Ayer por la noche Nueva York vivió un apagón que afectó a gran parte de Manhattan. No sería mucha noticia para nosotros, más que nada porque los yanquis están a nueve mil kilómetros de Riudoms. Pero sí he visto ciertas confluencias astrales. Primero: la curiosidad de que el corte de luz se produjese exactamente el mismo día que otro igual que ocurrió en 1977. Entonces se registró un hecho similar que llevó a que la ciudad tuviese problemas de seguridad, a saqueos y -atención- a efectos electorales. ¡Osti! Eso me ha hecho levantar la ceja.
He empezado a pensar en este elemento que ha pasado inadvertido en los libros de historia: Cambiaron de alcalde por culpa de la luz. La cosa es que aquello fue considerado una negligencia «civil» con responsabilidades municipales. «Moisés, ¿Por qué nos metes este rollo político de buena mañana?». Tranquilos, tranquilos, ahora lo veréis.
Pues he pensado que, aunque estamos lejos de Nueva York, nos está pasando más o menos lo mismo aquí. Mirad, nosotros estamos sufriendo un apagón político en este país, y en «el otro», y resulta que también sufrimos un corte de derechos en 1978. ¿Veis como ya vamos hilando la cosa? En la Gran Manzana se produjeron saqueos aprovechando la oscuridad y aquí, en los años setenta, también se produjeron situaciones oscuras. Y no me refiero al éxito de Antonio Machín. La cuestión es que he tenido una idea para recuperar al Pep Fèlix al frente de la ciudad. Bonet y la Bego, vestidos con ceñidos monos negros, entrarían de noche en las instalaciones de Endesa y provocarían un apagón. La idea es que, en las próximas elecciones, el electorado castigase a Pau Newman. Pero no diríais nunca a quien se encontraron dentro con unos alicantes cortando los cables… a la Laia y la Carla con pasamontañas y leggins.