Ricomà, por favor, cobrar entrada en los plenos de Tarragona. El sábado hacían el Club de la Comedia y hubieseis triunfado con un taquillaje superior a la recaudación anual del IBI. Quería ir, pero con el Youtube no hacía falta que me pusiese el lazo amarillo y también podía avanzar los discursos pesados. Estaba tomando un café cuando oí a Elisa Vedrina decir que el nuevo alcalde era invertido. Todavía estoy limpiando las paredes de la oficina. No conocía a esta concejala del PP, pero ahora soy fan. He corrido a buscarla en aquella página web del Ajuntament para saber cosas de los concejales. Tranquilos, que en este «Quienes somos» no se cita quien es invertido, porque a los ciudadanos sólo nos interesa que hacen con las «inversiones». En su currículum dice que es Master of Arts en Lingüística Hispànica por la University of Illinois. No diré nada sobre el PP y los màsters, ya he dicho que soy fan.
El sábado, el Salón de Plenos me recordaba algo. Creía que era una película de Lola Flores sobre Cristóbal Colón. Pero no, al final he caído: es el Tribunal Supremo. Ahora que lo pienso, creo que Marchena tendría que haber contratado a Vedrina para interrogar. Nos hubiésemos reído aún más que con el fiscal Zaragoza.
Enhorabuena, María Elisa. Por cierto, si algún día un socialista le da por cachondearse de este lapsus linguae lo tienes fácil: le puedes recordar que Zapatero dijo que había hecho un acuerdo con Rusia «para follar». Ochenta años sin un alcalde republicano y creo que desde el trío liberal (1820-1823) no teníamos un alcalde invertido. ¿Qué? ¿Qué se llama Trienio Liberal? «Entiendo que hay muchas personas que leen este articulo que jamás se han equivocado».