Diari Més

El precio de la basura en Cataluña

«Basta de engañar al ciudadano»

Tost defiende una tasa proporcional en función de lo que recicle cada ciudadano y dejar fuera del pim-pam-pum político la gestión de los residuos

Imagen de archivo de contenedores de reciclaje de residuos urbanos en Vila-seca.Cedida

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Recoger la basura no cuesta lo que pagamos para que la administración lo haga. En realidad, no cuesta lo que pagamos estrictamente por este servicio, porque el dinero, al fin y al cabo, sale de donde salen: la licencia de obras, el IBI, el vado municipal o la tasa de ocupación de la vía pública. Pero no salen de la tasa de la basura, no.

«No hemos hecho tomar conciencia de la importancia de la gestión de los residuos, que es el mayor contrato que tienen los ayuntamientos desde Riudecanyes, con 125.000 euros anuales, en Barcelona, con 280 millones de euros el año», dice quién ha llevado las riendas de la Agència de Residus de Catalunya entre 2010 y 2011, Josep Maria Tost.

«Los 947 alcaldes de Cataluña tienen 30.000 problemas más interesantes para su población que la basura, que no interesa a nadie excepto a los cuatro ‘frikis’ que nos dedicamos», señala el también ex alcalde en tono autocrítico que, desde el gobierno catalán, cree haber encontrado una solución: el renombre «tasa justa».

Con unos contenedores cerrados y con una tarjeta para cada ciudadano la administración podría reunir suficiente información de un ciudadano como para aplicar una tasa progresiva, y bonificar si se abre mucho el contenedor verde o el de la orgánica o penalizar si sólo se abre el de la resta. A pesar de las buenas intenciones, es imposible que no haya un debate político, y bien intenso, en torno a eso.

Lo que tendría que quedar resguardado del barro político, para Tost, es el debate sobre el coste y la gestión de la basura. «Todo el mundo juega en política: un alcalde que congela las tasas o elimina la de la basura, por ejemplo. ¿Señores, porque engañamos al ciudadano? ¡No hay ningún alcalde que putee a los ciudadanos subiendo las tasas por pura deportividad!» lamenta.

Una mentira sobre otra que durante años, ha hecho que la bola se hiciera cada vez mayor: el año 2012, en un ayuntamiento le era más barato llevar la basura al vertedero que reciclar. «Los alcaldes se me reían cuando les decía que tenían que reciclar», recuerda Tost, artífice de un incremento del canon que todavía mantiene Cataluña lejos de los estándares europeos pero que ha permitido cambiar una tendencia perniciosa. En Europa no son ni más guapos, ni más listos. Sencillamente, reciclan mejor porque pagan lo que toca por los vertederos.

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