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Ser de Vallecas... o no

Secretari Polític del CCM de Tarragona

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Yo no vivo en Vallecas, yo vivo en una comunidad llamada Catalunya en la que los partidos gobernantes en la misma y desde hace muchos años, vienen ejecutando una política reaccionaria (neoliberal le llaman ahora) en contra de la mayoría social. Una comunidad en donde las recomendaciones de un gobierno en la sombra que nadie ha elegido, representado por la llamada troika son aplicadas con el máximo rigor por aquellos que han esquilmado las arcas públicas en beneficio propio o en beneficio de aquellos que les mandan (léase los poderes financieros). Unos actores en definitiva que no son más que la otra cara de una misma moneda en Barcelona o en Madrid, la de la eliminación de los derechos políticos y sociales y el empeoramiento de las condiciones de vida de la gente.

Pues bien, esos personajes están embarcados en un proceso en el que la oposición es marginada y se atacan los principios democráticos al eliminar el debate parlamentario entre otras actuaciones discutibles política y jurídicamente, que no han dudado en saltarse a la torera (algo muy español y en lo que curiosamente coinciden con el PP) un consenso que abarcaba al 80 % de la población catalana, independentista o no, transversal en lo político y en lo social, y todo ello para imponer su «hoja de ruta» hacia la independencia del Estado español y en la que llaman a la participación en referéndum a los catalanes y catalanas el próximo día 1 de Octubre.

Yo no vivo en Vallecas, yo vivo en Catalunya pero opino como Pablo Iglesias o Pablo Echenique, esto es, que «el 1-O puede ser una movilización legítima, pero eso no es un ejercicio del derecho a decidir mediante un referéndum con garantías y eficacia jurídica» por esa misma razón y porque no quiero legitimar la posición de los Pujol, Más, o su heredero Puigdemont tal y como hacen otras fuerzas que la caverna mediática tacha de antisistema, cuando paradójicamente apuntalan lo peor del Régimen del 78, la corrupción, (eso sí, en nombre de objetivos de mayor calado: la independencia, y por lo visto da igual si vas de la mano de los mayores enemigos o si ése paraíso independentista ya en su origen carece de contenido social). Yo, ése día, como catalán, no voy a secundar, participando con mi voto, una aventura destinada a distraernos de la realidad que nos oprime, la que pretende ocultar que el mayor problema hoy en Catalunya es la crisis social, la realidad del apoyo por parte de los Puigdemont y compañía a Rajoy con su abstención en la moción de censura que presentó Podemos, o el aval a un proceso diseñado para conseguir un resultado conocido a priori, con el objetivo de legitimar una decisión ya tomada, que no contará con la aprobación de la mayoría de la población catalana.

Podemos , siempre ha defendido su compromiso con la celebración de un referéndum democrático, pero este referéndum no puede definirse como democrático. Las declaraciones de Pablo Iglesias son coherentes con lo que Podemos ha sostenido siempre. Pronunciarse libremente a favor o en contra de la independencia es un derecho, pero ésta independencia a mi entender no puede ser el objetivo más inmediato, ya que requiere tanto de una mayor acumulación de fuerzas como de tejer alianzas con los sectores progresistas del estado para crear otra realidad política en España, aceptando también que la independencia puede no ser la única salida posible en el futuro.

Una cosa es el derecho democrático a decidir, y otra es el guiso que el gobierno de la Generalitat está cocinando.

Conmigo que no cuenten.

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