Tribuna
La resaca post electoral
Exsenador i exdiputat
Por fin hemos superado las dos convocatorias electorales seguidas que teníamos marcadas en rojo en el calendario. La primera, las elecciones generales del 28 de abril. De estos comicios se salió con el mismo escenario político que nos dejó la moción de censura, esto es, un partido socialista en manos de los independentistas. Antes de proseguir, una breve reflexión alrededor de la tormentosa semana en la que el PP perdió el gobierno: el presidente Mariano Rajoy dejó pasar la oportunidad de ofrecer un último acto de servicio a su partido y estuvo demasiado influido por dos rivales, dos personalidades políticas fortísimas, como María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.
Pero hablaba de las recientes elecciones. Es innegable que si hay un triunfador el 28 de abril éste es, sin duda, el PSOE de Pedro Sánchez. También es innegable el tortazo electoral descomunal del Partido Popular, pero podrían sacarse, de esa noche, otros titulares, como el enésimo pinchazo en las urnas de Ciudadanos, con un sorpasso interruptus en el momento de empezar a contar votos, y la decadencia de PODEMOS, que de querer asaltar los cielos han pasado a ver cómo se paga la hipoteca de Galapagar. El interés, sin duda, está en saber qué les va a ofrecer Pedro Sánchez a los independentistas y, a mí entender, y en referencia a Catalunya, sólo se pueden poner sobre la mesa o bien el indulto, o una reforma constitucional o el referéndum.
¿Y cómo resumir la siguiente cita, la del 26 de mayo? Pues, para empezar, que fue un súper domingo electoral, ¡sin ningún género de dudas! Coincidían las municipales, las europeas y las autonómicas. El tirón de las generales ayudó a la marca PSOE que se impuso claramente en las elecciones europeas pero la aritmética política le complica mantener, o sostener, algunos de los gobiernos del cambio, autonómicos y locales, que en 2015 sirvieron de experimento para la siempre complicada relación entre socialistas y podemitas.
El PP salió del súper domingo menos dañado de lo que algunos pensaban. En mi opinión, porque el giro de la derechización a la moderación funciono y es que el futuro de los populares siempre ha estado en el centro. Los naranjas, Ciudadanos, no lograron, una vez más, arrebatarle al PP la segunda posición y, hasta en algunos casos, como en Catalunya, la base de su ADN, perdieron casi un millón de votos.
En clave independentista, en clave de la feroz competencia existente entre ERC y PDeCAT, los republicanos han salido claros vencedores frente a la fuerte caída de los herederos de la CiU de Jordi Pujol. El PDeCAT ha visto como su marca electoral, el «Junts per…», ha sufrido excepto en aquellos municipios donde sus representantes han apostado por listas electorales independientes, que no independentistas como por ejemplo Roda de Berà.
La apuesta de la lista de Pere Virgili ha barrido toda esperanza de éxito de formaciones como Ciudadanos o ERC que esperaban un excelente resultado. Así mismo, aún en la galaxia post convergente, históricos como Josep Poblet, que se las veía venir mal dadas, aprovecharon para poner punto final a sus largas trayectorias políticas.
Las negociaciones post electorales, tanto en el Congreso de los Diputados como en los ayuntamientos, invitan a pensar que nuestros representantes no tienen encima de la mesa aquellas prioridades que tanto necesitamos que sean atendidas (creación de empleo, reactivación económica, políticas sociales» sino más bien cálculos partidistas que nos sitúan en el hilo de la repetición electoral y que dibujan un escenario preocupante para las autonómicas en Catalunya, que están a la vuelta de la esquina.