Diari Més

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Cada día laborable, el Diari Més, pone en la calle más de 24.515 ejemplares, distribuidos por el Camp de Tarragona. Y estos ejemplares son leídos por miles de personas, que confían en la información que les trasladamos y en nuestro medio como soporte comercial de referencia. Desde hace tres años, además, hay que sumar los millares de lectores que también apuestan por nuestra edición digital.

De todos y cada uno de nuestros lectores nos sentimos especialmente satisfechos y orgullosos. Desde aquel que es un fiel seguidor que cada día a primera hora de la mañana busca el expositor más próximo para coger su ejemplar, hasta aquel, crítico implacable que nos corrige cuando, a veces pasa aunque lo intentamos evitar, no acabamos de acertarla.

Desde el primer día de nuestra aparición hemos buscado ofrecer un producto informativo digno que, además, es gratuito para el lector. Y de eso pronto hará quince años, así que queda de manifiesto que la confianza de los lectores se mantiene.

Precisamente por el valor que le damos en nuestros lectores y la repercusión que en ellos ven nuestros anunciantes —de eso vivimos—, nos parece necesario expresar de qué manera nos duele que otros medios se dediquen a despreciarlos.

En su edición de papel del pasado domingo, la que en quioscos van a buscar poco más de 2.000 personas en toda la provincia, el Diari de Tarragona elaboraba una extensa información sobre cuáles eran las personas influyentes de la ciudad. Nada que decir, evidentemente. Y todavía menos que el mismo Diari de Tarragona se considere a sí mismo como un elemento de máxima influencia a la sociedad tarraconense.

Pero nos molesta especialmente que, utilizando una supuesta encuesta anónima (desde una vertiente deontológica ya es muy cuestionable que eso sea la base de un artículo periodístico) se diga que nuestros lectores, los del gratuito, son de una capa social poco relevante por su capacidad de influencia. El Diari de Tarragona lo pone entre comillas, es decir, como declaraciones de alguien que, se mantiene en el anonimato para que pueda responder con libertad.

Considerar que se tenga que utilizar el anonimato para poder decir quién manda más en Tarragona no dice muy a favor que la sociedad que se supone que el Diari ha ayudado a modelar. Por lo visto, da miedo poder hablar del poder en la ciudad. Utilizar este anonimato tampoco dice mucho del tipo de periodismo que el nerviosismo por la pérdida de influencia les ha llevado a practicar.

En cualquier caso, desde el Diari Més sólo queríamos dejar claro que la influencia de nuestros lectores no la medimos por clase social, como hace el Diari de Tarragona. Preferimos hacerlo por número de lectores, que cada día son más.

El Diari de Tarragona está en su derecho de despreciar nuestro medio porque es gratuito, aunque pronto tendrá que desacomplejarse y dejar de hacerlo. No en vano, cada mes tienen que recurrir a regalar muchos ejemplares para alcanzar cifras mínimas que le permitan mantener suinfluencia .

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