Ya sabéis que suspendí Ciencias Políticas dos veces, en la URV. Por eso, intento aprender viendo muchas horas del Canal Parlamento y charlando con amigos políticos. A uno de ellos, socialista, le pregunto que si tuvimos de ministros al Zoido, al Maxim «showman» y un astronauta, ¿Por qué no podemos tener a Pablo Iglesias? Me contesta como si fuese el Etna en erupción: «¡Hombre! ¿Eso del chalet lo ves normal?». Bien, amigos, si tenemos que rechazar a un político porque se ha comprado un chalet, acabaría de presidente del Gobierno la cabra de la Legión.
Como en todo lo que nos está pasando en la vida, se ha de escoger entre dos bandos. Antes eran cosas más banales, como si eras de los Beatles o de los Stones, si de playa o montaña, si calzoncillos bóxer o estilo «leymordaza», pero ahora te jugas que no haya jubilación. Has de decidir si creer al PSOE o las de Unidas Podemos, los de ERC o el PDeCAT. Menos mal que dicen los que entienden de política que ya se ha acabado el bipartidismo. ¡Uf, qué tranquilo me quedo!
Ayer leí que Miquel «Dáncing Queen» dice que la culpa del desastre es del coletas, porque no está claro que realmente quisiese estar en el Gobierno. En las tertulias dicen que Pedro Sánchez ha actuado como si realmente no quisiese pactar con UP. O sea, para aclararme, ¿Ninguno de los dos querían estar juntos? Entonces, ¿Por qué lo han hecho? Estoy llorando en un banco del parque. No, no tengo perro, me he sacado a pasear a mí mismo. Entonces, si Sánchez no quiere pactar con «Podemas», lo que debe querer es decir que no es culpa suya y convencer a Malú para que entre en el gobierno. ¡No sé nada! ¿Qué? Ah, ¿que en qué bando estoy? Hombre, está claro, en el de los Beatles.