Los indecisos tienen la palabra

La foto fija que se puede abstraer de las diferentes encuestas publicadas en las últimas semanas es la siguiente: el PSOE ganará las elecciones, mejorando sus 85 diputados a costa del desplome de Podemos; el PP, a la baja, parece que ha llegado a su suelo y Ciudadanos parece subido a un carrusel, ahora subo ahora bajo, marcado por la música de Vox. En todas hay, también, otro elemento común en el que me quiere detener unos segundos: el 40% de españoles que, a menos de tres semanas de las elecciones, aún no han decidido a quién votar.

Así pues, con este porcentaje tan elevado de indecisos parece muy aventurado anunciar con certeza cuál va a ser el resultado que arrojarán las urnas el próximo 28 de abril. Ahora bien, una costa está clara: los indecisos serán el gran objeto de deseo de esta campaña electoral.

Las veleidades ideológicas de Ciudadanos, por la mañana socialista, a la hora de comer liberales y por la noche de derechas, pueden estar en la base de la deslealtad que presenta su electorado. Intentar situarse en el centro conlleva el riesgo de perder votos por los extremos y parece claro que el PSOE, (el PSOE de la unidad de España, no el PSC que anuncia la independencia de Cataluña a 10 años vista), quiere pescar, y puede pescar, en ese caladero.

Pero en el otro extremo Ciudadanos también sufre. Aquellos votantes desengañados con el PP que habían virado hacia playas naranjas, convencidos que Cs también es derecha, escuchan ahora los cantos de sirena de aquellos que se presentan como los enemigos de la «derechita cobarde»: Vox. El escrache de Arrimadas en Waterloo a Puigdemont sería un intento de tapar esta fuga de votos.

Lo que sí está claro es que el próximo gobierno de España no será un gobierno monocolor. Las opciones son tres: el gobierno Frankestein, según lo bautizó en su día el socialista Pérez Rubcalaba, que consiste de socialistas y sus socios de la moción de censura; la suma de socialista y ciudadanos, hoy por hoy imposible por la negativa de las naranjas pero no sería la primera vez que esa negativa se atempera con el paso del tiempo; y el modelo andaluz, Pablo Casado presidente del gobierno, con Ciudadanos, y el apoyo, desde fuera, de VOox. La cosa se anima y ninguna formación debería darlo todo por hecho, el 40% de indecisos que marca el último CIS pesarán mucho en el resultado final.