Estoy enfadado. Este articulo de humor deja de serlo cuando perdemos a alguien cercano, y se da la circunstancia de que las muertes cercanas se van sucediendo una detrás de otra en una primavera que ya he calificado -perdonen- de mierda. El sábado, Coia Ballesté me dijo que estaba muy afectada por la muerte de Xavier Zaragoza. ¡Ostras! Aquel chico discreto de Torredembarra, he pensado. Intercambiamos cuatro palabras en una terracita del Serrallo la noche de los premios de las Petxines. Los que tenemos canas desde hace años necesitamos poco para ver cómo es una persona. Detecté en él una cierta riqueza interior, mientras yo hacía eso tan habitual de enganxar un chiste detrás de otro. Sólo con su media sonrisa detecté que allí, dentro de aquella cabeza, teníamos a alguien que llegaría donde se lo propusiese... de forma silenciosa y con ironia. Para mí, humor es sinónimo de intel·ligència, y él tenia las dos cosas. Xavier tenia una cierta classe y, sobretodo, bonhomia. Coincidís, ¿verdad? ¡Claro! No hacían falta palabras.
El mismo día que Xavier, ha muerto Òscar Mirón, fotógrafo del Segre. Siempre he considerado aquel periódico como un medio de comunicación amigo, tiene mucho que ver dos persones que quiero: el Pep Pon, de publicidad, y el Xavier Ricou, que tanto me ayudó cuando hacíamos periodisme de trinxera. Por eso, también me he puesto en su piel y he pensado que es un horror perder un compañero como Òscar. Mi mujer me dice que ha muerto una professora suya: la periodista Montserrat Minobis. Efectivamente, he vuelto a pensar que estamos en una primavera negra. Hoy no nos reiremos con este articulo. Xavier, Òscar, Montserrat... Hoy lloraremos por vosotros.