Soy gafe. Las empresas para las que he trabajado han acabado en quiebra, el descuento acabo ayer y la moto no arranca cuando he quedado con alguien. Sí, sí, yo soy de los que viajan a Inglaterra para ver un concierto y cuando llega a Nottingham se encuentra el cartel de «canceller». Si hay un imbécil borracho manchando a la gente con una cerveza en la mano o alguien ha aparcado en doble fila, siempre estoy a su lado. Allí donde voy, aparece un niño llorando con unos pulmones como los de la Caballé. Cada vez que me encuentro con alguien de mi edad y hablan de la jubilación dice aquello de «¡Uyyy! No sé si nos llegará a nosotros eso». No me extrañaría que una semana antes de cumplir los 65 salga por la tele el Arias Navarro diciendo: «Españoles, la jubilación ha muerto». Si voto socialista, acaba mandando Esquerra; si votro Esquerra, acaba mandando la derecha; i si no voto... acaba mandando la derecha.
Hacía años que miraba por la tele la Diada. Siempre me había hecho gracia ir, era gratis, pero no llegaba a tener suficiente emoción como para animarme. El año pasado fue mi primera mani pro-referéndum «chispas». Me lo pasé teta paseando por la Diagonal y viendo gente conocida con lacitos amarillos. Ahora resulta que, por eso que explicaba antes sobre el voto, las guerras partidistas, que si el Ayuntamiento de Barcelona, que si la Diputación… algunos políticos ya dicen que no irán. Parece que la ANC no son sólo unas siglas, también tienen aparato reproductor, y lo puedo demostrar porque se les ha hinchado. Así que no me extrañaría que suspendiesen la Diada este año, como la República que voté el 1-O. ¿Veis como soy gafe?