulsaban a hacer otro disco de manera urgente. Siempre he tenido una urgencia que ha ido en contra de mi salud. Y, esta vez, en cambio, he quedado muy contento. Pero tampoco esperábamos nada. De joven esperaba muchas cosas de la vida y le pedía mucho a la música, y eso me hacía estar en guerra constante conmigo, con la música y con todo el mundo. De repente, ya no tengo esta urgencia y me siento en paz. Estoy en un momento dulce, porque no siento que tenga esta pugna, aunque está siendo más difícil que nunca. Estamos en un momento muy difícil, siento que la música se valora menos que nunca, pero me las he arreglado para estar más tranquilo. Estoy pensando en qué haré después, y no se me ocurre nada.

Finalmente, estás en paz.

Sí, bastante. Yo he estado toda la vida en la intemperie, no he tenido nunca nada más que una guitarra, y supongo que eso me ha hecho un callo. Sigo sin necesitar demasiado nada, pero ahora siento más agradecimiento que antes hacia la vida misma.

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