He oído a Pau Newman decir por Catalunya Ràdio que se ha encontrado el Ayuntamiento desordenado. ¡Caray! He estado alguna vez en el ex despacho del Bonet y en el gabinete de prensa y no me lo parecía. Estaba bien barrido, las sillas en su sitio… Quizás sí que la gente iba un poco de culo y con prisas. Debían tener mucho trabajo. Claro, Tarragona es una ciudad enoooorme y muy complicada. Si quieren ver desorden, que vengan a mi oficina. Os la describiría con detalle, pero no quiero que tengáis pesadillas y, seamos sinceros, ya sé que os importa un pimiento.
Hombre, iba a escribir que operaban del corazón al rey Juan Carlos el próximo sábado, pero no me pareció un tema para hacer broma. Pero que cinco minutos después la Guardia Civil interviniese una pata de elefante en Reus sí que era ya de traca. No se si, como yo, no habéis hecho la ESO y he de aclararos que relacionéis las dos noticias. También quería hablar de que los americanos avisan a sus turistas de que vayan con mucho cuidado con la delincuencia cuando vengan a Barcelona. Porque, claro, en Miami y Nueva York nunca pasa nada. Por cierto, que en el hotel de esta última ciudad me dijeron que a partir de las cinco ni me acercara a Central Park. Debían estar de broma. A lo que íbamos: mi oficina. Pues la compré de segunda mano. De hecho, todo lo que tengo lo he comprado de segunda mano, es algo típico de los periodistas de provincias. Alquilé una oficina con muebles. Era de un gestor que se ve que prefería jugar a la butifarra en el bar de la facultad en vez de aprender alguna cosa sobre la administración del dinero. Yo creo que todo ese desorden en las cuentas se ha contagiado a los muebles y ahora todo lo que hago me sale mal.