No veréis ningún nombre en este artículo, he quedado para comer con el Carot y no me va bien ir a Mas Enric. Así que entenderéis perfectamente lo que quiero decir sin necesidad de ponerme en peligro. ¿No lo hizo «gazpacho» en el Supremo? He visto en El País -ejemplo del periodismo nacional- un titular que me ha puesto los pelos de punta: anunciaba la muerte del campechano, el padre del «preparado». ¡Osti tú, qué susto! El que «moría» era él, pero toda su vida me pasó a mi por la cabeza. No sé si el día que muera yo, la película de mi vida se proyectará en aquel palacio que tiene nombre de plato del Serrallo. Del enemigo de Dumbo recuerdo su infancia en Roma, sus travesuras cuando iba a cazar (¡Nada!, juegos de niños), Mallorca, el Bribón, el velero Bribón, el Ave a la Meca y la «freudin». Me ha venido a la memoria su imagen envuelta de gente enfervorecida en el polígono San Benito de Jerez en 1971. Lo conocí el mismo año que a «Paquito coge su fusil». «¡Que mañana vienen los príncipes!», no se oía otra cosa. Yo, que era pequeño, pensaba que llegaría una furgoneta de la marca Beckelar. Después vi que de galletas nada, pero venía una pareja muy «cookie».
Acabo con dos anécdotas. Hace unos años que soy republicano, pero he tenido que escribir a la casa re… cientemente (uyyyy!) y me han contestado con un error en la dirección. En vez de poner Moisés Peñalver, Baró de les IV Torres, pusieron Barón de Peñalver. Un error, sí, pero… ¡Qué buen criterio! La otra anécdota -es un secreto- es que pedí a El País escribir opinión y me rechazaron. Es un medio demasiado riguroso y ejemplo del periodismo que no acepta gentuza como yo.