Siempre me hizo gracia ser escritor. No era por la cultura y tal, más bien para ligar en las fiestas de la parte alta de la Diagonal. Por cierto, ahora que caigo, ¿En Tarragona, cuál sería el barrio equivalente al Pedralbes barcelonés? El barrio de la Esperanza ya lo tiraron abajo… Sant Salvador tampoco me lo parece… ah! Ya sé. El Camí de la Cuixa, recuerdo que allí entrevisté al abuelo Nadal. Sí, sí, parece Sunset Bulevard, pero sin turistas… excepto cuando organiza paellas el Paco. Pues quería ser escritor y pensaba que pasaría años rascando con la patita la puerta de una editorial o intentando ganar un concurso de relatos de esos que te premian con un boli Bic. Pensaba que si no festejaba con la Carmen Balcells, no lo conseguiría. Pero me llamó un tal Raul Mir, de la editorial Belaqva: «He visto un reportaje tuyo en Play Boy. ¿Me podrías escribir un libro?» Hala!, ya está. A veces vas a la Flash Back en taxi a ligar y resulta que acabas casándote con el taxista. Os hablo de este tema por dos motivos: uno es que el sábado hizo 15 años que salió de la imprenta mi primer libro. Se titulaba «El CSI Español». No lo compréis porque, como la estructura de hormigón del Miracle, no era una gran obra. El segundo motivo es que resulta que ahora me escriben para decirme que una editorial de China se ha interesado por un libro mío, que titularán避免交通事故的百种方法. Entonces he recordado que esta gente ha comprado el equipo del Espanyol, ha fabricado la tele de casa, el teclado donde escribo esto y la silla donde me siento. Acaba de llegar mi mujer del Mercadona, voy a mirar donde lleva la etiqueta de «Made in China».